20, y desesperado
?Podr¨ªa escribir las palabras m¨¢s tristes hoy? Podr¨ªa. Han terminado las vacaciones, pero no puedo ponerme tan solemne como el chileno. Y ya no por el est¨ªo: veo, ahora que hemos vuelto, que la oposici¨®n sigue de vacaciones. Podr¨ªa escribir "por ejemplo: la noche est¨¢ estrellada..." Aunque, no; no, ahora que s¨¦ que la alternancia no es posible en mi pa¨ªs por tiempo, por mucho tiempo, otra vez. ?Me lo tem¨ªa? Desde luego, pero resulta duro constatarlo. Ese lugar o territorio se ha construido, contra lo que se ha dicho, esencialmente sobre la idea del parlamentarismo m¨¢s que la de libertad o igualdad. De las Juntas al actual Parlamento. Es el parlamentarismo -o nada- el que puede garantizar la igualdad o la libertad entre vascos (dig¨¢moslo as¨ª). Sin embargo, lo est¨¢n destruyendo. Unos y otros (m¨¢s hunos que hotros, no nos enga?emos). El viento de la noche, dice Neruda, gira en el cielo y canta. Nuestro cielo se ha nublado y no tenemos otro. No podremos cantar,... si no es de forma desesperada... o quiz¨¢ sea mejor hacerlo alegremente.
Muchos sabemos, creo que todo el mundo, que ETA desaparece por inanici¨®n. (?Que no mate ya a nadie!, porque eso es f¨¢cil. Los m¨¢s duros de llevar son los muertos despu¨¦s de la batalla). No tiene cobertura legal o paralegal ni apoyos sociales serios. Se supo hacer. El estado de Derecho lo est¨¢ haciendo. Es la hora de decirlo sin ambages. ETA, por fin, desaparecer¨¢; que a nadie le tiemble el pulso.
A partir de ah¨ª, no me interesan los analistas pol¨ªticos "serios" ni "algunos analistas muy ligados al PP" o al PSE-EE. En absoluto. Hay que ser y estar. Ponerse las botas o meterse en el charco hasta las calzas. No cuenta la opini¨®n del bur¨®crata sentado en su sill¨®n. Para nada. Creo seriamente que ya no hay posibilidad de un bot¨ªn para el nacionalismo. Es cierto que existe ese mundo de cultura. No hay sino escuchar Arrate Irratia o Radio Segura, entre el arin-arin y el corrido o la ranchera; o, tambi¨¦n, a los entusiastas de Rimbaud y el primer Atxaga. En ese mundo entra Egibar como cuchillo en mantequilla, pero no Patxi L¨®pez ni Imaz. Es un vasquismo abierto. Ni hegemon¨ªa nacionalista ni otra.
Cuenta el Parlamento y el juego de argumentos y personalidades que en ¨¦l se d¨¦, como siempre ha sido. Uno esperaba ver a Emilio Guevara y su conocimiento jur¨ªdico y humano haciendo oposici¨®n, pero le tienen para votar. Esperaba escuchar el verbo fluido de Antonio Rivera, pero tampoco. ?Independientes?, ?para? Y, frente a eso, se encuentra uno con el honorable presidente de Senado, se?or Rojo, haciendo oposici¨®n "constructiva" un d¨ªa s¨ª y tambi¨¦n otro.
No, no era eso. Muchos esper¨¢bamos por salud democr¨¢tica que pudiera producirse la alternancia. Que los partidos se turnaran. Quien lo prometi¨®, el PSE-EE, no est¨¢ a la altura de los hechos. No, no lo est¨¢. En este pa¨ªs s¨®lo hay una oposici¨®n de papel (y la voz aislada de Mar¨ªa San Gil). No hay una verdadera oposici¨®n parlamentaria. Y no podemos esperar ya m¨¢s. ?Qu¨¦ hacer? Uno no sabe, pero va una de bastos, porque aunque ¨¦ste sea el ultimo dolor que ella, mi tierra, me cause, y ¨¦stas sean las ¨²ltimos palabras que yo le escriba, es necesario cambiar. Necesitamos una seria oposici¨®n si queremos limpiar los usos pol¨ªticos del pa¨ªs. S¨ª, lo necesitamos.
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