La albanesa y el polaco

Presum¨ªan este verano en el Festival de Salzburgo, a prop¨®sito de La traviata, de heterogeneidad en las procedencias de los tres papeles principales (una georgiana, un mexicano, un estadounidense), y los divulgaban a los cuatro vientos como un signo de distinci¨®n de una ¨®pera sin fronteras. En La traviata que inauguraba anteayer la temporada de ¨®pera de Bilbao, la dispersi¨®n geogr¨¢fica era menor. Se trataba, al fin y al cabo, de una albanesa, un polaco y un b¨²lgaro, pero, en cierto modo, daba pistas de la expansi¨®n de las voces del Este en nuestros d¨ªas.

Se me ocurri¨® preguntarle a una persona ligada a la organizacci¨®n si no le supon¨ªa una presi¨®n a?adida programar La traviata como inauguraci¨®n de temporada despu¨¦s del impacto que ha causado este verano este t¨ªtulo en Salzburgo. "En absoluto", me dijo. "La de Salzburgo es una traviata medi¨¢tica, de las que gustan a famosos como Vargas Llosa. La de aqu¨ª es de las que satisfacen las exigencias vocales de los aficionados bilba¨ªnos". Eso se llama tener las ideas claras.

El tr¨ªo vocal que ven¨ªa del Este fue, en efecto, excepcional. La soprano albanesa Inva Mula alcanz¨® su momento ¨®ptimo en un conmovedor addio del pasato. No lleg¨® al sobreaguado del primer acto ("tampoco lo tiene Anna Netrebko y nadie se rasg¨® las vestiduras en Salzburgo", me precis¨® mi interlocutor bilba¨ªno), pero su l¨ªnea vocal es encomiable; su presencia f¨ªsica, impactante, y su composici¨®n del personaje, convincente.

La gran sorpresa de la noche fue, en cualquier caso, el tenor polaco Piotr Beczala. Debutaba en Espa?a y bord¨® el personaje de Alfredo, con una hermosura de color vocal y un fraseo tan n¨ªtido como elegante ("No me va a decir usted que Villaz¨®n es mejor que ¨¦ste", apuntal¨® mi polemista amigo. "Como Alfredo, desde luego que no", le tuve que reconocer). ?sta es una de las grandezas de la ¨®pera organizada por la ABAO: su capacidad para fichar a cantantes de enjundia antes que nadie. Trabajan sus organizadores a la sombra, sin el estrellato de los directores art¨ªsticos, siempre pendientes de salir en la prensa o la televisi¨®n, y consiguen unos repartos vocales que para s¨ª los quisieran teatros con presupuestos diez veces m¨¢s elevados. El bar¨ªtono b¨²lgaro Vlad¨ªmir Stoyanov complet¨® la trilog¨ªa de los elegidos. En la misma l¨ªnea de rigor. Sin tics para la galer¨ªa, con sobriedad l¨ªrica.

La puesta en escena de Pier Luigi Pizzi, coproducci¨®n del Teatro Real y la ABAO, luci¨® en Bilbao menos que en Madrid, tal vez por las dimensiones del Euskalduna, tal vez por que Pizzi mand¨® a un asistente que cuid¨® menos el lado teatral. La Sinf¨®nica de Bilbao tuvo una noche apagada y su director, Roberto Rizzi, estuvo bastante perdido, sin dominar esa faceta necesaria de la concertaci¨®n. La tensi¨®n brill¨® por su ausencia y ello perjudic¨® a la atm¨®sfera general de la representaci¨®n y, en particular, a los cantantes. Se lo dije a mi amigo bilba¨ªno, a ver por d¨®nde sal¨ªa. "Qu¨¦ generoso est¨¢s en tus apreciaciones", dijo sin titubear. Y es que los de Bilbao son as¨ª.