Una carrera destemplada
El ahora qatar¨ª Shaheen gana con facilidad los 3.000 metros obst¨¢culos y los espa?oles no exhiben sus virtudes en el momento clave
Y el qatar¨ª Shaheen, antes Cherono como keniano, ni sac¨® el yoy¨®. Y qu¨¦ diluvio.
Para empezar, la m¨²sica.
Atenas, la organizaci¨®n del atletismo en los Juegos Ol¨ªmpicos, la competici¨®n de las noches calurosas, del ambiente mediterr¨¢neo, descubri¨® el valor entusiasta del sirtaki soltado a todo volumen por los altavoces del estadio un par de minutos antes del comienzo de la competici¨®n. Hasta los atletas se contagiaban y corr¨ªan, saltaban, lanzaban con ritmo, con alegr¨ªa, felices de competir. Pero en la b¨¢ltica Helsinki, la de los chaparrones repentinos, la de los vendavales continuos, la de los aficionados m¨¢s sabios y entendidos, la que se vuelve loca con los lechosos gigantes forzudos enviando una lanza hacia delante, la m¨²sica que, pretendidamente, debe calentar el ambiente, o por eso se supone que suena por los altavoces. m¨¢s se parece a una polca que a otra cosa. Y a ver qui¨¦n se calienta con una polca. No los competidores del 3.000 obst¨¢culos, eso seguro.
"Nos calentamos, se puso a diluviar y nos hemos enfriado", lamento de Berlanas
Los competidores del 3.000 obst¨¢culos, la quincena de atletas, estaban m¨¢s bien fr¨ªos porque su prueba se hab¨ªa retrasado casi una hora y media. Lo contaba Luismi Berlanas, que echaba de menos en sus m¨²sculos los ¨²ltimos toques de su fiel Bodoque -se ha quedado masajeando en Madrid-, que estuvo a punto a ¨²ltima hora, en un toque de nostalgia, de vendarse los tobillos como se los vendaba Bodoque. "Hemos llegado, nos hemos calentado y se ha puesto a diluviar", explic¨® Berlanas, "y nos hemos mojado, nos hemos parado, nos hemos refugiado y nos hemos enfriado". Y as¨ª, hora y media parados, cuando salieron por el t¨²nel, lo hicieron entumecidos, tensos, sin la debida soltura.
"Salimos perfectos para darles el susto", dijo el valiente Blanco; "por una vez los ten¨ªamos ah¨ª, fr¨ªos, despistados, perdidos".
Lo dijo Blanco, que se hizo el valiente y encabez¨® el pelot¨®n, un grupo sim¨¦trico por lo que a los espa?oles se refiere, durante los primeros 1.000 metros. Tampoco se desfond¨® el gerundense. El ritmo era lento (2m 52s el primer 1.000), pero a nadie le importaba. No les importaba ni a Kemboi ni a Shaheen, los duelistas principales, que dejaron hacer a placer. No parec¨ªa importarles mucho m¨¢s ni a Berlanas, en el medio del grupo, esperando el momento del aceler¨®n, ni a Penti, agazapado como el cazador astuto en la ¨²ltima posici¨®n, para dar el susto al final con su imponente ¨²ltima vuelta. As¨ª daban vueltas los 12.
Y la gente esperando el yoy¨® de Shaheen o Cherono.
Entre los kenianos-kenianos, o sea, Kemboi, campe¨®n ol¨ªmpico en Atenas en ausencia de Shaheen, y los kenianos qatar¨ªes, o sea Shaheen el r¨¦cordman del mundo, el hombre de 22 a?os que lleva tres imbatido al m¨¢s alto nivel, hay una pelea de orgullo. En la hist¨®rica final de Par¨ªs, se resolvi¨® a favor de Shaheen, que volvi¨® locos a todos sus rivales por la facilidad con la que interpretaba la t¨¢ctica del yoy¨®: ahora acelero y me voy delante y los pongo a todos en fila, ahora me paro y dejo que se me echen todos encima, y as¨ª toda la noche. Y se esperaba que anoche fuera ¨¦l mismo. Pero, una de dos, o Shaheen ten¨ªa la noche indolente o estaba tan seguro de su superioridad que ni siquiera se molest¨® en sacar las manos del bolsillo. Le bastaba con asustar a todos saltando la desbordada r¨ªa sin tocar la valla y con esperar un poco.
En vez de yoy¨®, lleg¨® un aceler¨®n marroqu¨ª. Bulami, el r¨¦cordman mundial hasta que Shaheen le desposey¨® y hasta que una sanci¨®n por EPO le par¨® un par de a?os, decidi¨® avivar el ritmo en el segundo 1.000. Se aclararon las posiciones. Berlanas, que hab¨ªa tenido un par de roces con Kemboi, march¨® m¨¢s tranquilo; Blanco se refugi¨® en sus cuarteles de invierno y Penti segu¨ªa agazapado.
Y tan agazapado segu¨ªa Penti que, cuando Shaheen, como quien lava, decidi¨® soltar un poco los m¨²sculos, a falta de 600 metros, estaba tan lejos que ni siquiera su m¨ªtico ¨²ltimo 400 le permiti¨® acabar m¨¢s adelante del sexto. Blanco, que pensaba que aquella ser¨ªa su noche, que la medalla le pod¨ªa llegar de la misma manera que Eliseo Mart¨ªn fue capaz de lograrla en Par¨ªs quedando tercero tras los mismos Shaheen y Kemboi, se encontr¨® con que sus primeros 1.000 delante de todos le hab¨ªan dejado sin reservas. Y Berlanas, el mejor colocado, el mejor preparado para el zarpazo, se encontr¨® a falta de 300 metros con el pie cambiado ante una valla que se le ech¨® encima, tan encima que pens¨® que en vez de 91,4 cent¨ªmetros med¨ªa 1,50 metros y la salt¨® tan alto que cay¨® al otro lado plano, clavado. Y all¨ª se qued¨®. Y as¨ª los tres espa?oles privaron a la concurrencia de su habitual desfogue en la ¨²ltima vuelta, de su lucha ag¨®nica, tan cerca, tan lejos, de los ¨¢giles africanos. Fue un final silencioso, fr¨ªo, destemplado.
Gan¨® Shaheen y dijo que se hab¨ªa aburrido, que todo hab¨ªa sido muy f¨¢cil. C¨®mo no se va a aburrir si ni siquiera sac¨® el yoy¨®.
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