Corazonadas inteligentes
Un nuevo libro, 'Inteligencia intuitiva', vuelve a indagar sobre el valor del inconsciente, de todos esos datos acumulados en el desv¨¢n de la mente para desenvolvernos en la vida cotidiana. Grandes 'cerebros' de la historia han exaltado la importancia de la corazonada en sus trabajos.
Cuentan que en los inicios el ser humano ten¨ªa la sabidur¨ªa de la divinidad, pero que no supo utilizarla correctamente. Dicen que, como castigo, los dioses se la retiraron y decidieron esconderla en alg¨²n lugar al que s¨®lo se pudiera llegar con verdadero esfuerzo. Buscaron en las monta?as m¨¢s altas, en los abismos de los oc¨¦anos, en el centro de la Tierra. Todos parec¨ªan demasiado accesibles. Finalmente optaron por ocultarla all¨ª donde los altivos mortales nunca podr¨ªan imaginar: en el interior del propio ser humano.
No se sabe a ciencia cierta el origen de esta hermosa leyenda, pero curiosamente describe lo que algunos estudiosos de la mente comienzan a descubrir. Unos hablan de intuici¨®n, otros de inconsciente sin m¨¢s, tambi¨¦n de inconsciente adaptativo. Incluso improvisaci¨®n. Poco importa el nombre, lo cierto es que hace alg¨²n tiempo que neurocient¨ªficos y psic¨®logos siguen la pista de esa misteriosa capacidad humana que permite tomar decisiones instant¨¢neas siguiendo exclusivamente las indicaciones de las v¨ªsceras y que resultan, en muchos casos, m¨¢s acertadas que las que surgen de una profunda reflexi¨®n.
Wilson: "El inconsciente adaptativo se las arregla para hacerse una composici¨®n de lugar de lo que nos rodea e iniciar acciones"
Dos catedr¨¢ticos de EE UU comprobaron que los altos estaban mejor pagados, pues la talla se asocia con fuerza y capacidad
"La tarea de conocernos y conocer nuestro comportamiento exige ser conscientes de que vale tanto lo percibido en un abrir y cerrar de ojos como en meses de an¨¢lisis racional". As¨ª de rotundo se muestra Malcolm Galdwell en su libro Inteligencia intuitiva, en el que, a partir de ejemplos y de resultados de experimentos psicol¨®gicos, trata de convencer al lector de que es posible "saber la verdad en dos segundos". Entre los muchos casos que Galdwell menciona se encuentra el de un conocido historiador del arte, Bernard Berenson, con un talento muy especial para detectar falsificaciones. Su t¨¦cnica era literalmente visceral, algo que aparentemente sacaba de quicio a sus colegas, porque Berenson era incapaz de explicar o de dar pruebas concretas sobre lo que hab¨ªa visto en una obra para determinar que no era aut¨¦ntica. Parece que en una ocasi¨®n, en los tribunales, las ¨²nicas justificaciones que dio para su dictamen fueron cosas como que sinti¨® malestar de est¨®mago, que le zumbaron los o¨ªdos o que se mare¨®.
Obviamente no hace falta ser un c¨¦lebre experto de arte para experimentar las delicias de esta capacidad. Muchos cazatalentos, polic¨ªas, negociadores o empresarios la aplican casi cada d¨ªa en sus trabajos; la mayor parte del tiempo sin darse cuenta. Muchos de estos profesionales s¨®lo necesitan algunos segundos para saber si una persona ser¨¢ la pr¨®xima estrella mundial del cine, si es la adecuada para un puesto o si miente cuando afirma que no ha cometido un delito. Todo el mundo, de un modo u otro, toma decisiones, juzga situaciones y act¨²a por obra y gracia de esa misteriosa parcela de la mente que en la actualidad se conoce como "inconsciente adaptativo". ?Cu¨¢ntas veces ha tenido una corazonada sobre alguien que acababa de conocer y que result¨® estrictamente cierta? ?Recuerda que cuando eligi¨® su actual vivienda algo le dec¨ªa que era ¨¦sa, aunque otras aparentemente ofrec¨ªan m¨¢s ventajas?
Timothy Wilson, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Universidad de Virginia, en su libro Strangers to ourselves (Extra?os para nosotros mismos), asegura: "El inconsciente adaptativo se las arregla estupendamente para hacerse una composici¨®n de lugar de lo que nos rodea, advertirnos de los peligros, establecer metas e iniciar acciones de forma elaborada y eficaz". Y, c¨®mo no, Wilson invita a que dejemos que haga su trabajo sin imponerle restricciones. Muchos pensar¨¢n que lo de la intuici¨®n es cosa de unos pocos iluminados con cierta facilidad para abstraerse. Lo que ocurre es que algunas personas parecen escuchar a su inconsciente adaptativo y lo cultivan, mientras que otras dejan que sus prejuicios, una sobredosis de raz¨®n o sus miedos lo arrinconen. La buena noticia es que esta capacidad se puede cultivar. De hecho, el inconsciente adaptativo ya ha entrado en las agendas de los altos ejecutivos. En los ¨²ltimos a?os ha llegado con fuerza al mundo del desarrollo personal y profesional el concepto de coaching. Se podr¨ªa definir como un servicio personalizado de ayuda para afrontar nuevos retos, en el que un entrenador analiza y aconseja a su cliente para que ¨¦ste saque el m¨¢ximo partido a su personalidad o modifique su conducta para lograr el objetivo que se ha marcado. Muchas de estas compa?¨ªas trabajan con profesionales de alto nivel, y algunas de ellas ya han incluido entre sus particulares men¨²s para la excelencia un apartado especial para el inconsciente adaptativo y todas sus habilidades intuitivas.
Lo curioso es que la exploraci¨®n de la cara oculta de la mente estaba reservada al psicoan¨¢lisis y hasta hace poco tiempo la ciencia en general y la psicolog¨ªa en particular contemplaban con enorme recelo los postulados de Freud y de sus herederos. "Los tiempos han cambiado. Se han desarrollado nuevos m¨¦todos para estudiar el pensamiento inconsciente", admite Wilson. Efectivamente, las t¨¦cnicas de imagen cerebral han permitido penetrar en lo m¨¢s ¨ªntimo del entramado neuronal y descubrir que una buena parte de los planteamientos del psicoan¨¢lisis "est¨¢n en consonancia con la visi¨®n m¨¢s avanzada de la neurociencia contempor¨¢nea", ha escrito Antonio Damasio, neur¨®logo recientemente galardonado con el Premio Pr¨ªncipe de Asturias. Pero el inconsciente adaptativo no es el subconsciente descrito por Freud, una especie de cueva de los horrores donde se acumulan frustraciones y deseos reprimidos. "El inconsciente es mucho m¨¢s sofisticado y potente de lo que ¨¦l imagin¨®", explica Wilson.
En realidad, el concepto actual de inconsciente est¨¢ mucho m¨¢s cerca de las ideas del psiquiatra suizo Carl G. Jung, un disc¨ªpulo de Freud que se alej¨® de la visi¨®n reducida de su maestro y cre¨® su propia escuela. Jung fue, por cierto, quien acu?¨® el t¨¦rmino inconsciente frente al subconsciente que empleaban los freudianos. Los junguianos consideran que una de las funciones de este misterioso desv¨¢n de la mente es acumular informaciones para dejar espacio libre a todas las novedades que llegan de forma continua. De lo contrario, "nuestra mente se convertir¨ªa en una barah¨²nda inservible", anotaba Jung en el ¨²nico libro de divulgaci¨®n que acept¨® escribir, El hombre y sus s¨ªmbolos.
Imag¨ªnese que tuviera que conducir como lo hac¨ªa cuando acababa de sacarse el carn¨¦. Su cabeza, consciente, no daba abasto para controlar la palanca de cambios, los retrovisores y ?los millones de coches que se empe?aban en rodear al suyo! Con el tiempo, todo el baile de movimientos pasa al desv¨¢n desde donde se ejecutan sin que la raz¨®n se percate.
Obviamente no s¨®lo se almacenan conocimientos y memorias recientes, los comportamientos acumulados a lo largo de la evoluci¨®n tambi¨¦n tienen su lugar en el inconsciente. "Los humanos poseemos una serie impactante de procesos psicol¨®gicos que son cr¨ªticos para la supervivencia y que operan por debajo de la escena mental consciente", explica Wilson. Las t¨¦cnicas de exploraci¨®n cerebral ponen sobre la mesa datos experimentales que confirman la existencia de un sexto sentido ante las amenazas.
Despu¨¦s del 'tsunami' que arras¨® el Sureste asi¨¢tico se observ¨® que entre las v¨ªctimas no hab¨ªa personas de las tribus locales. Seg¨²n defiende Joshua Brown, de la Universidad de Washington, en nuestro cerebro hay una regi¨®n capaz de detectar el peligro antes de que se produzca. No s¨®lo eso, tambi¨¦n es capaz de anticipar el resultado de una mala decisi¨®n y hacernos cambiar de parecer. Por supuesto, todo ocurre al margen de la consciencia. Ya lo dec¨ªa Pascal: "El coraz¨®n tiene razones que la raz¨®n ignora".
Cabe preguntarse por qu¨¦ esa zona cerebral salvadora no funcion¨® para el resto de las v¨ªctimas del tsunami. Jung pensaba que "la consciencia avanzada priv¨® al hombre moderno de los medios con los que pod¨ªa asimilar las aportaciones de los instintos y del inconsciente". La versi¨®n actual de esta opini¨®n podr¨ªa ser: "Nuestro mundo exige respaldar las decisiones con citas y notas al pie", tal como lo expresa Galdwell. A pesar de que parece que ya no escuchamos al inconsciente cuando grita peligro, hay quien afirma que sigue ejerciendo su labor en silencio.
Pero no todos los elementos ancestrales que se acumulan en el inconsciente tienen un efecto positivo. Precisamente lo que llev¨® a Malcolm Galdwell a escribir Inteligencia intuitiva es un buen ejemplo de ello. Tiene que ver con los prejuicios, en muchos casos inconscientes, pero que sin duda condicionan el comportamiento. Hace algunos a?os, el autor decidi¨® dejarse crecer el pelo. Hay que decir que su madre es de origen jamaicano y la melena de Galdwell sigue el m¨¢s puro estilo Jackson Five, antes de los tratamientos. "Inmediatamente, mi vida cambi¨®". No s¨®lo le controlaban en los aeropuertos, sino que un d¨ªa la polic¨ªa le detuvo en Manhattan como sospechoso de violaci¨®n. El argumento fue que se parec¨ªa mucho al criminal. Cuando le ense?aron el retrato robot descubri¨® que ni la edad ni la complexi¨®n coincid¨ªan, el ¨²nico rasgo en com¨²n era el pelo. Y ?qu¨¦ tiene que ver el pelo de Galdwell con los rasgos primitivos del inconsciente?
Tal como recoge el propio protagonista de la confusi¨®n, las investigaciones con el Test de Asociaci¨®n Impl¨ªcita -que trata de detectar asociaciones inconscientes- demuestran que existe una tendencia generalizada a relacionar a las personas de raza negra con conceptos negativos de tipo violencia, agresi¨®n, armas, etc¨¦tera. Por el contrario, los individuos de raza blanca se asocian m¨¢s f¨¢cilmente con ideas positivas. Esto es as¨ª entre gente que se declara "conscientemente" no racista e incluso entre sujetos de origen africano.
Otro curioso dato que ilustra el poder de los arquetipos: Timothy Judge y Daniel Cable, catedr¨¢ticos de gesti¨®n y negocios de dos universidades estadounidenses, analizaron los datos de cuatro grandes estudios en los que se hab¨ªan recogido informaciones sobre distintos aspectos de la vida de miles de personas desde su nacimiento hasta la edad adulta. Sorprendentemente descubrieron que 2,5 cent¨ªmetros de altura se traduc¨ªan en 789 d¨®lares m¨¢s de sueldo al a?o. Es decir, que las personas altas est¨¢n mejor vistas y, por tanto, mejor pagadas. Seguramente si se preguntara a sus jefes, negar¨ªan toda asociaci¨®n consciente entre la altura y la valoraci¨®n de sus empleados, pero ?qu¨¦ pasa con el inconsciente?
"La altura se usa como un ¨ªndice de la capacidad y de la fuerza", asegura Judge. "Cuando los humanos evolucionaron como especie y todav¨ªa viv¨ªan en la jungla o en las planicies, asignaban cualidades de l¨ªder a personas altas porque se consideraba que eran m¨¢s capaces para proteger al grupo". Esto en lo que se refiere a la talla; en cuanto al negro, tambi¨¦n existe una asociaci¨®n bastante generalizada entre ese color y lo negativo, peligroso, incluso demon¨ªaco. Sin ir m¨¢s lejos, en el lenguaje corriente hay numerosas expresiones que se apoyan en la asociaci¨®n entre ese color y las desgracias. Y volviendo a Jung llegamos a uno de los temas centrales y m¨¢s sorprendentes de su teor¨ªa sobre los contenidos de la mente: el inconsciente colectivo. Como sugiere su nombre, el contenido de este desv¨¢n trasciende lo individual; en ¨¦l se encontrar¨ªan creencias, recuerdos o informaciones compartidos por grupos humanos m¨¢s o menos numerosos o incluso por toda la especie. Quiz¨¢ no se le ha dado ese nombre, pero los publicistas lo conocen muy bien. Muchos de los anuncios que nos llegan por cualquier medio est¨¢n concebidos para apelar a algunas de esas asociaciones colectivas y lo hacen mediante el empleo de s¨ªmbolos que es, seg¨²n el psicoan¨¢lisis, el lenguaje del inconsciente.
Hasta el momento, la psicolog¨ªa y la neurolog¨ªa han explorado b¨¢sicamente los contenidos del inconsciente relacionados con el pasado -memorias, creencias-, pero Jung aseguraba que tambi¨¦n existen "g¨¦rmenes de ideas futuras". De este particular desv¨¢n mental pueden, pues, surgir soluciones originales, ideas creativas. De hecho, Bertrand Russell, en su libro La conquista de la felicidad, hace una referencia expl¨ªcita a esta capacidad del inconsciente: "Si tengo que trabajar en alg¨²n tema dif¨ªcil, el mejor plan es pensar en ello con intensidad durante un tiempo y despu¨¦s dar la orden de que el trabajo contin¨²e en el subterr¨¢neo. Despu¨¦s de algunos meses, vuelvo conscientemente al tema y descubro que el trabajo est¨¢ hecho".
Puesto que el inconsciente adaptativo es tan sumamente rico en informaci¨®n y adem¨¢s condiciona el comportamiento, tanto para lo bueno como para lo malo, cabe preguntarse si es conveniente bucear en su interior para descubrir su contenido. Pues bien, as¨ª como existe un consenso en lo que se refiere a su importancia, parece que la forma de explorarlo no est¨¢ tan clara. Wilson asegura que la introspecci¨®n directa puede crear confusi¨®n porque la persona puede llegar a conclusiones o encontrar explicaciones sobre su comportamiento que pueden no ser las reales. A pesar de no ser muy partidario del t¨ªpico div¨¢n, una de las soluciones que propone este psic¨®logo es preguntar a los otros c¨®mo nos ven y otra es hacer de observador de uno mismo, viendo si las acciones se corresponden con la idea que tenemos de nosotros mismos.
Las sugerencias de Wilson forman parte de un amplio abanico de posibilidades para desnudarse por dentro delante del espejo, descubrir los contenidos inconscientes que lo manipulan y los tesoros escondidos. Seg¨²n Galdwell, si esto lo hicieran muchos, "combinando todos esos peque?os cambios lograr¨ªamos crear un mundo diferente y mejor".
'Inteligencia intuitiva. ?Por qu¨¦ sabemos la verdad en dos segundos?' (Taurus Ediciones), de Malcolm Galdwell, sale a la venta la pr¨®xima semana.
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