Las referencias al pasado dominan en la Pasarela Cibeles
La moda dedicada al hombre adquiere una presencia mayor en diferentes desfiles
La 42? edici¨®n de la Pasarela Cibeles, con las propuestas para la primavera-verano de 2006, comenz¨® ayer con la apuesta de Francis Montesinos por el blanco y las gamas solares; el sutil retro de ?ngel Schlesser a los a?os sesenta, que se completa con un homenaje a Vionnet, mientras Devota & Lomba busca en el modernismo de principios del siglo XX con una fuerte paleta de contrastes. Ha habido moda masculina en varios desfiles, sin grandes llenos de p¨²blico ni exultantes novedades.
Presentaciones correctas pero sin una m¨¦dula de inspiraci¨®n que haga saltar la chispa
Metaf¨®ricamente, Cibeles flota en el proceloso mar de los retazos. Un primer d¨ªa cuajado de presencias pol¨ªticas municipales y regionales interrumpiendo el tr¨¢fico peatonal interno, cortes de poder perseguidas por los flases y las c¨¢maras del coraz¨®n y unos desfiles que no logran entusiasmar a nadie. Son presentaciones correctas, realistas, pero sin una m¨¦dula de inspiraci¨®n que hiciera saltar la chispa del ¨¦xito y la aceptaci¨®n un¨¢nimes. La espada de Damocles sobre este sal¨®n es una temida recesi¨®n sectorial que puede o no venir y que se suma a la invasi¨®n amarilla: se habla mucho en los pasillos de los chinos y sus millones de prendas saturando el mundo, pero, en realidad, pocos saben a ciencia cierta hasta d¨®nde y en qu¨¦ los da?a esa amenaza, tan real como inmediata. Las estad¨ªsticas son claras: se vendi¨® en el ejercicio anterior un 9% menos y se cerr¨® un 11% del textil nacional. Aun as¨ª, hay sonrisas por todas partes, pues ¨¦sta es una maquinaria que no se detiene, y la creatividad de estos dise?adores de Cibeles es en cierta forma el escudo resistente, la manifestaci¨®n que debe ser defendida a toda costa; y es por ello tambi¨¦n por lo que se crea esta exigencia y expectativas ante los estilistas.
Abri¨® Cibeles Montesinos, que busc¨® esta vez la inspiraci¨®n en el mar y present¨® una colecci¨®n hombre-mujer que trillaba sobre seguro y era fiel a sus hallazgos de anta?o y estilo; los modelos caminaban sobre una estupenda alfombra inspirada en el mosaico ¨¢rabe, pero que resultaba un vasarely, una policrom¨ªa arquitect¨®nica bien engarzada a los reclamos veraniegos. La colecci¨®n, demasiado larga hasta dispersar sus aciertos, se basaba en el denim logotipado, los estampados propios con motivos del mar y el punto, esta vez m¨¢s cerrado y minucioso. Destacaba la insistencia en las faldas (de pareo o de sobre) para el hombre, completado con camisolas indias y americanas conceptuales de fuerte impronta en los dibujos de coral. Tambi¨¦n us¨® Montesinos del crochet en su versi¨®n m¨¢s ligera y abierta.
?ngel Schlesser es otro ejemplo de fidelidad a s¨ª mismo, pero en un sentido mucho m¨¢s sereno. Su oferta viaja a un tiempo de esplendor experimental en las l¨ªneas: vestidos ¨¢nfora y vestidos tubo. Aquello fue un fen¨®meno parisiense que dej¨® huella, l¨ªneas que se arqueaban sobre la silueta de manera voluntariosa y antinatural, pero sin afectar al todo femenino. Y eso es lo que hace ahora Schlesser: recrea aquello con excelente factura, esmerada confecci¨®n y gama tranquila: blancos aquietados, negros, un toque de morado profundo o verde oscuro para sus trajes de fiesta, donde la l¨ªnea recuerda inevitablemente otro momento anterior (los ¨²ltimos a?os treinta) de cl¨¢sicos recientes: Madelaine Vionnet (la madre del corte al bies), con sus trajes evocadores del mundo antiguo grecorromano, una po¨¦tica de la t¨²nica que ya en los a?os ochenta tuvo su revival fugaz. La lacer¨ªa estrat¨¦gica en escotes y en la frontera de la carne daba, junto a alg¨²n peque?o volante, la ¨²nica concesi¨®n al terreno del adorno.
Tras ?gatha Ruiz de la Prada (que apost¨® tambi¨¦n por la colecci¨®n mixta hombre-mujer) desfil¨® el decano Elio Berhanyer, con un auditorio que apenas superaba la media entrada (¨¦sa ha sido la t¨®nica general, tambi¨¦n en la ma?ana). La ausencia de su principal ayudante joven, Roberto Dix, se nota. Como siempre, hay prendas estupendas y atemporales y otras que no se corresponden al maestro, o acaso, a su zona m¨¢s comercial. Berhanyer mostr¨® poco, y al principio unos vaqueros con encaje ingl¨¦s (bolillo) incrustado muy logrados, blusones que recuerdan al hippy-chic y unos algodones blancos con volantes y crochet en la mejor recuperaci¨®n de la moda ibicenca. Su baza principal era un tejido discontinuo de raso y gasa estampado sobre dibujos originales abstractos a la acuarela. El resultado, ciertamente ampuloso y espectacular, se adapta mejor a unas siluetas que a otras y a veces se come literalmente la propuesta de dise?o, cuando la hay.
Devota & Lomba hizo tambi¨¦n un ejercicio de mirada al pasado, pero esta vez al Liberty de William Morris, para ser recreado en sus par¨¢metros tardominimalistas con el soporte material de los brocados de Rafael Catal¨¢, una garant¨ªa de calidades y tramas que garantizan el empaque de las prendas. Mientras su hombre recurre a la sastrer¨ªa de factura estandarizada retocada en lo sofisticado, las l¨ªneas de su mujer tienden al tri¨¢ngulo y hay detallismo que insin¨²a un gran lazo o una incrustaci¨®n que se vuelve voluta, todo desde una ¨®ptica de simplicidad. La gama estudiada por Modesto Lomba hace apoyos en el naranja y los azules, con la presencia ocasional del verde selva. Cerr¨® la jornada, ya en la noche, Javier Larra¨ªnzar.
Babelia
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