La enfermedad de Chirac da alas a Dominique de Villepin
El primer ministro acent¨²a su perfil presidenciable frente a Nicolas Sarkozy
El "peque?o accidente vascular" que sufri¨® el viernes el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, ha abierto definitivamente la carrera para sucederle en el liderazgo de la derecha francesa ante las elecciones presidenciales de 2007. La lucha soterrada que manten¨ªan el primer ministro, Dominique de Villepin, y Nicolas Sarkozy, ministro del Interior, ha dado paso a un enfrentamiento abierto cuyas primeras escaramuzas se saldaron a favor del jefe del Ejecutivo.
El 55% de los franceses aprueba la acci¨®n de los 100 primeros d¨ªas de Villepin
El arist¨®crata que nunca se ha presentado a unas elecciones, cuya carrera pol¨ªtica ha transcurrido por los pasillos del Estado, como corresponde a un miembro de las ¨¦lites francesas, producto de las grandes escuelas, se enfrenta al abogado, hijo de un inmigrante h¨²ngaro, que venci¨® en todas las batallas de la pol¨ªtica. La situaci¨®n es sorprendente y no menos arriesgada, en cuanto ambos forman parte no s¨®lo del mismo partido -la Uni¨®n para un Movimiento Popular (UMP)-, sino de un mismo Gobierno.
Por el momento m¨¢s parece el combate ritual de dos machos dominantes de una manada que un real enfrentamiento sobre opciones pol¨ªticas. Hasta ahora, Sarkozy parec¨ªa llevar siempre un cuerpo de ventaja sobre su oponente. Controlaba el partido desde que se entroniz¨® en diciembre, y aunque en junio fue llamado a formar parte del Ejecutivo encabezado por Villepin tras el fracaso del refer¨¦ndum europeo, hab¨ªa conseguido mantener un importante margen de maniobra, estableciendo una especie de Gobierno dentro del Gobierno.
Villepin, por el contrario, cargaba con la responsabilidad de enderezar una situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica complicada, para la que no valen simples cataplasmas, lo que difuminaba su imagen de posible candidato. Pero la leve embolia cerebral que mantiene a Chirac en el hospital militar de Val-de-Gr?ce ha cambiado las reglas del juego. Hasta la fecha, el presidente ha mantenido abierta la puerta a presentarse de nuevo como candidato al El¨ªseo, aunque el revolc¨®n del refer¨¦ndum europeo se lo hab¨ªa puesto casi imposible. Pero ahora ya parece claro que a su edad, 72 a?os, se le junta su salud, lo que se lo impide definitivamente.
Villepin, que se sent¨ªa preso de su lealtad a Chirac y evitaba colocarse abiertamente como delf¨ªn para sucederle, se considera ahora liberado. Y desde el primer momento ha movido pieza. Cuando el s¨¢bado hizo p¨²blicos los problemas de salud del presidente, no le dijo nada a Sarkozy, de modo que ¨¦ste se enter¨® al mismo tiempo que los franceses. El ministro del Interior es una persona a la que le cuesta esconder sus emociones; su lenguaje corporal siempre le delata. Las c¨¢maras lo captaron. Se le ve¨ªa desplazado y visiblemente molesto.
Sarkozy ha iniciado con mal pie el curso pol¨ªtico tras la vuelta de vacaciones. Sus problemas conyugales le precedieron. La revista Paris-Match, que ya hab¨ªa desvelado las desavenencias entre Nicolas y C¨¦cilia, le recib¨ªa con una portada compartida por ella y el tercero en discordia, el empresario publicitario Richard Attias, con el t¨ªtulo: 'C¨¦cilia Sarkozy, la hora de la verdad'. Villepin, por el contrario, aprovechaba la rentr¨¦e para vestirse de una luz presidenciable haciendo balance de sus primeros 100 d¨ªas en el hotel de Matignon y lanzando una serie de medidas para reactivar la econom¨ªa. Una encuesta Ifop publicada ayer revela que el 55% de los franceses aprueba la acci¨®n de Villepin.
Algunos analistas apuntan que la lucha entre Sarkozy y Villepin recuerda la que sostuvieron Edouard Balladur y Jacques Chirac en 1995. Sarkozy representa al ¨²nico pol¨ªtico capaz de reformar el modelo franc¨¦s, mientras que Villepin encarna el centro social, en la cl¨¢sica tradici¨®n gaullista. En t¨¦rminos de poder pol¨ªtico, los dos bandos empiezan a delimitarse. El primer ministro puede pensar que cuenta, entre otras cosas, con el apoyo del propio Chirac y de los pesos pesados de la derecha, aunque lo que haga el presidente est¨¢ por ver.
El ministro del Interior, por su parte, controla el partido y, hasta ahora, el electorado de derechas. Sarkozy insiste en que el candidato de la UMP a la presidencia sea elegido en unas primarias por la militancia. Pero no est¨¢ claro. La ministra de Defensa y fiel chiraquista, Mich¨¨le Alliot-Marie, ya le ha replicado que 160.000 personas no pueden sustituir a 40 millones de electores.
Mientras tanto, Chirac sigue en el hospital de Val-de-Gr?ce, desde donde habl¨® por tel¨¦fono con el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der. El presidente franc¨¦s, quien no pudo acudir a un encuentro previsto en Alemania, evoc¨®, entre otros temas, la preparaci¨®n de la reuni¨®n de los jefes de Estado y Gobierno europeos en octubre, las perspectivas financieras de la Uni¨®n Europea.
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