Toque de atenci¨®n
Esta vez no. El segundo mal partido de Espa?a en este europeo (atenci¨®n, dos de tres) no tuvo remedio final. Tampoco hubiese sido justo, pues Israel tuvo mejor pinta desde el principio y se aplic¨® a la tarea con una dosis de entusiasmo claramente superior a Espa?a.
En todos los terrenos donde el deseo resulta definitorio, sac¨® ventaja. La defensa, los rebotes, los balones divididos, esas jugadas que en un momento puntual pueden cambiar din¨¢micas, en todo esto Israel dobleg¨® a Espa?a. Y claro, el ¨¢nimo se va retroalimentando por lo que un partido en el que a priori s¨®lo se debat¨ªa una victoria seguramente intrascendente a efectos pr¨¢cticos, se convirti¨® en un asunto mucho m¨¢s serio al estar sobre el tapete el primer puesto del grupo. Casi nada.
Razones para explicar lo sucedido abundan. Desde el cansancio acumulado de los titulares espa?oles hasta la relajaci¨®n dif¨ªcilmente evitable al tener un buen colch¨®n de puntos, pasando por alguna del tipo f¨²tbol es f¨²tbol o que todas las selecciones est¨¢n muy igualadas. Todas ciertas, todas incompletas. Afortunadamente la cosa, que se puso muy muy fea, no lleg¨® a mayores, pero a¨²n con el m¨¢ximo bot¨ªn conseguido en esta primera fase, molestas sombras se han cernido sobre nuestra selecci¨®n despu¨¦s del fabuloso inicio ante Serbia. Dos de ellas deben preocupar. La falta de eficacia defensiva, arma habitual de este equipo, y la poca aportaci¨®n de casi la mitad de la plantilla.
Los cuatro pilares espa?oles, Calder¨®n, Navarro, Garbajosa y Reyes, han encontrado menos apoyo del previsto de la segunda l¨ªnea, lo que les ha terminado por cargar excesivamente de tiempo de juego. Jim¨¦nez, que lo sigue intentando pero anda fuera de foco, Vazquez, Rudy o Cabezas, no han logrado calar y frente a Israel se volvi¨® a confirmar esta tendencia, lo que resulta extremadamente peligroso ante el reto que se abre para Espa?a a partir del viernes.
El problema es que ya no hay m¨¢s tiempo de prueba ni rodaje, y todo apunta a que los cuatro jugadores m¨¢s importantes acaparar¨¢n, como no ocurr¨ªa desde hace mucho tiempo, la mayor¨ªa de minutos de juego. Si est¨¢n finos, no hay problema. Pero ?y si falla alguno de ellos como fallaron ayer Calder¨®n y Navarro?
Nunca viene mal una derrota cuando tiene remedio futuro. Las victorias tienen su lado oscuro, ese que conecta con aspectos como la complacencia, la relajaci¨®n o la sensaci¨®n de invulnerabilidad. Los buenos resultados amortiguan las se?ales de alerta. Los fracasos, y una derrota siempre lo es, obligan a revisiones en profundidad. Un equipo demuestra su potencial en su capacidad para extraer lecciones constantemente, cuando gana y sobre todo cuando pierde.
En este curso de preparaci¨®n acelerado que resulta una fase previa, Espa?a tiene mucho material para el an¨¢lisis. Ha mostrado todas sus caras, desde la mejor ante Serbia, hasta la peor frente a Israel. Salvados los muebles a trancas y barrancas, tiene cinco d¨ªas para recomponerse y afrontar el cruce cuartos con las ideas m¨¢s claras y los m¨²sculos m¨¢s frescos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.