El espejo roto de la pareja perfecta
El matrimonio Nicolas y C¨¦cilia Sarkozy, que aparec¨ªa como un arma pol¨ªtica para el ministro del Interior, est¨¢ en plena crisis
Existe o exist¨ªa una ley no escrita que proteg¨ªa a los pol¨ªticos franceses de la revelaci¨®n de detalles de su vida privada. Por ejemplo, era un secreto a voces que las salidas nocturnas del presidente Giscard d'Estaing no ten¨ªan por objeto asegurarse de que el alumbrado de la ciudad era suficiente, que por el palacio del El¨ªseo corr¨ªa una ni?a que llamaba pap¨¢ a Fran?ois Mitterrand o las razones por las que el alcalde Jacques Chirac era tan generoso con un festival de cine que amparaba su contacto con actrices. Todo el mundo sab¨ªa pero nadie dec¨ªa nada. Por eso ha sorprendido descubrir en la portada de la revista Paris-Match a C¨¦cilia Sarkozy amartelada a Richard Attias, ejecutivo de la agencia Publicis, responsable de comunicaci¨®n de acontecimientos como el F¨®rum de Davos y... ?de los actos p¨²blicos de Nicolas Sarkozy!
"Es una marranada m¨¢s que me hacen... Soy el primer pol¨ªtico franc¨¦s al que se trata as¨ª", dijo Sarko. "Quien a hierro mata, a hierro muere", le responde el eco medi¨¢tico. En efecto, el actual ministro del Interior y l¨ªder de la Uni¨®n para un Movimiento Popular (UMP) abus¨® de la exhibici¨®n p¨²blica de su vida privada. C¨¦cilia era su jefe de gabinete en el ministerio; Louis -el hijo de la pareja- aparec¨ªa en los v¨ªdeos promocionales de pap¨¢; Nicolas recibi¨® a Tom Cruise.
En mayo, cuando trascendieron las primeras dificultades de la pareja-la prensa suiza revel¨® que C¨¦cilia andaba por Jordania con un gal¨¢n-, Sarkozy aprovech¨® una comparecencia televisiva sobre cuestiones europeas para abordar la infidelidad de su esposa: "Mi familia, como ha ocurrido con otras familias francesas, atraviesa por un momento dif¨ªcil. Lucho por salvarla". Pareci¨® que con ese reconocimiento bastaba para pararles los pies a los medios de comunicaci¨®n y, sobre todo, a sus enemigos pol¨ªticos. Porque Sarkozy est¨¢ convencido de que los rumores los difunden los chiraquianos y, al frente de ellos, el primer ministro Dominique de Villepin, oficiosamente su gran rival dentro de la derecha en la carrera hacia la presidencia.
Que fuese Paris-Match el que publicase las fotos de la aventura de C¨¦cilia con Attias le doli¨® a Nicolas; la revista es propiedad de Arnaud Lagard¨¨re, un amigo personal. "S¨®lo te deseo que nunca te hagan lo que hoy se hace conmigo", fue la frase con la que Sarko despidi¨® su comunicaci¨®n con Lagard¨¨re.
Fue Villepin quien, desde Petra, en Jordania, envi¨® por SMS a todos sus amigos pol¨ªticos y periodistas conocidos lo que acababa de descubrir de C¨¦cilia. Y fue Villepin quien, desde el Ministerio del Interior, que ocup¨® tras el de Exteriores, intent¨® implicar a Sarkozy en un confuso asunto de blanqueo de dinero. Once a?os antes, en 1994, el padre de Villepin fue objeto de un control fiscal riguroso. Sarkozy era ministro del Presupuesto. Villepin era uno de los cerebros grises de Chirac mientras Sarko defend¨ªa la candidatura de Edouard Balladur.
El semanario femenino Elle da el tono en un examen titulado "?Est¨¢ usted al borde de una cecil¨ªada?". Entre las diversas eventualidades figura: "?Qu¨¦ escucha su marido en el iPod?". Y entre las posibilidades, un tema de Simon y Garfunkel, la c¨¦lebre C¨¦cilia cuyo estribillo repite "?Oh, C¨¦cilia, me rompes el coraz¨®n, / me haces dudar cada d¨ªa, / te suplico que vuelvas a casa". Lo cierto es que el divorcio de Sarkozy -se rumorea que ser¨¢ para octubre- no comporta ninguna condena moral. Jupp¨¦ fue primer ministro y est¨¢ divorciado y casado en segundas nupcias. Philippe S¨¦guin y Jacques Toubon, ex presidente de la Asamblea Nacional y ex ministro de Cultura y Justicia, respectivamente, intercambiaron esposas sin que se indignase nadie.
El problema para Sarkozy es que hab¨ªa apostado por llegar al El¨ªseo como la pareja Nicolas y C¨¦cilia, matrimonio moderno pero cl¨¢sico. Adem¨¢s, esa biznieta del m¨²sico Alb¨¦niz es tan ambiciosa como Nicolas, un hombre del que en una canci¨®n reciente se dice que "sonr¨ªe demasiado para que no se le vea el cuchillo entre los dientes". En su d¨ªa, entrevistada por la televisi¨®n, C¨¦cilia hablaba de los ¨¦xitos escolares de sus hijos y la periodista la interrumpi¨®: "Pero ?qu¨¦ hace usted para asegurar la felicidad de los hijos?". La respuesta fue desarmante: "?C¨®mo no van a ser felices si son los primeros de su clase?"
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