El tren que huele a muerte
Miles de emigrantes centroamericanos sufren asaltos y accidentes que los dejan inv¨¢lidos tratando de llegar a EE UU en trenes mexicanos. Algunos pierden la vida en el intento
Era su ¨²ltimo intento. En dos ocasiones hab¨ªa emigrado ilegalmente a Estados Unidos, y en ambas hab¨ªa sido detenido y deportado. Estaba decidido a tirar la toalla si fracasaba de nuevo. Hace diez d¨ªas, No¨¦ Isa¨ªas, de 27 a?os, hondure?o, subi¨® al tren de carga de la compa?¨ªa Chiapas-Mayab, filial de un consorcio estadounidense, en la localidad mexicana de Ciudad Hidalgo, junto a la frontera con Guatemala. Quer¨ªa llegar a Canad¨¢, donde tiene algunos amigos. El sue?o se desvaneci¨® bruscamente cuando una pandilla de asaltantes con pistolas y cuchillos abord¨® el tren con las peores intenciones.
"?Dime d¨®nde tienes el dinero!, gritaba uno de ellos. Yo le hab¨ªa dado todo lo que llevaba, pero quer¨ªa m¨¢s. Me apunt¨® a la cabeza y dispar¨®. Estaba en lo alto de un vag¨®n, ca¨ª a la v¨ªa, el tren me arrastr¨® y me quit¨® la pierna", recuerda No¨¦. Los asesinos eran mareros (pandilleros) de Honduras o Guatemala, no los distingui¨® bien. Los hab¨ªa visto merodeando en la estaci¨®n de Ciudad Hidalgo. "Se acercaron para preguntarme de qu¨¦ mara era. Les dije que de ninguna. Andaban unos chavos (muchachos) conmigo y debieron pensar que yo era un coyote (gu¨ªa de emigrantes ilegales) y que llevaba mucho dinero". Probablemente, los asaltantes eran de la Mara Salvatrucha MS-13, o de la M-18, las dos pandillas que m¨¢s adeptos tienen en Centroam¨¦rica.
"Me agarr¨¦ al tren, pero no pude aguantar y me pas¨® por encima", relata ?scar, de 20 a?os
El c¨®nsul hondure?o asegura que nadie se inmuta ya ante los mutilados del ferrocarril
No¨¦ tiene la bala alojada junto al ojo derecho, del que ha perdido la visi¨®n. Tiene que pasar por el quir¨®fano, pero en el hospital de la ciudad mexicana de Tapachula no hay camas disponibles y, adem¨¢s, no tiene los 15.000 pesos (unos 1.130 euros) que cuesta la operaci¨®n. Su esposa y su hija no saben nada. De momento, espera en la Casa del Buen Pastor, un centro de atenci¨®n al mutilado que sobrevive por la voluntad f¨¦rrea de Olga S¨¢nchez, que recibi¨® el Premio Nacional de Derechos Humanos 2004 de manos del presidente Vicente Fox.
El panorama en este albergue es desolador. La mayor¨ªa de los pacientes son j¨®venes, muchachos casi, sin brazos, sin piernas, con heridas de bala, de cuchillo o, los m¨¢s afortunados, con magulladuras en todo el cuerpo.
Un vetusto tren de carga que transporta gas, cemento, semillas y ma¨ªz desde la frontera con Guatemala hasta Veracruz es la esperanza a la que se aferran muchos emigrantes centroamericanos para salir de la pobreza. Encaramarse a los vagones les sale gratis, pero conlleva muchos riesgos. Los que consiguen llegar a Oaxaca cambian de tren, porque la polic¨ªa revisa el que llega de Chiapas. "Es muy peligroso. Y m¨¢s con tantos mareros que andan sueltos. A la gente que sigue tomando el tren le digo que tenga cuidado, porque est¨¢ duro", dice No¨¦.
Por los pasillos de la Casa del Buen Pastor un joven se desplaza con una sola pierna, sin muletas, dando saltitos. Se llama ?scar Franco, de 20 a?os, guatemalteco. El 21 de mayo lleg¨® a Ciudad Hidalgo y empez¨® a caminar junto a la v¨ªa. "A la altura del rancho Los Tres Hermanos vi que ven¨ªa el tren. Corr¨ª, me agarr¨¦, pero iba a mucha velocidad. Calcul¨¦ mal. No pude aguantar y me solt¨¦, me pas¨® por encima y me cort¨® el brazo y la pierna". Quer¨ªa llegar a Estados Unidos, donde vive su padre. La madre falleci¨® hace cinco a?os. ?scar volver¨¢ a Guatemala cuando consiga la pr¨®tesis. ?El tren? "El tren no tiene la culpa, porque no nos busca, somos nosotros quienes lo buscamos para subirnos".
En la Casa del Buen Pastor los hay m¨¢s j¨®venes que ?scar. Un ni?o de 14 a?os, con rostro de ¨¢ngel, se pasea con el torso desnudo y sin su brazo izquierdo. No quiere contestar a ninguna pregunta, pero su mirada tremendamente triste habla por s¨ª sola. Otro muchacho, Miguel ?ngel Canales, de 16 a?os, hondure?o, cay¨® del tren hace dos meses. Subieron los mareros y comenz¨® a correr como un loco por encima de los vagones. Se desequilibr¨®, cay¨® y se rompi¨® lo tendones de la pierna derecha. "El tren es muy peligroso, pero es la ¨²nica forma de viajar hasta Estados Unidos", dice.
Donald Antonio Ram¨ªrez, de 26 a?os, hondure?o, acaba de recibir las pr¨®tesis de las piernas que perdi¨® hace m¨¢s de un a?o. Iba entre dos vagones, agarrado a una escalera. "Me despist¨¦ un segundo, el tren peg¨® un frenazo, me resbal¨¦ y ca¨ª a la v¨ªa, con el cuerpo hacia fuera y las piernas hacia adentro. En caliente no sent¨ª que me hab¨ªa cortado las piernas. Quise levantarme y ah¨ª me di cuenta de que ya no estaban, no exist¨ªan. Fue tremendo. Despu¨¦s perd¨ª el conocimiento".
Donald es el m¨¢s veterano del centro y se ha convertido en un estrecho colaborador de do?a Olga. No ha visto a su familia desde que sali¨® de Honduras. En su pa¨ªs trabajaba de conductor en una empresa que quebr¨®. "Uno s¨®lo busca una fuente de trabajo para vivir dignamente y se expone a estas consecuencias. En Honduras si tienes dinero vales, si no tienes no vales nada".
M¨¢s de 5.000 personas mutiladas han pasado por la Casa del Buen Pastor en sus 14 a?os de existencia. Do?a Olga se desespera ante la falta de recursos -"muchos amputados esperan una pr¨®tesis desde hace un a?o"-, y de la escasa ayuda recibida de las autoridades. "La se?ora Marta
[Sahag¨²n, esposa del presidente Vicente Fox] nos apoya a trav¨¦s de su fundaci¨®n en la construcci¨®n de un nuevo albergue para 50 pacientes, pero la mayor ayuda la hemos recibido de la embajada de Canad¨¢".
Para do?a Olga el tren tendr¨ªa que desaparecer. "No s¨¦ cu¨¢l es el beneficio que aporta a M¨¦xico e ignoro hasta qu¨¦ punto es negocio para la empresa un tren tan viejo. S¨®lo s¨¦ que ha matado a mucha gente y ha dejado a muchos inv¨¢lidos. Se caen porque les empujan, porque corren para subir al tren o porque est¨¢n muy cansados y se duermen". Durante mucho tiempo la fundadora de la Casa del Buen Pastor trabaj¨® en silencio y pocos sab¨ªan de la magnitud del problema. Hasta que decidi¨® hablar: "Ya basta. Inconscientemente estaba tapando algo que no se puede ocultar. La situaci¨®n empeora y cada d¨ªa hay m¨¢s amputados".
Una leyenda negra rodea al tren Chiapas-Mayab. Algunas voces insin¨²an que la compa?¨ªa podr¨ªa estar involucrada en actividades il¨ªcitas de las bandas de asaltantes, y denuncian que a veces el convoy se detiene, sin motivo aparente, en parajes desolados, lo que permite que los delincuentes asalten el tren en total impunidad. "Nadie dice nada del tren pese a que no re¨²ne las m¨ªnimas condiciones. Se ha convertido en escenario de graves delitos. La empresa tiene su parte de responsabilidad, al igual que las autoridades, porque no impiden que los emigrantes suban al tren", dice el c¨®nsul hondure?o en Tapachula, Alex Eduardo Pacheco.
La actuaci¨®n del Gobierno se reduce al Grupo Beta, que depende de la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n, y cuya misi¨®n es garantizar la seguridad, rescate, salvamento, asistencia legal y respeto de los derechos humanos de los emigrantes, tanto en la frontera Sur como en el Norte. Los funcionarios del Grupo Beta, uniforme y veh¨ªculo color naranja, acuden a la estaci¨®n y a los puntos donde se concentran los emigrantes para repartir agua y alimentos. "Tratamos de disuadirlos de que no suban al tren. Les advertimos de los peligros de emigrar, pero el flujo migratorio va en aumento. Muchos vienen con la mentalidad de jugarse la vida y est¨¢n preparados para ello", comenta Francisco Aceves, coordinador del Grupo Beta.
Avalancha de hondure?os
Alex Eduardo Pacheco, c¨®nsul de Honduras en Tapachula, se queja de los pocos medios con que cuenta y de la escasa colaboraci¨®n de las autoridades mexicanas. En el Consulado trabajan ¨¦l, una asistente consular y una secretaria, que est¨¢n totalmente desbordados ante la avalancha de emigrantes de su pa¨ªs que recalan en esta ciudad fronteriza.
El c¨®nsul no sabe cu¨¢ntos hondure?os hay en Tapachula. "Es imposible tener las cifras. Entran, salen, se mueren... Hay un flujo imparable de compatriotas".
El funcionario reclama un equipo de abogados para ocuparse de los numerosos emigrantes que est¨¢n en c¨¢rcel. "Las detenciones son constantes", dice. "La polic¨ªa intercepta un grupo de hondure?os, salvadore?os o guatemaltecos, les quita la camisa: la mitad lleva tatuajes y la otra mitad no. Todos van a la c¨¢rcel".
Pacheco lamenta que la fiscal¨ªa mexicana nunca le informa de la detenci¨®n de ciudadanos hondure?os. "Nos enteramos cuando est¨¢n en la c¨¢rcel. No se respeta la Convenci¨®n de Viena, se ignoran acuerdos internacionales".
El c¨®nsul hondure?o opina que "muchos funcionarios del Gobierno mexicano no tienen sensibilidad. Hay muchos prejuicios contra el emigrante. Nadie se inmuta ante escenas dram¨¢ticas como la de los mutilados por el tren".
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