Gatos, gatos, gatos...
No hay que ser muy sagaz para deducir que el tema de esta foto son los gatos. No hay vuelta de hoja. Los hay de distintos tama?os y colores; curiosos y desganados; de pelaje incierto y de pose aristocr¨¢tica; e incluso hay un par que parecen haber nacido con vocaci¨®n de estatua, hier¨¢ticos en el sector de butaca que les corresponde. La butaca, por cierto, es de las que han sobrevivido a mil mudanzas para acabar en su ¨²ltimo viaje -sucia y ra¨ªda, rebosante de pelos y meadas-, como dep¨®sito gatuno. Al fondo, tras a puerta, la atenta mirada de una mujer en la sombra revela, sin embargo, que estos gatos no est¨¢n solos. Es curioso, pero en cada pueblo, en cada aldea, en cada barrio, suele haber una mujer como ¨¦sta, una mujer que empieza combatiendo la soledad con la compa?¨ªa de un gato viejo, cojo y medio ciego y que acaba apadrinando a todos los gatos de la vecindad para alimentarlos con lo poco que tiene. Algo as¨ª como la rama local de Gatos sin Fronteras.
M¨¢s de uno sue?a con ser un orondo gato de 'casa bona', o emular a Garfield y convertirse en estrella de dibujos animados
Es evidente que tras esta foto se oculta una imagen de soledad, como la que cantaba el gran fil¨®sofo Roberto Carlos en El gato que est¨¢ triste y azul, aquella canci¨®n que hablaba de un gato que "nunca olvida que fuiste m¨ªa", de un gato que "est¨¢ en la oscuridad y sabe que en mi alma una l¨¢grima hay". Hay que admitir, sin embargo, que los gatos de la foto parecen m¨¢s pendientes de su raci¨®n de comida que de vaporosos recuerdos rom¨¢nticos, pero ah¨ª est¨¢ la canci¨®n para evocar veranos lejanos. Y de canci¨®n a canci¨®n y tiro porque me toca. ?Qu¨¦ tendr¨¢n los gatos que salen en tantas canciones? ?Recuerdan The Year of the Cat, compuesta por Al Stewart en 1975? Dec¨ªan que se inspir¨® en Casablanca y que lo del a?o del gato era por el hor¨®scopo chino, pero seguro que m¨¢s de un gato callejero se hinch¨® de orgullo al escuchar aquella melod¨ªa.
Si pudi¨¦ramos leer el pensamiento de los gatos de la foto, seguro que encontrar¨ªamos a m¨¢s de uno que sue?a con ser orondo gato de casa bona, o con emular a Garfield y convertirse en estrella de dibujos animados. Pero como no podemos entrar en sus mentes, recordaremos otra canci¨®n, ¨¦sta del malogrado Antonio Flores: Siete vidas. En ella hablaba de las famosas siete vidas de los gatos y proclamaba: "Seis vidas ya he quemado y la ¨²ltima la quiero vivir a tu lado". Por desgracia, muri¨® poco despu¨¦s.
M¨¢s canciones gatunas. Cantaba Ovidi Montllor: "Quan estime, amague les urpes, com els gats", y Maria del Mar Bonet hablaba de que "els gats faran l'amor sota el meu llit...". Por lo visto, los gatos inspiran, aunque la verdad es que los de la foto no tienen aspecto de musa de poeta. El suyo es m¨¢s bien un escenario callejero, como el que evocaba Serrat cuando homenaje¨® al poeta Salvat Papasseit: "Per a ell miolaven els gats a la lluna".
Todo este viaje alrededor de los gatos y de las canciones ten¨ªa que acabar, c¨®mo no, con una referencia a un humano que se convirti¨® en rey indiscutible de los gatos, Gato P¨¦rez, el cantante que muri¨® demasiado pronto. Fue ¨¦l quien cantaba "todos los gatos son pardos"; fue ¨¦l quien, con sus maneras de gato, fue saltando de barrio en barrio hasta dibujar en sus canciones el perfil de la Barcelona de ahora mismo, llena de mestizaje, de encanto y de rincones secretos.
No creo que los gatos sepan apreciar la buena m¨²sica, pero en el hipot¨¦tico caso de que as¨ª fuera, no estar¨ªa de m¨¢s regalar a los de la butaca una banda sonora en la que se alternar¨ªan todas las canciones mencionadas y algunos aullidos lastimeros, de esos que emiten los gatos cuando, encaramados a lo alto de una tapia, se quedan hipnotizados mientras miran una luna que nunca alcanzar¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.