Las televisiones locales en el cruce de caminos
El ¨²ltimo d¨ªa del presente a?o ser¨¢ la fecha l¨ªmite para que las comunidades aut¨®nomas adjudiquen las concesiones de la televisi¨®n digital local de su territorio. Algunas comunidades ya han efectuado dichas adjudicaciones, las restantes, entre ellas Catalu?a, se aplican en estos momentos a esta labor. El otorgamiento de dichas concesiones va a suponer dotar a estos medios de un marco jur¨ªdico estable, pasando p¨¢gina de la situaci¨®n de precariedad en la que han vivido hasta ahora. Por otra parte, la atribuci¨®n de estos nuevos t¨ªtulos para poder emitir se enmarca en el proceso de tr¨¢nsito de la tecnolog¨ªa anal¨®gica a la digital en el que vive todo el sector televisivo, tambi¨¦n el local, cuya principal hoja de ruta es el plan t¨¦cnico aprobado por el Gobierno el 29 de julio pasado, que complementa el aprobado espec¨ªficamente para la televisi¨®n local. Este proceso de digitalizaci¨®n va a suponer un incremento notable de los canales en relaci¨®n con los existentes, de manera que las concesiones de la televisi¨®n digital local suponen, al tiempo, un cambio de la tecnolog¨ªa de emisi¨®n, el reconocimiento del papel de las televisiones locales para el desempe?o, en un marco de seguridad jur¨ªdica, de las funciones de formar, informar y entretener que las justifican y, finalmente, la realizaci¨®n de estas funciones en creciente competencia con otros medios televisivos p¨²blicos y privados.
?mbito de difusi¨®n y pluralidad son los dos principales retos de las televisiones locales
Ante este nuevo escenario tecnol¨®gico, de normalizaci¨®n jur¨ªdica y de mayor competencia, parece l¨®gico interrogarse sobre cu¨¢les tienen que ser los retos que deben afrontar los medios locales de televisi¨®n para realizar la funci¨®n institucional que la ley les demanda. El primero de ellos, dirigido principalmente a las televisiones de gesti¨®n p¨²blica, es el de su ¨¢mbito territorial. En la versi¨®n inicial de la Ley de Televisiones Locales de 1995, el ¨¢mbito de estos medios era el t¨¦rmino municipal; sin embargo, la normativa aprobada desde el a?o 2002 para regular la televisi¨®n digital local y el plan t¨¦cnico resultante de la misma han cambiado radicalmente este estado de cosas, estableciendo demarcaciones de difusi¨®n de alcance b¨¢sicamente comarcal, de manera que los ayuntamientos, que antes gozaban del derecho a gestionar una televisi¨®n en solitario, deben ahora buscar el acuerdo de las restantes corporaciones municipales de la demarcaci¨®n para explotar estos medios de forma conjunta. Sin duda, no es ¨¦ste un cambio f¨¢cil, va a requerir necesariamente una labor de liderazgo de los grandes ayuntamientos de las demarcaciones, con el objeto de poner de acuerdo a los municipios menores, a¨²n en duelo por la p¨¦rdida de su televisi¨®n municipal y posiblemente los grandes perjudicados de este proceso. La p¨¦rdida de protagonismo de los peque?os municipios en la televisi¨®n digital local deber¨ªa ser compensada con el apoyo de la Administraci¨®n auton¨®mica, las diputaciones y los consejos comarcales en el desarrollo de formas de comunicaci¨®n con sus ciudadanos alternativas.
El segundo reto que deber¨¢n superar estos medios de proximidad es el del pluralismo, un reto que interpela, en mayor medida, a las televisiones de gesti¨®n privada, toda vez que las p¨²blicas disponen de instrumentos de control interno que, a pesar de sus limitaciones y funcionamiento a veces imperfecto, aseguran mejor la diversidad de voces. Las adjudicaciones de las televisiones locales en la Comunidad de Madrid nos indican el camino que no seguir: el establecimiento de un mapa de las televisiones locales fragmentado ideol¨®gicamente por comunidades aut¨®nomas en funci¨®n del color pol¨ªtico de la Administraci¨®n concedente. El pluralismo interno de las televisiones locales en manos privadas requiere un sector empresarial de la comunicaci¨®n local que atienda, en su actuaci¨®n, a razones de pa¨ªs y no al enfrentamiento pol¨ªtico. Afortunadamente disponemos de aqu¨¦l en Catalu?a; la prensa local y comarcal as¨ª como muchas televisiones locales de gesti¨®n privada dan buena muestra de ello.
De todas maneras, vinculado estrechamente a la garant¨ªa del pluralismo est¨¢ el asunto de la viabilidad econ¨®mica de estos medios. Hay que huir, de igual modo, de una televisi¨®n local deslocalizada en sus contenidos, como de un medio de estricto campanario que no sea rentable. No hay pluralismo sin rentabilidad econ¨®mica, lo que obliga a acuerdos entre las empresas de la comunicaci¨®n local y la existencia de un sector empresarial fuerte, que asegure efectivamente una programaci¨®n de proximidad que atienda a la realidad inmediata del telespectador, pero haci¨¦ndola, a la vez, compatible con contenidos de car¨¢cter m¨¢s general, que permitan econom¨ªas de escala.
La nueva televisi¨®n digital local no puede, finalmente, renunciar a su pasado ni a los elementos distintivos del movimiento de las televisiones locales, cuyo esfuerzo consigui¨®, en buena medida, su legalizaci¨®n. Se hace preciso que quienes fueron actores en los momentos iniciales lo sean tambi¨¦n en el presente, compartiendo dicho protagonismo con entidades p¨²blicas y empresas que se han incorporado a la comunicaci¨®n local con posterioridad. Esto supone renovarse, pero la innovaci¨®n y el rigor es lo que ha permitido sobrevivir a las televisiones locales. Estos medios se hallan en estos momentos ante un cruce de caminos, pero si eligen el apropiado su recorrido ser¨¢ largo.
Joan Recasens Calvo es abogado y profesor de Derecho Administrativo de la UB.
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