Una naci¨®n para Blas Infante
Al hilo del 69 aniversario del fusilamiento del Padre de la Patria, la reflexi¨®n sobre el concepto de naci¨®n est¨¢ m¨¢s presente que nunca en la pol¨ªtica andaluza. Desde el andalucismo hist¨®rico se dej¨® claro el concepto en 1919, de manera que el denominado Manifiesto de la Nacionalidad, ya vino desde C¨®rdoba a concretar el t¨¦rmino convocando a los andaluces a una estrategia de esfuerzo com¨²n en pro de la dignidad y la capacidad necesarias para recuperar un protagonismo, que Andaluc¨ªa se merec¨ªa a tenor de su peculiar personalidad.
Desde aquel a?o, y s¨®lo a trav¨¦s de los diferentes anteproyectos estatutarios, la definici¨®n de Andaluc¨ªa no fue nunca objeto de controversia pol¨ªtica. M¨¢s bien, podemos decir que las arbitrarias divisiones sectoriales que hizo con esta tierra el r¨¦gimen franquista, parecieron estar encaminadas, como m¨¢s tarde se confirmar¨ªa, a unir a las ocho provincias antes con Madrid que, solidariamente, entre s¨ª mismas. Era peligroso para el centralismo uniforme esa toma de conciencia de las propias posibilidades de los andaluces, as¨ª como la puesta en valor de nuestra identidad y val¨ªa colectiva como pueblo.
Fue durante la gestaci¨®n del Estatuto de Carmona cuando el concepto tom¨® de nuevo cuerpo impulsado por los nacionalistas del PSA. Para entonces, PSOE y UCD no dudaron en pactar una f¨®rmula donde fraudulentamente quisieron contentar a unos y otros: nacionalidad hist¨®rica. Una denominaci¨®n donde la contundencia de la palabra es, como ha dicho por el profesor Acosta S¨¢nchez, vergonzantemente sustituida y explicitada de esa otra manera. A¨²n as¨ª, con el apuntado proceder, los hechos significaron la dimisi¨®n de alg¨²n representante comunista en aquellas reuniones del Parador Nacional.
Tras ese aparente privilegio, y a¨²n lejos de la concreci¨®n recogida en los articulados de las nacionalidades hist¨®ricas, con posterioridad, otras comunidades que no solventaron los obst¨¢culos del cacareado art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n -Valencia, Arag¨®n o Canarias-, aprovechando la reforma de sus Leyes Org¨¢nicas, han introducido id¨¦ntico concepto al nuestro. Con objetividad, Andaluc¨ªa se ha devaluado en el contexto y la din¨¢mica de los diferentes subsistemas auton¨®micos del Estado. El singular hito de nuestro proceso a la autonom¨ªa ha sido sustituido ahora por la m¨¢s vigilante y centr¨ªpetas de las voluntades como gusta afirmar al presidente Chaves.
As¨ª las cosas, desde que el PSA presentara en diciembre de 2003 como formaci¨®n pionera su propuesta de reforma estatutaria, siempre hemos defendido el denominar naci¨®n a esta comunidad. Entre otras cosas porque, por m¨¦rito propios, Andaluc¨ªa debe estar m¨¢s cerca pol¨ªticamente de aquellas comunidades que plebiscitaron en su d¨ªa sus articulados en la II Rep¨²blica dado que el golpe del 18 de julio cercen¨® aquel proceso que cost¨® la vida al propio Infante; y porque, adem¨¢s, nuestra tierra debe jugar un papel de primer orden en la construcci¨®n cooperativa de este Estado. Y si alguien apunta que no existe movilizaci¨®n social por esa idea, que se nos explique a los hombres y mujeres de este partido nacionalista y de izquierda qu¨¦ debate ciudadano existe en las calles sobre cualquier aspecto de una reforma, para la que tambi¨¦n reclamamos en su d¨ªa un profundo debate ciudadano que ha sido sustituido por limitadas comparencias parlamentarias.
Por todo ello, nuestra comunidad y los objetivos que su autonom¨ªa pretende, no son una mera descentralizaci¨®n administrativa concedida por gracia de cualquier gobierno central de turno. Nuestra identidad solicita participar en el destino de Espa?a en pie de igualdad a otras regiones, y no, precisamente, sometiendo la din¨¢mica de sus intereses sociales y actividades pol¨ªticas a la marcha del tripartito catal¨¢n.
Recordar a Blas Infante debe de ser algo m¨¢s que celebrar necrol¨®gicamente el ritual de su in¨²til muerte. Por eso confiamos tambi¨¦n en que el personaje entre por m¨¦ritos propios en el futuro Estatuto y no por la puerta trasera de un pre¨¢mbulo como pas¨® en 1983. Conmemorarlo significa comprometernos m¨¢s y mejor por una tierra que, junto a un solo nombre, merece ese intenso calificativo citado por su singular identidad. Esa por la que d¨ªa a d¨ªa nos esforzamos los nacionalistas c¨ªvicos y de izquierda del PSA.
Pedro Pacheco es primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Jerez y coordinador del PSA.
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