Comieron en su mano
Hubo dos protagonistas principales en uno ayer en Bilbao. Juan Jos¨¦ Padilla -que sustitu¨ªa a Enrique Ponce- hizo del p¨²blico de Bilbao lo que quiso. Ese p¨²blico comi¨® unas cuantas migajas de un bullanguero toreo que le puso en la mano el diestro gaditano.
Le tocaron en suerte a Padilla dos buenos toros. Sobre todo el primero. S¨®lo dej¨® verse en tres derechazos de gran enjundia, bien trazados, cuando debi¨® realizar una faena de recuerdo. El toro estaba pidiendo que un torero de verdad y de sentimiento estuviera con ¨¦l. Y el sentimiento no aflor¨® por ninguna parte.
En su segundo toro inici¨® sin sitio y mal colocado citando al toro p¨¦simamente. El animal se le col¨®, pero no por la maldad que llevara dentro, sino porque el torero no supo actuar como debiera.
Torrestrella / Padilla, Fandi, Manzanares
Toros de Torrestrella fueron devueltos el 2? y el 3?; salieron en su sustituci¨®n dos de la ganader¨ªa de P¨¦rez Tabernero y Loreto Charro; 1?, 2? y 4? dieron buen juego; los restantes, no tanto. Juan Jos¨¦ Padilla: estocada ca¨ªda (oreja); estocada un pel¨ªn ca¨ªda (oreja y petici¨®n de otra). El Fandi: estocada ca¨ªda (oreja); media estocada y seis descabellos (aplausos). Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada ca¨ªda (silencio); estocada (silencio). Plaza de Vista Alegre, 23 de agosto. 4? de feria. Casi lleno.
A continuaci¨®n tom¨® la muleta con la izquierda para dejar ver unos naturales incompletos. Luego le toc¨® el turno de torear de rodillas y de los desplantes enga?abobos. Y el p¨²blico se le entreg¨® al final de los dos toros.
Presi¨®n
Pidi¨® las orejas e incluso solicit¨® la segunda oreja en el cuarto de la tarde. El presidente no quiso ense?ar al p¨²blico que las orejas no deben pedirse sin ton ni son. De todos modos, el presidente ced¨ªa a la presi¨®n y otorg¨® una y otra oreja en cada toro.
Al menos estuvo firme en no conceder la segunda oreja que ped¨ªan del cuarto. De haberla concedido, Bilbao se hubiera convertido en el hazmerre¨ªr de las plazas de carros que pululan por las tierras de sol caliente.
El Fandi tuvo un gran toro, el segundo de la tarde, y no le sac¨® el partido que requer¨ªa. Aunque no fue bueno en el caballo para la muleta fue excelente. Ten¨ªa son y una nobleza infinita. El Fandi dej¨® en su casillero pocos pases completos que quedaran en el recuerdo.
El joven Manzanares exhibi¨® en su primer toro una falta muy grande de t¨¦cnica y oficio. No sabe lidiar a un toro que sale con alguna complicaci¨®n. De su segundo dej¨® ciertos amagos de componer la figurita y poco m¨¢s.
Cuando casi la noche llegaba al t¨¦rmino de la corrida, por entre las estrellas pareci¨® venir uno de los ecos verbales con los que sol¨ªa ilustrar a los aficionados el inconmensurable Rafael El Gallo: "El que no ha nacido con el arte, no puede tenerlo. Eso lo mandan desde arriba". ?Qu¨¦ sabio era el hermano de Joselito!
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