Un telepredicador de lengua incendiaria
El evangelista Pat Robertson, que incit¨® a matar a Hugo Ch¨¢vez, acumula un largo historial de pol¨¦micas declaraciones
La pol¨¦mica, lo pol¨ªticamente incorrecto y Pat Robertson (Virginia, 1930) han ido de la mano desde que el telepredicador estadounidense puso en marcha la primera emisora de radio de su Red Cristiana de Radiodifusi¨®n (CBN, en ingl¨¦s) hace m¨¢s de 40 a?os. En 1992, por ejemplo, describi¨® el feminismo como un "movimiento socialista contrario a la familia, que estimula a las mujeres a abandonar sus maridos, matar a sus hijos, practicar la brujer¨ªa, destruir el capitalismo y a convertirse en lesbianas".
Este ultraconservador cristiano, aspirante republicano a la presidencia de EE UU en 1988, actualmente extiende su mensaje a trav¨¦s de todo el territorio estadounidense y en otros 180 pa¨ªses en m¨¢s de 70 idiomas. Las opiniones que Robertson vierte en su programa estrella, The 700 Club, son o¨ªdas por millones de personas. Teniendo en cuenta su poder de influencia y su filiaci¨®n al ala m¨¢s dura del Partido Republicano, el Gobierno venezolano no tard¨® nada en poner el grito en el cielo cuando el lunes pasado Robertson incit¨® en antena a matar al presidente Hugo Ch¨¢vez.
Lleg¨® a considerar que el 11-S hab¨ªa sido un castigo divino contra EE UU
En 1988 aspir¨® a ser el candidato republicano a la Casa Blanca
El mi¨¦rcoles por la noche el predicador se retract¨® a su manera. Dijo que eso de "hacer un llamamiento para matar a alguien no estaba bien" y que lo sent¨ªa, pero por otro lado insisti¨® en que "Ch¨¢vez ha hecho causa com¨²n con terroristas como Carlos, alias El Chacal, ha visitado Ir¨¢n; y se ha referido a Sadam Husein y Fidel Castro como sus camaradas". Robertson tiene bastante acostumbrada a su audiencia a declaraciones explosivas seguidas de t¨ªmidas disculpas.
Tras los atentados del 11-S, Robertson se aline¨® con la opini¨®n de otro cristiano ultraconservador, Jerry Falwell, cuando ¨¦ste declar¨® que los ataques hab¨ªan sido un castigo divino por la propagaci¨®n en EE UU de "paganos, abortistas, feministas, gays, lesbianas y organizaciones liberales de toda ¨ªndole". Ante las cr¨ªticas de las asociaciones de los familiares de las v¨ªctimas, Robertson se excus¨® aduciendo que no hab¨ªa entendido lo que Falwell hab¨ªa sugerido. No obstante, hace unos meses, Robertson declar¨® que "la progresiva erosi¨®n del consenso que ha mantenido unido a este pa¨ªs es mucho m¨¢s peligrosa que un pu?ado de terroristas barbudos que estrellan aviones contra edificios".
A pesar de las perlas que Robertson acumula desde hace cuatro decenios, el telepredicador sigue siendo muy popular en EE UU. El ¨²nico traspi¨¦ de su carrera se produjo cuando intent¨® convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca. Con un programa electoral a su medida (ultraconservador) Robertson arranc¨® muy bien en la campa?a por las primarias de 1988, con grandes posibilidades de vencer a sus rivales: George Bush (padre), Bob Dole, Jack Kemp y Pierre Pete Du Pont.
Desafortunadamente para ¨¦l, dos esc¨¢ndalos truncaron sus aspiraciones. El primer retroceso se produjo cuando otros dos teleevagenlistas de renombre, Jim Bakker y Jimmy Swaggart, cayeron en desgracia. El primero acusado de fraude y el segundo por ir de gira predicando la moral cristiana acompa?ado de varias prostitutas. Aunque esto no afectaba directamente a Robertson, la ca¨ªda en picado de la popularidad de todos los predicadores medi¨¢ticos le rest¨® votos y fondos. El segundo problema sobrevino cuando varios ex combatientes en la guerra de Corea (1950-1953) aseguraron que Robertson nunca hab¨ªa olido el frente de batalla, como se?alaba su biograf¨ªa electoral, sino que s¨®lo hab¨ªa desempe?ado labores de cantinero y que incluso se hab¨ªa aficionado a las bebidas alcoh¨®licas que serv¨ªa.
Robertson se retir¨® antes de que las primarias se celebraran. Bush (padre) fue el vencedor de esas elecciones y m¨¢s tarde lleg¨® a la presidencia de EE UU (1989-1993). Con el paso de los a?os, el radicalismo de Robertson se ha agudizado y su verborragia lo ha distanciado de buena parte de sus correligionarios. Algunos art¨ªculos aparecidos en la prensa estadounidense se?alan que s¨®lo mantiene contactos con el ala m¨¢s dura del Partido Republicano, otros sostienen que, teniendo en cuenta la cercan¨ªa del presidente George Bush (hijo) con el movimiento evang¨¦lico, la influencia del telepredicador no debe ser subestimada.
Robertson, adem¨¢s, es rico. El libro La mejor democracia que el dinero puede comprar, de Greg Palast, se?ala que la fortuna personal del telepredicador asciende a m¨¢s de 160 millones de euros y a m¨¢s de 800 millones si se suman todos los activos de su tinglado empresarial.
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