El Madrid vuelve a perderse en Montju?c
Al Espanyol le basta con una defensa en tensi¨®n y la actuaci¨®n de De la Pe?a para desequilibrar el partido
No escarmienta el Madrid, nuevamente abatido en una jugada a bal¨®n parado, otra vez estrangulado por su cuadrado m¨¢gico, un partido m¨¢s desquiciado. Aunque estaba advertido, m¨¢s o menos se encuentra en el mismo disparadero que el a?o pasado cuando Camacho tom¨® las de Villadiego despu¨¦s de salir escaldado de Leverkusen y negarse m¨¢s tarde en el encuentro de Montju?c, que para m¨¢s se?as tambi¨¦n se celebr¨® el 18 de septiembre, acab¨® 1-0 y con dos jugadores blancos expulsados. Orgulloso por naturaleza, Luxemburgo no tirar¨¢ la toalla sino que conf¨ªa en su dibujo ni que sea para llevar la contraria a los caricaturistas, que con tal de burlarse del Madrid los hay de todas las condiciones. Hoy, en cualquier caso, el equipo no tiene ni la est¨¦tica que se supone por la n¨®mina de sus futbolistas ni la ¨¦pica que siempre le otorg¨® el escudo sino que es tan barroco como la expresi¨®n de su propio entrenador.
ESPANYOL 1 - REAL MADRID 0
Espanyol: Kameni; Armando S¨¢, Jarque, Lopo, David Garc¨ªa, Domi; Costa, Ito; De la Pe?a (Yag¨¹e, m. 89); Luis Garc¨ªa (Fredson, m. 79) y Corominas (Jonathan, m. 59).
Real Madrid: Casillas; Salgado, Helguera, Sergio Ramos, Roberto Carlos; Pablo Garc¨ªa (Guti, m. 58), Beckham; Baptista, Ra¨²l; Robinho y Ronaldo.
Gol: 1-0. M. 68. Iv¨¢n de la Pe?a bota una falta desde la derecha y Jarque, libre de marca, cabecea a la red.
?rbitro: Rodr¨ªguez Santiago. Mostr¨® la tarjeta amarilla a Pablo Garc¨ªa, David Garc¨ªa, Domi, Helguera y Jonathan. Expuls¨® a Sergio Ramos por doble amonestaci¨®n (m. 87) y a Baptista por agresi¨®n a Jonathan (m. 91).
Montju?c. 38.950 espectadores.
Desorientado e impotente, el Madrid no da pie con bola, v¨ªctima de su empanada t¨¢ctica, derrotado en los tres ¨²ltimos partidos por rivales que no guardan ning¨²n parecido. No hace falta jugarle a f¨²tbol sino que se condena solo en las jugadas de estrategia. El Espanyol le tumb¨® a la salida de una falta que retrat¨® tanto su confusi¨®n como el ¨¢nimo con que le enfrentan los adversarios y le miden los ¨¢rbitros: De la Pe?a bot¨® una falta y Jarque cabece¨® mientras sonaba el silbato del colegiado, no se sabe si antes o despu¨¦s del remate del central, circunstancia que provoc¨® el enfado de los defensas blancos. Los medios, mientras, se desentendieron tanto de la jugada que el gol estaba cantado desde que Lo Pelat tom¨® la pelota.
Mandaba Iv¨¢n de la Pe?a desde que Luxemburgo retir¨® a Pablo Garc¨ªa y concedi¨® campo al Espanyol. Entend¨ªa el entrenador que su equipo hab¨ªa madurado suficientemente el partido despu¨¦s de un insustancial acoso y derribo y tir¨® de Guti para que conectara con los delanteros. Apareci¨® por un momento Beckham, y Robinho y Ronaldo se ofrecieron en un par de llegadas. Muy poca cosa en un equipo tan luminoso, m¨¢s esforzado que certero, sobre todo hasta el descanso. El Madrid ni se activaba ni encontraba la porter¨ªa, sino que funcionaba de manera sincopada, cada vez m¨¢s entregado a la pegada de Ronaldo, un futbolista que no necesita m¨¢s que la pelota para marcar las diferencias. Ocurri¨®, sin embargo, que el ariete se gan¨® pocos remates porque la l¨ªnea media blanca result¨® esteril.
Al Espanyol le interesaba especialmente simplificar el partido en un duelo entre Ronaldo y De la Pe?a, y se sali¨® con la suya. Lo Pelat gobern¨® la divisoria con una autoridad futbolistica incontestable. M¨¢s tensionado que exigido defensivamente, el equipo blanquiazul siempre encontr¨® una salida en su volante ofensivo, que tir¨® la contra con precisi¨®n cada vez que cont¨® con superioridad num¨¦rica en su equipo. Lo Pelat tir¨® la falta del gol, provoc¨® la expulsi¨®n de Ramos, remat¨® al larguero y sobresali¨® m¨¢s que cualquiera de los jugadores del Madrid, abandonados a un ejercicio in¨²til. Los futbolistas blancos juegan muchos partidos, cada uno el suyo, y nunca coinciden en uno. El Espanyol le puso ayer una camisa de fuerza se despleg¨® con de tres centrales y dos pivotes y le enfil¨® con De la Pe?a.
Fuera de onda, irreconocible como colectivo, el Madrid tampoco encontr¨® consuelo en sus individualidades. Robinho entr¨® poco en juego y Baptista acab¨® tan desquiciado que pate¨® a Jonathan y fue expulsado. Nadie sabe lo que quiere Luxemburgo del brasile?o cuando se sabe que es un media punta y su gracia est¨¢ cuando se presenta en el ¨¢rea. El Espanyol no le dej¨® llegar porque tapon¨® la l¨ªnea de pase y tuvo un control del partido espl¨¦ndido si se atiende a su alineaci¨®n. Form¨® con un equipo diezmado por las ausencias y, sin embargo, jug¨® de memor¨ªa, porque hab¨ªa preparado el partido a conciencia y se sent¨ªa reconfortado por la victoria de M¨¢laga.
El Espanyol le cedi¨® con gusto y entusiasmo la palabra al Madrid, y Luxemburgo no tuvo nada que decir. Obligado a jugar en ataque est¨¢tico, le cost¨® encontrar aire en la c¨¢mara blanquiazul. Aunque la presencia de Pablo Garc¨ªa le dio una jerarqu¨ªa aparente en la medular, se ahog¨® en la l¨ªnea de tres cuartos. No gener¨® espacios, le falt¨® velocidad en la circulaci¨®n de la pelota y no tuvo una visi¨®n panor¨¢mica del campo. Actu¨® muy por dentro, alejado de las bandas, y se entreg¨® a un ejercicio de punter¨ªa desde la media distancia para suerte de Kameni y desdicha de Robinho, sorprendentemente desconectado de su equipo y tambi¨¦n del partido. La salida de Guti parec¨ªa una buena noticia para el Madrid, que se tom¨® un perfil de equipo m¨¢s cuerdo y peligroso. El problema fue que entonces encaj¨® un gol y no s¨®lo no supo remontarlo sino que concedi¨® dos expulsiones que le devolvieron a su pecado original: el central Ramos no pudo evitar la derrota y Baptista no supo alcanzarla. El Madrid tiene hoy las mismas dudas que hace un a?o. No pasa el tiempo.
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