Los viajes imaginarios de Hugo Pratt
La vida del creador de Corto Malt¨¦s fue tan intensa como la del h¨¦roe de sus c¨®mics. Una exposici¨®n en Siena celebra la delicada poes¨ªa de sus narraciones y recorre los lugares que habit¨® el artista
"Si Hugo Pratt hubiera sido s¨®lo el autor de las acuarelas recogidas en la exposici¨®n Periplo imaginario, ello bastar¨ªa para dedicarle por lo menos un p¨¢rrafo en la historia del arte. Pero el riesgo es que alguien, fascinado por las im¨¢genes prodigiosas de esta exposici¨®n, admita que Pratt fue un gran artista s¨®lo porque fue un buen pintor, y casi a pesar de su militancia en el universo del c¨®mic. Sin embargo, Pratt ha sido un gran artista sobre todo como narrador en el formato historieta [...], a pesar de que muchos sigan pensando que los tebeos sean una categor¨ªa menor del arte. Fue un genial narrador verbo-visual".
Esas palabras de Umberto Eco, publicadas por el diario italiano La Repubblica, definen quiz¨¢ la emoci¨®n fundamental que ofrece Periplo imaginario, la gran exposici¨®n antol¨®gica organizada en el prestigioso complejo muse¨ªstico Santa Mar¨ªa della Scala de Siena para celebrar la obra de Hugo Pratt (R¨ªmini, 1927-Lausana, 1995) a los 10 a?os de su muerte. Periplo imaginario recoge -entre acuarelas, dibujos, apuntes en tinta china y planchas originales de tebeos- unas 350 piezas del autor italiano que, en 1967, dio la vida a Corto Malt¨¦s, el rom¨¢ntico y solitario marinero medio gitano y medio irland¨¦s que muy pronto se convirti¨® en una leyenda del mundo de los tebeos. Corto es, sin duda, la punta m¨¢s visible del iceberg de la obra de un autor traducido a 19 idiomas, que vende anualmente unas 200.000 copias entre c¨®mics y publicaciones varias y -no s¨®lo seg¨²n Eco- se eleva a la dignidad de relevante referencia del arte figurativo del siglo XX.
La exposici¨®n se?ala la relevancia en la memoria y en el instinto de Pratt de su infancia en Venecia y su adolescencia en Etiop¨ªa
Por sus venas corr¨ªa sangre inglesa, francesa, espa?ola, jud¨ªa y turca. Su familia se consideraba esencialmente ap¨¢trida
"Periplo imaginario nace como voluntad de hacer un balance y de ense?ar los aspectos menos conocidos del trabajo de Pratt, en particular sus acuarelas, junto con la parte principal, los tebeos", explica en una conversaci¨®n telef¨®nica Patrizia Zanotti, comisaria de la muestra y colaboradora del autor durante los ¨²ltimos 17 a?os de su vida.
En el centro de ese amplio balance est¨¢, a primera vista, Corto Malt¨¦s, el hijo m¨¢s c¨¦lebre de la imaginaci¨®n del maestro veneciano, el que le ofreci¨® el reconocimiento internacional a su creador. Pero, quiz¨¢, m¨¢s que el propio Corto, es la relaci¨®n entre Hugo y este personaje la que centra la mirada de la propuesta de Siena. La relaci¨®n entre hombre y h¨¦roe, autor y personaje, so?ador y sue?o.
Periplo imaginario -que estar¨¢ en Siena hasta el 2 de octubre y que viajar¨¢ a Par¨ªs en oto?o y despu¨¦s, en las intenciones de los organizadores, a Barcelona- se parece mucho a una discreta invitaci¨®n a ahondar en esa relaci¨®n, a descubrir hasta qu¨¦ punto las aventuras de Corto fueron el sue?o de Hugo y hasta qu¨¦ punto, sorprendentemente, la reminiscencia de su fascinante experiencia.
La biograf¨ªa de Pratt, que no tiene mucho que envidiar a una aventura de Corto, ayuda a entender la cuesti¨®n. Hugo Pratt naci¨® el 15 de junio de 1927, en R¨ªmini, en una casa frente al mar. Lo de R¨ªmini fue casual: sus padres estaban all¨ª de vacaciones. Pero lo del mar, no, porque su familia resid¨ªa en Venecia: de todas formas, Pratt hubiera nacido cerca del mar. Era su destino.
En sus venas corr¨ªa sangre inglesa, francesa, espa?ola, jud¨ªa y turca. Su familia se consideraba fundamentalmente ap¨¢trida y ¨¦l vivi¨® en la ciudad de los canales hasta los 10 a?os, cuando su padre, militar, fue destinado a Etiop¨ªa. All¨ª empez¨® el excepcional periplo que le llev¨® a ser, contra su voluntad, marinero de la Repubblica de Sal¨® (el bando italiano fascista durante el final de la II Guerra Mundial), a ser desertor, traductor para los aliados y prisionero de los alemanes. Ya despu¨¦s de la guerra, vivi¨® 10 a?os en Buenos Aires, dos en Londres, ocho en Italia, 14 en Par¨ªs, y 11 en Lausana, donde muri¨® el 20 de agosto de 1995.
Por si no fueran suficientemente significativos los lugares de su residencia, se puede a?adir que toda su vida estuvo constantemente llena de viajes, reales o de los que "no tienen nada a que ver con los kil¨®metros", como sol¨ªa decir.
Casi como un reflejo de ese periplo, el recorrido de la muestra est¨¢ estructurado en siete grandes ¨¢reas geogr¨¢ficas (Venecia, Mundo C¨¦ltico, ?frica, Am¨¦rica Latina, Am¨¦rica del Norte, Pac¨ªfico y Asia). "La intenci¨®n era subrayar la relaci¨®n entre lo vivido -cultural y f¨ªsicamente- y lo creado", cuenta Zanotti.
"Corto Malt¨¦s, en definitiva, es una mezcla de aspectos de personas reales conocidas y de personajes literarios, una reelaboraci¨®n de vivencias y de pasiones literarias. Y los lugares en los que se desarrollan sus aventuras son en gran parte los destinos de los viajes de Pratt filtrados a trav¨¦s de las reminiscencias. Nunca vi a Pratt trabajar con una foto en la mesa. Y el interrogante sobre la relaci¨®n entre autor y personaje lo resolv¨ªa quiz¨¢ el mismo autor, cuando dec¨ªa que consideraba a Corto como a un compa?ero de viaje", prosigue.
"La memoria y el instinto eran los elementos dominantes a la hora de empezar una historia", recuerda Zanotti. "Nunca le vi empezar una aventura de Corto con un gui¨®n ya escrito. Dec¨ªa que lo ¨²nico que hac¨ªa falta para empezar a contar una buena historia era un buen final".
La exposici¨®n ense?a la relevancia del papel que jugaron, en la memoria y en el instinto de Pratt la infancia veneciana y la adolescencia en Etiop¨ªa. La est¨¦tica de esos dos lugares es recurrente en su obra. "Pratt se fue de Venecia con 10 a?os... hay que imaginar el viaje", subraya Zanotti, "los puertos, el canal de Suez, los batiscafos... y luego Etiop¨ªa, los militares, los uniformes, los ind¨ªgenas. Pratt jugaba con ni?os africanos, e instintivamente sent¨ªa que los adultos se equivocaban. Aprendi¨® all¨ª el respeto hacia las minor¨ªas y el que no siempre las historias contadas por los mayores -o escritas por los poderosos- son correctas. De ah¨ª que en muchas de sus obras los ind¨ªgenas, los representantes de las culturas minoritarias hablen con sabidur¨ªa, dando un vuelco a la visi¨®n que los occidentales tenemos asumida".
Fabula de Venecia -la aventura de Corto Malt¨¦s que EL PA?S ofreci¨® a sus lectores en la colecci¨®n C¨®mics- es un evidente ejemplo de esas influencias. Pero Periplo imaginario, que ya ha sido visitada por 25.000 espectadores, demuestra que esas influencias y la delicada emoci¨®n de sus reelaboraciones, est¨¢n presentes en toda la obra de Pratt, m¨¢s all¨¢ de Corto.
Milo Manara, otro gran maestro del tebeo italiano y amigo de Pratt, dijo de la exposici¨®n: "Es bell¨ªsima y conmovedora. Me emociona ver las planchas de Pratt en paneles tan grandes: en conjunto dan la sensaci¨®n de un gran fresco, y muestran la cantidad de trabajo minucioso y sabio que hay detr¨¢s de cada dibujo".
Y, recordando al amigo, a?adi¨®: "En 27 a?os de amistad siempre he llamado a Hugo Pratt Maestro, nunca Hugo, aunque hayamos sido compa?eros de vida, viajes, y copas. Nunca he conocido un hombre m¨¢s libre que ¨¦l: naturalmente eso implicaba un cierto car¨¢cter ¨¢spero, decidido a luchar en contra de cualquier chantaje afectivo. De m¨ª, apreciaba much¨ªsimo que supiera cu¨¢ndo era el momento de irme...".
La cronolog¨ªa de las obras expuestas demuestra la creciente atenci¨®n que Pratt dedic¨® a las acuarelas. "Yo soy un veneciano, y el agua para m¨ª es importante", dec¨ªa. La narraci¨®n de los hechos en las acuarelas trasciende cada vez m¨¢s en una dimensi¨®n potentemente emotiva y sugerente. Las im¨¢genes necesitan cada vez menos el antes y el despu¨¦s, llenas de sentido de por s¨ª. Como cuadros. Y, sin embargo, las historias enganchan, arrastran. En los viajes, imaginarios y reales, de Hugo Pratt.
Una pasi¨®n de Umberto Eco
Cuando quiero relajarme, leo ensayos de Engels. Si, por el contrario, tengo ganas de concentrarme, leo Corto Malt¨¦s". Umberto Eco nunca escondi¨® su pasi¨®n por las aventuras del marinero creado por la fantas¨ªa de Hugo Pratt, y en m¨¢s de una ocasi¨®n, le utiliz¨® para provocar a quienes consideran el c¨®mic un arte menor.
Hace 10 d¨ªas, el semi¨®logo piamont¨¦s volvi¨® a reflexionar sobre la obra de Pratt en un amplio art¨ªculo publicado por el diario italiano La Repubblica. Comentando algunas de las obras de la exposici¨®n, Eco no tiene miedo en decir que algunas de ellas "alcanzan esa relaci¨®n con el universal propia de la gran pintura, cualquiera sea la t¨¦cnica utilizada".
Pratt, seg¨²n Eco, estuvo probablemente influenciado por Conrad, Stevenson y Kipling, "pero no se encuentra en su obra ning¨²n indicio de parasitismo. Pratt reconoce sus fuentes de inspiraci¨®n, pero combate con coraje su lucha con el ¨¢ngel, elabora y resuelve, como dir¨ªa Bloom, su angustia de la influencia y crea historias que son s¨®lo e inequ¨ªvocamente Pratt".
En el texto, Eco evoca una an¨¦cdota sugerente. "Casi siempre los dibujantes de tebeos se retratan en sus protagonistas o, como mucho, en los deuteragonistas. [...] De Pratt nunca lo sospech¨¦. Pero un d¨ªa le encontr¨¦ en Mil¨¢n, en la presentaci¨®n de un libro, y le present¨¦ a mi hija, que deb¨ªa tener 8 o 10 a?os y que ya era lectora de Corto. Ella me susurr¨® al o¨ªdo que Pratt era Corto. Que el rey est¨¦ desnudo s¨®lo lo pueden decir los ni?os. Pratt no ten¨ªa la altura, la figura esbelta de Corto, pero, mir¨¢ndole bien, tuve que admitir que de alguna forma era Corto: la l¨ªnea de la nariz, el corte de la boca. No s¨¦, seguramente no era el Corto de las primeras historias, sino el m¨¢s m¨¢gico de las ¨²ltimas, aquellas que Pratt todav¨ªa no hab¨ªa dibujado... Pratt se estaba buscando [...] y, busc¨¢ndose, persegu¨ªa algunos sue?os errabundos".
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