"Agua mala y diarrea: disenter¨ªa"
Los refugiados de Misisip¨ª son evacuados ante el peligro de enfermedades
La mujer negra con aspecto demacrado y rostro ansioso acababa de llegar a pie a las puertas del Memorial Hospital de Gulfport, en una de las zonas m¨¢s pobres de esta ciudad portuaria de la costa del golfo de M¨¦xico. "Disculpe, mi hija tiene diarrea y vomita sin parar desde ayer. ?Usted cree que deber¨ªa traerla al hospital?". "?Qu¨¦ ha bebido su hija?", le preguntaron las dos enfermeras apostadas en la puerta de urgencias. "Agua del grifo. Ayer empez¨® a funcionar, y la ni?a ten¨ªa mucha sed...". Las dos enfermeras se miraron entre ellas con cara de horror. "?No ha escuchado las advertencias de la radio? ?El agua no se puede beber! Traiga a su hija inmediatamente".
Esta escena vivida ayer en la ciudad costera del Estado de Misisip¨ª no se corresponde con el optimismo de Diane Gallagher, responsable de relaciones p¨²blicas del hospital, donde unas 350 personas son atendidas cada d¨ªa tras el paso del hurac¨¢n Katrina. "No, no ha habido ning¨²n caso de c¨®lera o disenter¨ªa en la costa", afirm¨®.
Pero la realidad no le da la raz¨®n. En Biloxi, a 20 kil¨®metros de Gulfport, el refugio improvisado en la escuela Mary L. Lynne fue evacuado el s¨¢bado por los servicios de rescate ante el temor de que sus habitantes estuvieran enfermos. "Agua mala y diarrea. S¨®lo hay una palabra para explicarlo: disenter¨ªa", aseguraba uno de los responsables de la evacuaci¨®n. Horas antes, cuando ninguno de los 300 refugiados hacinados en la escuela sab¨ªa cu¨¢ndo cambiar¨ªa su suerte, Lorraine Jones, de 75 a?os, de raza negra, sin casa ni familia a la que acudir, explicaba con calma sure?a lo que era un secreto a voces. "S¨ª, hay varios ni?os enfermos. Pero es que no nos han dado agua en condiciones hasta el viernes. La gente est¨¢ llegando al l¨ªmite. Yo ya soy muy vieja para quejarme, pero nunca me hab¨ªan tratado tan mal. Cuando pas¨® [el hurac¨¢n Camila] por aqu¨ª, hace 30 a?os, los refugios parec¨ªan hoteles de lujo comparado con esto", relataba.
El caos del refugio era total: los retretes no funcionaban hace d¨ªas, apenas hab¨ªa colchones y hasta las mantas escaseaban. La gente que esa ma?ana repart¨ªa las comidas eran voluntarios que no sab¨ªan qui¨¦n era su jefe. Trabajaban, seg¨²n dec¨ªan, "por pura intuici¨®n y con lo que va llegando". Los equipos de rescate federales hicieron su aparici¨®n por la tarde para evacuar a los refugiados al vecino Estado de Georgia.
Mientras, un bal¨®n de ox¨ªgeno en forma de agua, hielo, comida, generadores y material sanitario comenz¨® a intuirse ayer tras el desembarco en Gulfport y Biloxi de la Marina estadounidense, en medio del incesante tr¨¢fico de camiones y veh¨ªculos de emergencia. "A partir de ma?ana [por hoy] entrar¨¢n en el condado unos 75 veh¨ªculos diarios con suministros para la gente. Pero hay que ser pacientes. Estamos teniendo muchas dificultades para encontrar transportistas, porque tienen miedo de venir hasta aqu¨ª y ser asaltados debido a lo que ocurre en Nueva Orleans", explic¨® Mike Beeman, responsable de los equipos de rescate para el condado de Harrison (Biloxi y Gulfport). Era su primera aparici¨®n p¨²blica y los periodistas le asaetearon a preguntas. "?C¨®mo es posible que ustedes hayan tardado una semana en llegar?", inquirieron. "Yo he estado aqu¨ª, pero todo es extremadamente dif¨ªcil. El 85% del Estado de Misisip¨ª est¨¢ sin luz. Casi dos millones de tel¨¦fonos no tienen l¨ªnea. La gasolina tampoco es suficiente para cubrir las necesidades de los veh¨ªculos de emergencia. Los camiones que iban a traer comida ayer se quedaron tirados por el camino por falta de combustible", se justificaba.
En cuanto a las v¨ªctimas y los desaparecidos, las cifras segu¨ªan ayer subiendo y oficialmente llegaron a los 165 muertos en el Estado de Misisip¨ª. Pero si se observa la destrucci¨®n que ha dejado a su paso el hurac¨¢n, ese n¨²mero parece demasiado optimista.
Pero el Katrina no lleg¨® solo a tierra firme. En la costa del Estado de Misisip¨ª vino acompa?ado de una ola gigante de 10 metros que engull¨® todo lo que encontr¨® a su paso. Un tsunami devastador que en la ciudad costera de Gulfport ha impregnado el aire de un fuerte olor a muerte que aumenta a medida que se aproxima a la playa, a la que las autoridades impiden por ahora acceder. El tsunami entr¨® en tierra firme y arrastr¨® casas y m¨¢s casas cuyos escombros cierran el paso.
El puerto, uno de los m¨¢s importantes de la costa, est¨¢ inutilizable, decenas de contenedores est¨¢n volcados a la entrada. La imagen s¨®lo es comparable a las del rastro dejado por la bomba at¨®mica en Hiroshima.
Visiblemente cansado, el capit¨¢n del Ej¨¦rcito Jay Roberts confesaba: "Seguimos sacando cuerpos de Gulfport".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.