Mosaicos romanos y cocina de autor

El env¨¦s del ultramoderno Urban, inaugurado este a?o en Madrid, es el cl¨¢sico Villa Real de la plaza de las Cortes. Tanto monta, monta tanto, a efectos de su consideraci¨®n entre los hoteles de la cadena Derby, propiedad del empresario y egipt¨®logo barcelon¨¦s Jordi Clos. Si el primero marca tendencia en arquitectura y dise?o, el segundo gusta m¨¢s a los irreductibles de la corbata y el terno ingl¨¦s, por muy asfixiantes que sean las temperaturas del verano mesetario. Ambos son depositarios de un valioso patrimonio arqueol¨®gico y art¨ªstico reunido por su propietario durante una vida de exploraciones cient¨ªficas y tratos comerciales por el Mediterr¨¢neo.

Pese a la propuesta empalagosa e indisimuladamente caduca de la edificaci¨®n, firmada por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Mariano Martitegui bajo el influjo de un clasicismo franc¨¦s decimon¨®nico, los salones y vest¨ªbulos del hotel Villa Real merecen un coup d'oeil en el tri¨¢ngulo muse¨ªstico que forman el Prado, el Reina Sof¨ªa y el Thyssen-Bornemisza. Algunos de sus tesoros pueden compararse con piezas de las colecciones de los museos vecinos: mosaicos y estatuas romanos de los siglos I al IV despu¨¦s de Cristo del norte de ?frica; vasos apulios de los siglos III y IV despu¨¦s de Cristo; tapices franceses de seda, kilims turcos y muebles de ra¨ªz de caoba originales de los siglos XVIII y XIX...

Las habitaciones, igual. Disimulan su peque?ez con alguna pieza de colecci¨®n y unas vistas con la plaza de Neptuno y el paseo del Prado al fondo. Pronto ser¨¢n redecoradas seg¨²n el arquetipo probado en las d¨²plex 514 y 517 o en las suites con terraza. A ver qui¨¦n pega el ojo frente a dos tallas romanas del siglo III, un buda birmano del XVII y una celos¨ªa india del XVIII en la 514...

Como no pod¨ªa ser menos en un cinco estrellas vecino del Ritz y del Palace, el servicio tutelado por F¨¦lix Garc¨ªa se aplica en reconocer a cada hu¨¦sped por su nombre y apellidos. Un portero de librea y guantes blancos simboliza ese regusto de los grandes hoteles de la belle ¨¦poque europea, hoy casi olvidado.

La modernidad sit¨²a el lujo en las bodegas del arte. Es el territorio informal del c¨®ctel-piano-bar East 47, especializado en tapas de lujo -las mejores de Madrid, o casi- y decorado con serigraf¨ªas de Andy Warhol -las famosas dedicadas a Marilyn-. O la cocina m¨¢s formal del restaurante Europa -agobiante, es verdad, por su bajo techo-, a cargo de un consagrado Joaqu¨ªn de Felipe, que dirige tambi¨¦n los fogones del Europa D¨¦co, en el vecino hotel Urban.