Mediador, ide¨®logo y estratega
En noviembre de 1998, reci¨¦n promulgada la tregua de ETA que permiti¨® al Gobierno del PP explorar con HB y la banda terrorista las intenciones que hab¨ªa detr¨¢s de la misma, el juez Baltasar Garz¨®n archiv¨® la causa que ten¨ªa abierta contra Rafael D¨ªez Usabiaga por presunta colaboraci¨®n con la banda. Aleg¨® el magistrado que, aunque sus contactos con esta organizaci¨®n estaban probados, ten¨ªan como finalidad "la mediaci¨®n" y se hab¨ªan realizado con conocimiento del Gobierno.
Lo cierto es que el secretario general del sindicato LAB hab¨ªa reconocido ante Garz¨®n sus contactos con ETA -seg¨²n el auto judicial se trataba de una relaci¨®n "fluida", entre 1991 y 1996- que el sindicalista calific¨® de "labores mec¨¢nicas" de intermediaci¨®n. As¨ª que, en cuanto se sobresey¨® su causa, Usabiaga tuvo ocasi¨®n de demostrar que era cierto su testimonio. Se incorpor¨® junto a Arnaldo Otegi y el abogado I?igo Iruin a la delegaci¨®n de Herri Batasuna que se entrevist¨®, un mes despu¨¦s en un chal¨¦ de la provincia de Burgos, con la que envi¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con intenci¨®n exploratoria, antes de dar el pl¨¢cet a una reuni¨®n con ETA.
D¨ªez ha dirigido a la izquierda 'abertzale' desde el sindicato tras la ilegalizaci¨®n de Batasuna
Esta trayectoria refleja, adem¨¢s del peso del l¨ªder sindical con l¨ªnea directa con el aparato pol¨ªtico de la banda, su reconocimiento como ide¨®logo y estratega de una izquierda abertzale que, en los ¨²ltimos a?os, ha tenido a LAB, la ¨²nica organizaci¨®n hist¨®rica que le queda legal, como punta de lanza de su pol¨ªtica. Desde esa posici¨®n privilegiada, D¨ªez ha sido un impulsor perseverante de la negociaci¨®n y un defensor de la "cintura pol¨ªtica" dentro de un mundo demasiado acostumbrado a los radicalismos chulescos.
D¨ªez, l¨ªder del sindicato nacido de las filas de ETA hace 30 a?os, ha sabido hacerse un hueco indiscutible en el mundo sindical vasco (tiene cerca de 30.000 afiliados), pese a no condenar la violencia. Trabajador de Michel¨ªn en Lasarte (Guip¨²zcoa), perteneci¨® a la direcci¨®n colegiada de LAB hasta 1992, en que fue designado secretario general, un expreso reconocimiento a su liderazgo por poner en valor una organizaci¨®n caracterizada como un "sindicato sociopol¨ªtico", con m¨¢s objetivos que los de los trabajadores.
"El sindicalismo no puede estar s¨®lo en el marco de la negociaci¨®n colectiva sin intervenir en los aspectos estructurales pol¨ªticos y econ¨®micos que afectan a los trabajadores", ha reconocido D¨ªez, justificando as¨ª la clara vocaci¨®n pol¨ªtica de un sindicato que, en los 10 ¨²ltimos a?os, ha sustentado, con m¨¢s acierto que una HB, lastrada por su vinculaci¨®n a ETA, la pol¨ªtica de la izquierda abertzale. El hito de esta etapa fue la alianza, en 1995, con el sindicato nacionalista ELA con la que sellaron una unidad de acci¨®n que tres a?os despu¨¦s culmin¨® en el Pacto de Lizarra entre todos los partidos y sindicatos nacionalistas que posibilit¨® la tregua de ETA. Esta iniciativa explicar¨ªa tambi¨¦n el que la "soberan¨ªa de Euskal Herria" fuera el eje principal de las ponencias del congreso con el que LAB celebr¨® su 25 aniversario.
No es casualidad que el dirigente sindical sea, junto a Arnaldo Otegi, el pol¨ªtico cuyo procesamiento ha movilizado hasta a los veteranos de HB, conscientes de que ahora es una pieza clave, un interlocutor imprescindible en la futura mesa de normalizaci¨®n. En los ¨²ltimos tres lustros, D¨ªez ya estuvo en Argel como asesor de los interlocutores etarras de Rafael Vera y apoy¨® despu¨¦s la "mini tregua" de 15 d¨ªas que ETA ofreci¨® al PP en cuanto lleg¨® al poder. Estratega clave en la fallida unidad nacionalista de Lizarra, ahora es necesario para conducir, junto a otros partidarios de la negociaci¨®n, a Batasuna y ETA en la andadura iniciada en Anoeta.
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