Atrapados lejos de casa
Cientos de miles de evacuados siguen en hoteles y centros de acogida del sur de EE UU
Cientos de miles de evacuados de Nueva Orleans, bloqueados en abarrotados hoteles, moteles e improvisados refugios, constitu¨ªan el martes una nueva realidad: una extendida di¨¢spora que raramente se hab¨ªa visto en los anales de los desastres urbanos.
A medida que se conoc¨ªa la noticia de que el ¨¢rea devastada de Nueva Orleans no ser¨ªa habitable hasta la semana que viene, los refugiados del hurac¨¢n se reun¨ªan en los vest¨ªbulos de los hoteles y albergues frente a los televisores que emit¨ªan im¨¢genes de su anegada ciudad y se lanzaban sobre los m¨®viles y los port¨¢tiles en busca, a menudo sin ¨¦xito, de noticias de familiares y vecinos.
Los hoteles de ciudades tan lejanas como Houston (a 560 kil¨®metros de Nueva Orleans), Memphis (640 kil¨®metros) y Little Rock (720 kil¨®metros) estaban completos, y la Cruz Roja Norteamericana ha abierto m¨¢s de 230 centros de acogida en escuelas, iglesias y edificios municipales distribuidos por seis estados sure?os. Muchas personas se encontraban de nuevo deambulando tras haber agotado sus tarjetas de cr¨¦dito o haber tenido que abandonar sus habitaciones, reservadas con anterioridad.
America Williams, de 34 a?os, fue evacuada el domingo junto con su novio y 13 familiares, siete de ellos ni?os. "S¨®lo nos dijeron que conduj¨¦ramos, este u oeste, para alejarlos lo m¨¢s posible de la tempestad", cuenta Williams. "Quer¨ªamos ir a Atlanta, pero llov¨ªa tanto que tuvimos que parar en Birmingham (Alabama)". Tras pasar dos noches en tres habitaciones -cada una por un coste de 40 euros por noche- en un motel, la familia se qued¨® sin dinero y se desplaz¨® el martes al centro social Jefferson, de Birmingham, donde la Cruz Roja acaba de abrir un refugio. "Vinimos y buscamos asistencia o alg¨²n tipo de ayuda", comenta Williams.
"Est¨¢ llegando una segunda oleada de refugiados que intentan encontrar nuevos lugares donde quedarse", indica Brady Warner, coordinador del centro de acogida de la Cruz Roja de Baytown, Tejas, el segundo de los tres abiertos en la zona de Houston. "La gente est¨¢ muy c¨®moda y contenta, pero tambi¨¦n tiene muchas ganas de volver a casa", a?ade.
Sandra y Robert Allums, de Metairie, Luisiana, abandonaron sus casas el domingo, llev¨¢ndose s¨®lo los papeles del seguro y ropa para unos d¨ªas. Reservaron una habitaci¨®n en el Hampton Inn de Saraland, Alabama, pero al no disponer ¨¦ste ni de electricidad ni de cobertura para el m¨®vil, la pareja se retir¨® a su coche para disfrutar del aire acondicionado y poder escuchar las noticias por la radio. "Lo que m¨¢s me asusta es no saber", cuenta Robert Allums. "No sabemos cu¨¢ndo podremos volver a nuestras casas y a nuestros trabajos".
Sin electricidad
Tres generaciones de la familia Costa, de Metairie, abandonaron el martes de madrugada el Hampton Inn, donde se hab¨ªan refugiado, para emprender el viaje de 250 kil¨®metros a casa. Pero tras media hora conduciendo, la radio anunci¨® que nadie podr¨ªa entrar a Nueva Orleans hasta el lunes. Los Costa volvieron resignados al hotel. A mediod¨ªa, la electricidad no hab¨ªa vuelto al Hampton Inn. Los empleados preparan una barbacoa en el aparcamiento.
En el Best Western Richmont Suites Hotel, en Baton Rouge, a 120 kil¨®metros de Nueva Orleans, unas 600 personas -y sus animales- se aglutinaban en sus 145 habitaciones. Muchos ayudaban al personal del hotel a poner la mesa y servir los platos gratuitos de espaguetis con salchichas. Garrett Kruithof, el gerente, indic¨® que una mujer dej¨® libre una de las habitaciones que su familia de cuatro ocupaba para poder acoger a m¨¢s gente.
Sandra Allums y su marido planean desplazarse m¨¢s hacia el norte en busca de un sitio m¨¢s barato que los 72 euros que pagan en Saraland por noche. Pero est¨¢n deseando volver a Nueva Orleans. "Cuando las ra¨ªces de las plantas desaparecen, ?qu¨¦ pasa con el resto de la planta?", pregunta Allums. "Se muere. Nueva Orleans es nuestra ra¨ªz".
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