Salto a la esperanza
Concha Montaner, finalista en longitud a la primera con 6,65 metros
Por debajo de la singularidad que les permite proezas que no est¨¢n al alcance de las personas comunes, los atletas funcionan con delicados mecanismos f¨ªsicos y psicol¨®gicos. Se mueven en la fin¨ªsima l¨ªnea que separa la excelencia de la decepci¨®n. Su organismo est¨¢ tan exprimido que es pasto de lesiones y enfermedades. Un resfriado puede tumbar el sue?o de un atleta en los Juegos Ol¨ªmpicos o en los Campeonatos del Mundo. Un problema psicol¨®gico resulta igual de devastador. Necesitan un entorno favorable para explotar todas sus cualidades. Concha Montaner ha encontrado por fin el estado ideal para ofrecer todo el potencial que demostr¨® de j¨²nior, cuando se proclam¨® campeona mundial. Era una saltadora prodigiosa, con el equipaje perfecto para convertirse en una estrella. Alta, el¨¦ctrica, r¨¢pida, con un sentido natural para los saltos, Montaner parec¨ªa destinada a superar alg¨²n d¨ªa la barrera de los siete metros, frontera que separa a las grandes de la longitud de las muy buenas. En Helsinki, despu¨¦s de cinco a?os mediocres, mostr¨® el repertorio perdido. Se clasific¨® para la final en el primer salto (6,65 metros) y sinti¨® que es capaz de disputar la prueba a las mejores del mundo.
Montaner tiene la tercera mejor marca mundial del a?o (6,92 metros), pero eso no dice mucho. Un gran salto no garantiza nada en unos grandes campeonatos. Un t¨¦cnico de la federaci¨®n comentaba: "Hoy es un d¨ªa muy importante para ella. Ha recuperado las marcas. Ahora queda por saber si ha recuperado la capacidad para competir". Por lo visto, Montaner lo ha conseguido. En la carrera, en la seguridad que demostr¨®, en la batida, en el vuelo, se vio que no es la atleta rasante de los ¨²ltimos a?os. Poco import¨® que dejara demasiado atr¨¢s el pie en la ca¨ªda, lo que recort¨® la marca. Por una vez, pod¨ªa permitirse un peque?o error. Es lo que sucede cuando los atletas est¨¢n en su apogeo: los errores son molestos, pero no destructivos.
El cambio es reciente. Despu¨¦s de seis a?os con Rafael Blanquer, Montaner se entrena ahora en Valencia con Jos¨¦ Peir¨®. Sus tres ¨²ltimas temporadas no hab¨ªan sido buenas. Se encontraba desanimada y sus relaciones con Blanquer se hab¨ªan deteriorado demasiado. Crey¨® que el entorno no le favorec¨ªa y cambi¨® de t¨¦cnico, no sin que se hayan escuchado algunos reproches al antiguo. Dirigida por Peir¨® y supervisada por Juan Carlos ?lvarez, el entrenador que dirige en Madrid a Joan Lino Mart¨ªnez, la valenciana ha respondido perfectamente esta temporada. De nuevo, asoma la saltadora que sue?a con los siete metros.
Pero la reconstrucci¨®n no ser¨¢ completa hasta la final. Montaner no ha destacado todav¨ªa por su consistencia en las grandes competiciones. Ha sido atleta de picos y profundos valles. Quienes la conocen creen que ahora se dan todas las circunstancias para pensar en algo grande. "Ha recuperado la alegr¨ªa. Parece feliz", comentan en su entorno, donde saben que habr¨¢ que armarse de paciencia.
A ella le gusta hablar por los codos en las horas previas a las grandes competiciones. "M¨¢s cotilleos, quiero m¨¢s cotilleos", les dice a Ruth Beitia y Marta Mend¨ªa, las dos saltadoras de altura del equipo espa?ol. A su alrededor lo toman como un s¨ªntoma de su excelente forma. Est¨¢ animada, ha recuperado las marcas, ha pasado a la final en su primer salto y s¨®lo le falta el ¨²ltimo pelda?o: confirmar en el momento crucial todas las condiciones que hicieron de ella la gran esperanza de la longitud en Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.