La piscina
Yo es que ya no s¨¦ qu¨¦ pensar. Uno se compra legalmente una casa con una piscina ilegal, y van unos cuantos ba?istas no autorizados y se lanzan en plancha en la piscina sin un poquito de por favor. Esto es el acab¨®se. No era suficiente con que a los enanitos de jard¨ªn se les diese libertad, sino que ahora, adem¨¢s, nadie puede descuidar ni un por momento su trocito de costa, no vaya a ser que se peguen un chapuz¨®n ba?istas no autorizados.
Si usted tiene una piscina de ¨¦stas, deber¨ªa protegerla con alambradas para que no le pase lo que a Pedro Jota, y le vengan unos maleducados que no tienen ni idea de qui¨¦n es qui¨¦n en ¨¦ste pa¨ªs y se tiren en bomba, y el pobre horrorizado de que no le respeten el ba?o, porque eso no hay quien lo aguante con este calor. Para prevenir el allanamiento de piscina ha tenido que dar un bolo a miembros de la Guardia Civil -no se sabe si armados con porras el¨¦ctricas- a falta de tanques, acorazados y aviones de combate, que no est¨¢n los tiempos para descuidar la propiedad p¨²blica de cada uno.
La popularizaci¨®n de la piscina de P. J. es un peligroso antecedente hist¨®rico que est¨¢ adelantando lo que dentro de poco ser¨¢ una realidad: el movimiento de liberaci¨®n de piscinas de jard¨ªn. Usted imag¨ªnese. Todo el mundo chapoteando en la piscina que hasta el momento marcaba la diferencia. ?Qui¨¦n le mandaba a usted comprarse una casa con una piscina construida en un lugar prohibido por la Ley de Costas? Tal vez fuese un capricho, o sencillamente quiso poner en evidencia que es muy amigo de los que mandan. Pues ahora la principal preocupaci¨®n deber¨ªa ser la del cloro porque, siendo la suya una piscina ilegal, lo correcto ser¨ªa tratar bien a los que pasen por ah¨ª, ofrecerles un c¨®ctel y extenderles amablemente la cremita por la espalda, no vaya a ser que se les pele, o peor a¨²n, que les salgan ampollitas.
Si la costa es libre, la zambullida es libre, que dir¨ªa aqu¨¦l. Como la idea se propague y los casos de liberaciones de piscinas aumenten, ser¨¢ el caos. Los propietarios de lujosas mansiones ver¨¢n c¨®mo sus cuidadas y limpias piscinas caen en manos de los piratas en manguitos, los furtivos empezar¨¢n a hacer interminables largos, se tirar¨¢n del trampol¨ªn sin respetar su turno, se mear¨¢n en el agua, y la cosa acabar¨¢ mal.
Adem¨¢s ya se sabe: se empieza por las piscinas, luego viene el jacuzzi del yate, y pasa lo que pasa, porque la gente no tiene sentido de la medida. Por el momento, la consigna radical que usan los ba?istas no deseados parece ser: "?Al agua, patos!" Y digo yo que Pedro Jota, en el fondo, tiene raz¨®n, porque hay mucha gente que ni se ducha, ni usa las chanclas, y eso no se puede tolerar en un pa¨ªs civilizado.
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