Los presos y el precio de la paz
Se acaban de cumplir cinco a?os de la amnist¨ªa "bajo licencia" concedida por Londres a los presos del IRA y las organizaciones paramilitares lealistas de Irlanda del Norte. En total, 447 convictos de terrorismo, incluidos 116 por delitos de sangre, se han beneficiado del programa de excarcelaci¨®n anticipada negociado en el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998. Hoy no queda nadie en las c¨¢rceles.
Jim McVeigh, de 41 a?os, es uno de ellos. Sali¨® de la prisi¨®n de Maze, a unos quince kil¨®metros de Belfast, el 28 de julio de 2000. Form¨® parte, con medio centenar de presos del IRA, de la ¨²ltima hornada de excarcelaciones "bajo licencia" -es decir, condicionadas a que no haya reincidencia- concedidas por el Gobierno de Tony Blair.
El Acuerdo de Viernes Santo fue un intento de poner fin a un conflicto que hab¨ªa causado 3.523 muertes desde 1969 hasta 2001
El Gobierno brit¨¢nico reconoci¨® pronto que no pod¨ªa haber una resoluci¨®n del conflicto mientras los presos siguieran encarcelados
Los Gobiernos confiaron en los presos para encauzar el proceso y concedieron 48 horas de permiso antes del ref¨¦rendum
"Todos sab¨ªamos que la cuesti¨®n de los presos deb¨ªa entrar en la negociaci¨®n", afirma McVeigh ante el mural de Bobby Sands, pintado sobre la fachada lateral de la sede del Sinn Fein en Falls Road (Belfast). El programa se inici¨® pocos meses despu¨¦s de la firma del Acuerdo de Viernes Santo, de abril de 1998, y en un plazo de dos a?os recobraron la libertad medio millar de terroristas cat¨®licos y protestantes miembros de organizaciones terroristas en tregua. Entre los liberados hab¨ªa 194 reclusos republicanos y 194 unionistas. Y entre ellos, 166 condenados a cadena perpetua relacionada, en su mayor¨ªa, con uno o m¨²ltiples asesinatos.
El acuerdo -un intento de poner fin a un conflicto que hab¨ªa causado 3.523 muertes desde 1969 hasta 2001- fue negociado por los Gobiernos brit¨¢nico e irland¨¦s y nueve de los diez partidos norirlandeses m¨¢s votados en las elecciones anteriores. El protestante Partido Dem¨®crata Unionista (DUP), del reverendo Ian Paisley, actual primera fuerza pol¨ªtica del Ulster, se mantuvo al margen del acuerdo.
El nivel de reincidencia de los presos excarcelados ha sido m¨ªnimo, pero los frutos adicionales que se esperaban en cuanto a desarme y fin de la criminalidad de los grupos armados a¨²n no se han materializado y el Gobierno auton¨®mico del Ulster sigue suspendido. Para que se reanude, deber¨¢ concretarse el cese de la actividad armada anunciado por el IRA el pasado 28 de julio, y alcanzarse un acuerdo entre el Partido Dem¨®crata Unionista (DUP) de Paisley y el Sinn Fein de Gerry Adams, que lideran las comunidades protestante y cat¨®lica en Irlanda del Norte.
El acuerdo pactado reconoc¨ªa que "la resoluci¨®n del decomiso de las armas es parte indispensable del proceso negociador", pero sus firmantes tan s¨®lo se comprometieron en el documento a "utilizar toda su influencia" para lograr el desarme en un plazo de dos a?os. Los grupos a¨²n siguen armados.
Asesinos notorios
Con todo, abandonaron las celdas notorios asesinos. Pat Magee lider¨® el comando que hizo explotar una bomba en el Grand Hotel de Brighton, donde se hospedaban Margaret Thatcher y miembros de su Gabinete durante el congreso del Partido Conservador de 1984. Hubo cinco muertes en el atentado y 34 heridos. Su colega republicano, James McArdle, destruy¨® en 1996 un edificio en Canary Wharf (Londres), matando en la explosi¨®n a dos vendedores de prensa. Romp¨ªa, con su ataque, la tregua del IRA anunciada dos a?os antes.
En el bando protestante, Michael Stone estaba condenado a seis cadenas perpetuas por sendos asesinatos, incluidos tres perpetrados durante el funeral de los miembros del IRA asesinados en Gibraltar, en marzo de 1988.
El tambi¨¦n lealista Torrens Knight hab¨ªa matado a cuatro obreros cat¨®licos y, en un macabro acto de revancha, acribill¨® a balazos a siete parroquianos en un pub de Derry (Irlanda del Norte) en 1993. Knight se vengaba de la matanza en una pescader¨ªa de Shankill Road, calle protestante de Belfast, cuando la bomba que portaba Sean Kelly mat¨® a nueve personas y a su compa?ero del IRA, Thomas Begley.
McVeigh cumpl¨ªa una condena de 24 a?os por intento de asesinato, con bomba lapa, de un oficial del Royal Ulster Constabulary, el antiguo cuerpo de polic¨ªa de Irlanda del Norte. Hab¨ªa vivido antes entre rejas, de diciembre de 1983 a enero de 1991, por posesi¨®n de explosivos. No estuvo inactivo mucho tiempo. Y a su retorno a Maze, en diciembre del mismo a?o, fue portavoz del colectivo de presos del IRA, un total de 205 en 1998.
"El proceso fue conducido por nuestros l¨ªderes. Se nos inform¨® de cada decisi¨®n, nos consultaron y nos escucharon, pero en ning¨²n momento tuvimos derecho a veto. No fuimos un elemento clave en la toma de decisi¨®n de la primera tregua del IRA, en 1994. La direcci¨®n nos dijo, y nosotros lo aceptamos, que la cuesti¨®n de los presos, aunque importante, no pod¨ªa dominar la negociaci¨®n pol¨ªtica. Lo esencial era lograr la libertad de Irlanda", razona McVeigh.
"Para el nacionalismo democr¨¢tico, las condenas estaban justificadas y la b¨²squeda de una soluci¨®n nos result¨® dura. Pero estaba claro que, sin un compromiso al respecto, las organizaciones paramilitares no iban a firmar el acuerdo", advierte Alex Attwood, responsable en asuntos policiales del cat¨®lico SDLP, el Partido Social Dem¨®crata Liberal, que entonces lideraba el Nobel de la Paz John Hume.
El Gobierno brit¨¢nico pronto reconoci¨® que, como se?ala McVeigh, "no pod¨ªa haber una resoluci¨®n del conflicto mientras los presos siguieran encarcelados". En enero de 1998, la entonces ministra de Irlanda del Norte, Mo Mowlam, se entrevist¨® en el penal de Maze con presos lealistas y, en una segunda visita, con reclusos republicanos, entre ellos, McVeigh.
"No voy a hacer concesiones ni a negociar, sino a explicar que las medidas que persigue el colectivo de presos, incluidas las liberaciones anticipadas, se tratar¨¢n dentro del contexto de un acuerdo negociado. Es necesario negociar y alcanzar un acuerdo", justific¨® la ministra.
David Trimble, unionista, ministro principal del intermitente Gobierno auton¨®mico hasta su derrota electoral de 2003, tambi¨¦n se entrevist¨® con presos lealistas pese a la oposici¨®n de su partido, el Unionista del Ulster (UUP), a la amnist¨ªa.
"Los republicanos fueron m¨¢s agresivos que los lealistas en las reclamaciones a favor de los presos. Nosotros comprend¨ªamos el grado de rechazo moral que su excarcelaci¨®n producir¨ªa en la comunidad unionista. Gerry Kelly, del Sinn Fein, me propuso formar un frente com¨²n para forzar al Gobierno a liberar a los presos en un a?o. Le dije que no. El unionismo lo hubiera interpretado como una se?al de que los lealistas se un¨ªan al proceso, no para sustentar la paz, sino por los beneficios que pod¨ªan obtener", se?ala David Irvine, l¨ªder del Partido Unionista Progresista (PUP), frente pol¨ªtico de los paramilitares de la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF), con un centenar de reos en 1998.
"El unionismo se considera parte inocente del conflicto y, desde esta perspectiva, ve a los culpables recompensados por el proceso de paz. El tema es m¨¢s complejo, puesto que todos somos culpables por omisi¨®n, palabra o hecho. Los presos respaldaron el proceso, o, al menos, la exploraci¨®n de la paz, en mayor medida que los pol¨ªticos unionistas que se opusieron al acuerdo. Siempre he estado atrapado entre dos males: la violencia republicana y el unionismo irrazonable", a?ade en referencia al reverendo fundamentalista Paisley, l¨ªder del DUP, quien boicote¨® el proceso de paz, rechaz¨® el Acuerdo de Viernes Santo y debe ahora negociar con el Sinn Fein la formaci¨®n del Gobierno auton¨®mico.
El Gobierno auton¨®mico
"Habr¨¢ acuerdo", a?ade Irvine con optimismo. "Quiz¨¢ era necesario que los extremos tomaran el control porque esencialmente son ellos quienes deben pactar. Atravesamos ahora la crisis m¨¢s profunda que he conocido en mis 52 a?os de existencia, pero tambi¨¦n es la primera que no est¨¢ acompa?ada de una violencia organizada".
"La excarcelaci¨®n de los presos", contin¨²a, "fue una forma de echar el tel¨®n sobre los malos tiempos. Los paramilitares no crearon la pesadilla de Irlanda del Norte. Viene de antes, de las acciones de nuestros fallidos pol¨ªticos. Mucha gente es responsable de esta pesadilla, y la noci¨®n de que debemos retener a unos 400 presos, culparles y castigarles por la terrible historia de Irlanda del Norte es rid¨ªcula".
Londres y Dubl¨ªn confiaron en los colectivos de presos para encauzar el proceso de paz. En mayo de 1998, en v¨ªsperas del refer¨¦ndum sobre el acuerdo, concedieron permisos de 48 horas a hist¨®ricos del IRA para asistir al congreso del Sinn Fein en el que el pacto se someti¨® a voto.
Entre ellos estaba Padraig Wilson, condenado a 24 a?os de prisi¨®n por posesi¨®n de bomba. "Es una medida excepcional para promover el debate global y favorecer el proceso de paz", se?al¨® Mowlam. La estrategia funcion¨® en el campo republicano, que procedi¨® a acomodar sus estatutos para participar en la vida constitucional. Tambi¨¦n dio ox¨ªgeno a la campa?a del No liderada por Paisley, aunque finalmente el 71% del electorado norirland¨¦s respald¨® el Acuerdo de Viernes Santo.
Sin avances en el desarme, el Gobierno de Blair comenz¨® a apuntalar legalmente el acuerdo. En junio de 1998 present¨® en Westminster el proyecto de ley que, dos a?os m¨¢s tarde, dejar¨ªa las c¨¢rceles brit¨¢nicas sin apenas ning¨²n recluso pol¨ªtico. La legislaci¨®n introdujo "salvaguardas rigurosas" en la amnist¨ªa "bajo licencia" de los acusados de delitos terroristas que "rechacen genuinamente la violencia". El ministro de Irlanda del Norte se reservaba la potestad de reencarcelar a los reincidentes o a aquellos que incumplieran las condiciones de su excarcelaci¨®n.
La ley se aprob¨® con el voto en contra de los conservadores, de seis diputados del UUP y la abstenci¨®n de su l¨ªder Trimble. Fue la primera vez en cinco a?os que la principal oposici¨®n parlamentaria romp¨ªa el consenso que tradicionalmente impera en la pol¨ªtica antiterrorista brit¨¢nica.
"Acepto que es un asunto dif¨ªcil y penoso para muchos, particularmente para las v¨ªctimas y sus familiares. Pero, al mismo tiempo, muchas v¨ªctimas aceptan que es necesario resolver el cap¨ªtulo de los presos para evitar nuevas v¨ªctimas en el futuro", argument¨® Mowlam.
"Si realmente quieres poner fin a la pesadilla, hay que sopesar todos sus legados. Es dif¨ªcil porque detr¨¢s de cada preso puede haber muchas v¨ªctimas. Pero llega un momento en el que hay que plantearse una cuesti¨®n esencial: ?queremos acabar con la violencia? La violencia crea v¨ªctimas y tambi¨¦n da?a a quien la perpetra. Ser¨ªa un error crear una jerarqu¨ªa de v¨ªctimas. Hay que evitarlo porque ?no son tambi¨¦n v¨ªctimas los hijos y las madres de un terrorista?", cuestiona Irvine.
Irvine tiene el despacho en Newtownards, un barrio del este de Belfast decorado con murales del UVF, con quienes luch¨® y comparti¨® celda entre 1974 y 1980. "La pol¨ªtica del PUP naci¨® en la c¨¢rcel. Hay un hilo que enlaza la prisi¨®n con los liderazgos lealista y republicano", observa.
En la pr¨¢ctica, los presos salieron a la calle sin renunciar personalmente a la violencia, sin comprometerse con la v¨ªa democr¨¢tica y sin pedir perd¨®n a las v¨ªctimas. Se cre¨® una comisi¨®n independiente, el Comit¨¦ para la Revisi¨®n de Sentencias, encargado de evaluar cada caso.
"No firmamos nada ni nos reclamaron nada. Tampoco renunciamos a la violencia ni prometimos nada. El comit¨¦ certific¨® que el IRA estaba en tregua y, por tanto, todos sus miembros ten¨ªamos derechos a la amnist¨ªa o, en t¨¦rminos oficiales, a la reducci¨®n de las condenas. El hecho es que a los dos a?os est¨¢bamos todos fuera", confirma McVeigh.
"No se atendi¨® a las v¨ªctimas apropiadamente. Algunas hablan p¨²blicamente del da?o causado, pero cientos m¨¢s sufren en silencio. Est¨¢n asqueadas y airadas", resalta el cat¨®lico Attwood. De acuerdo con el diputado auton¨®mico del SDLP, ni los grupos paramilitares ni el "Estado brit¨¢nico" desean dar protagonismo a las v¨ªctimas. "No quieren situar a las v¨ªctimas en el centro del proceso porque la gente se dar¨ªa cuenta de que el IRA es responsable de la mitad de las muertes; los lealistas, de un millar, y el Estado, de las restantes", denuncia.
Las estad¨ªsticas oficiales del terror responsabilizan a los republicanos del 59% de las v¨ªctimas mortales; a los lealistas, del 28%, y a las fuerzas de seguridad, del 11%. Sutton las contabiliza en t¨¦rminos absolutos: 2.055 muertos por ataques republicanos, 1.020 por acci¨®n de paramilitares lealistas, 363 por las fuerzas de seguridad brit¨¢nicas, 5 por sus hom¨®logos irlandeses y 80 cuya autor¨ªa se desconoce.
El SDLP ha propuesto un "mecanismo de recuperaci¨®n de la verdad" por el que, seg¨²n explica Attwood, la c¨²pula republicana, incluidos Gerry Adams y Martin McGuinness, los l¨ªderes lealistas y los ministros brit¨¢nicos podr¨ªan "reconocer y responsabilizarse de los actos por ellos cometidos, organizados o dirigidos". "Es necesario para aliviar la carga", defiende.
Se han dado algunos pasos en Irlanda de Norte hacia la reconciliaci¨®n. Entre ellos, la revisi¨®n de acciones pol¨¦micas del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, la reapertura de casos policiales, la investigaci¨®n de posibles colusiones entre la polic¨ªa de Irlanda del Norte (RUC) y los paramilitares lealistas e, incluso, la disculpa p¨²blica de Blair por algunos fallos judiciales del pasado. El IRA ha admitido errores en su lucha armada y ha pedido disculpas a los "civiles inocentes".
Las disculpas del IRA
"El movimiento republicano ha matado a gente inocente, generalmente por accidente o equivocaci¨®n. El IRA se disculp¨®. Fue lo correcto. No es un consuelo para sus familiares, pero para nosotros fue importante reconocer los errores. Es importante seguir diciendo que hemos hecho da?o, que hemos destruido familias... pero, al mismo tiempo, se debe reconocer que nosotros tambi¨¦n hemos sufrido y que nuestras p¨¦rdidas no son ni m¨¢s ni menos importantes que las de las familias del RUC o de las tropas brit¨¢nicas. El IRA nunca se disculpar¨¢ por los combatientes que ha matado: los soldados, polic¨ªas, chivatos y dem¨¢s gente directamente comprometida en el conflicto", advierte McVeigh.
El programa de excarcelaciones funcion¨® en tanto que las reincidencias han sido m¨ªnimas. De los 447 presos liberados, 13 perdieron temporalmente su licencia de excarcelaci¨®n, incluidos casos notorios en ambos lados, como el del lealista Johnny Adair, actualmente exiliado en Inglaterra por sus propios compa?eros de armas.
En el bando republicano, Sean Kelly, autor de la matanza en la pescader¨ªa de Shankill Road, fue reencarcelado hace dos meses por promover la violencia durante las tradicionales marchas orangistas-protestantes. El actual ministro de Irlanda del Norte, Peter Hain, le concedi¨® una vez m¨¢s la libertad la v¨ªspera del anuncio del fin de la campa?a armada del IRA. La decisi¨®n enfureci¨® al unionismo y puso en evidencia la importancia que el Gobierno brit¨¢nico concede a los presos pol¨ªticos en las diferentes fases del proceso de paz.
Los presos, punto 10 del Acuerdo de Viernes Santo
1. AMBOS GOBIERNOS pondr¨¢n en marcha mecanismos para garantizar un acelerado programa de liberaci¨®n de los presos, incluyendo los presos transferidos, condenados por delitos contemplados en Irlanda del Norte o, en el caso de condenados fuera de Irlanda del Norte, por delitos similares (de ahora en adelante, presos calificados). En cualquier caso, esos mecanismos proteger¨¢n los derechos de los presos individuales bajo la ley nacional e internacional.
2. Los presos afiliados a organizaciones que no hayan establecido o que no hayan mantenido un completo e inequ¨ªvoco cese del fuego no se beneficiar¨¢n del acuerdo. La situaci¨®n al respecto ser¨¢ mantenida bajo examen.
3. Ambos Gobiernos completar¨¢n un procedimiento de revisi¨®n dentro de un plazo establecido y fijar¨¢n fechas de liberaci¨®n de los presos calificados. El procedimiento de revisi¨®n proveer¨ªa el avance de las fechas de liberaci¨®n de los prisioneros calificados teniendo en cuenta la gravedad de los delitos por los que las personas fueron condenadas y de la exigencia de proteger a la comunidad. Adem¨¢s, la intenci¨®n ser¨ªa que, si las circunstancias lo permiten, cualquier preso calificado que quedara detenido dos a?os despu¨¦s del inicio del procedimiento de liberaci¨®n, ser¨ªa liberado al cumplirse los
dos a?os.
4. Los Gobiernos intentar¨¢n promulgar la legislaci¨®n adecuada para dar eficacia a estos acuerdos para el final de junio de 1998.
5. Los Gobiernos siguen reconociendo la importancia de medidas que faciliten la reintegraci¨®n de los prisioneros dentro de la comunidad, ofreciendo apoyo tanto antes como despu¨¦s de la liberaci¨®n, incluso con asistencia dirigida
hacia su inserci¨®n laboral, su formaci¨®n, recalificaci¨®n y ulterior educaci¨®n.
Un consenso obligado entre unionistas y republicanos
LOS DOS POLOS EXTREMOS de las fuerzas pol¨ªticas norirlandesa, el Partido Unionista Democr¨¢tico (DUP) y Sinn Fein, controlan la llave de la futura autonom¨ªa del Ulster, que sigue suspendida. Londres suspendi¨® el Gobierno y Asamblea de Belfast en octubre de 2002 y recuper¨® la gesti¨®n de las competencias anteriormente transferidas. Era la tercera vez que el poder retornaba al ministerio brit¨¢nico de Irlanda del Norte desde la formaci¨®n, en diciembre de 1999, del primer Gobierno compartido entre unionistas y nacionalistas en virtud del Acuerdo de Viernes Santo, del a?o anterior.
En las tres ocasiones, la falta de progreso en el desarme del IRA contribuy¨® a la ca¨ªda del autogobierno norirland¨¦s. Sus presos se acogieron al programa de excarcelaciones anticipadas pactado en el mismo acuerdo y salieron a la calle 15 meses antes del primer acto de decomiso del arsenal republicano, en octubre de 2001. ?ste y otros dos ejercicios similares, en abril de 2002 y octubre de 2003, se condujeron en secreto sin m¨¢s testigos que el general John de Chastelain, presidente de la Comisi¨®n Internacional Independiente para el Decomiso de las armas. No se public¨® ninguna relaci¨®n del armamento, municiones o explosivos que el IRA puso "fuera de uso".
Mientras, la desconfianza crec¨ªa entre la comunidad y los l¨ªderes unionistas. Y en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, en noviembre de 2003, se traz¨® un nuevo mapa pol¨ªtico en Irlanda del Norte.
Las fuerzas moderadas de ambas comunidades -el Partido Unionista del Ulster (UUP), entre los protestantes, y el Partido Social Dem¨®crata Liberal (SDLP), entre los cat¨®licos- perdieron votos y esca?os a favor de formaciones m¨¢s
radicales.
El DUP y el Sinn Fein se alzaron por primera vez como partidos dominantes en la segregada sociedad de Irlanda del Norte. Son polos opuestos y eternos enemigos. Liderado por Ian Paisley, el DUP luch¨® contra cada avance del proceso de paz y ahora exige reformas del Acuerdo de Viernes Santo. Ello crea una situaci¨®n de bloqueo, ya que, de acuerdo con los pactos de Viernes Santo, la autonom¨ªa debe ser compartida por las dos comunidades.
La distribuci¨®n del poder auton¨®mico se asienta en el principio de "inclusividad" para asegurar la presencia en el Ejecutivo de Belfast de las dos principales comunidades de Irlanda del Norte, unionista y nacionalista o republicana. Los miembros de la Asamblea, un total de 108, deben declarar su identidad pol¨ªtica en su sesi¨®n inaugural y proceder a la selecci¨®n del ministro principal y del viceministro bajo el mismo principio,uno para cada comunidad. Tras las elecciones de 2003, ambos cargos corresponden al DUP y Sinn Fein, respectivamente. Pero Ian Paisley se niega a compartir Gobierno con la formaci¨®n de Gerry Adams hasta que cesen en la pr¨¢ctica todas las actividades criminales del IRA y se certifique le destrucci¨®n de los arsenales republicanos.
Con Gerry Adams al frente, Sinn Fein aspira a entrar en Gobiernos de coalici¨®n en Belfast y, tambi¨¦n, en Dubl¨ªn. La renuncia a la "campa?a" armada, anunciada el pasado mes de julio, de su brazo militar le ayudar¨¢ a abonar el terreno hacia ambas sedes de poder.
El IRA est¨¢ en cuarentena. La organizaci¨®n anunci¨® el fin de todas sus actividades ilegales, pero a¨²n debe llevar a la pr¨¢ctica sus palabras. El desarme total, por una parte, que esta vez ser¨¢ ratificado por dos cl¨¦rigos de la Iglesia cat¨®lica y protestante, adem¨¢s del general De Chastelain.
Por otro lado, la comisi¨®n independiente de control de las actividades de los grupos paramilitares presentar¨¢ dos informes, los pr¨®ximos octubre y enero, sobre la evoluci¨®n de las promesas del IRA. Una evaluaci¨®n positiva, que certifique el cese de la violencia de baja intensidad y de cualquier otro tipo de criminalidad, ser¨¢ determinante en el futuro de su brazo pol¨ªtico.
S¨®lo entonces podr¨¢ el Sinn Fein reclamar a Londres que ejerza presi¨®n para conducir a Paisley a la mesa negociadora. El destino de los viejos enemigos est¨¢ estrechamente enlazado y conduce hacia el autogobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.