La hora de la pol¨ªtica
Los autores analizan la situaci¨®n creada en Alemania tras las elecciones y defienden la b¨²squeda de alternativas a la gran coalici¨®n entre democristianos y socialdem¨®cratas.
Los autores analizan la situaci¨®n creada
en Alemania tras las elecciones y defienden
la b¨²squeda de alternativas a la gran coalici¨®n
entre democristianos y socialdem¨®cratas.?Qui¨¦n ser¨¢ capaz de cortar el nudo gordiano que supone la formaci¨®n de una coalici¨®n imposible? La respuesta no es especialmente dif¨ªcil: si no se da ninguna intervenci¨®n al margen del Parlamento de los candidatos a canciller (ambos bien d¨¦biles), Merkel y Schr?der, decidir¨¢ el Bundestag con la mayor¨ªa de sus diputados. El presidente federal, K?hler, propondr¨¢ en primer lugar al candidato que cuenta con el mayor n¨²mero de esca?os, lo que conducir¨ªa a una gran coalici¨®n bajo Angela Merkel si algunos de los diputados socialdem¨®cratas le vuelven la espalda a Schr?der.
Ser¨ªa positivo que Los Verdes no estuvieran a la izquierda o la derecha, sino por delante
Pero si la fracci¨®n del partido socialdem¨®crata act¨²a un¨¢nimemente, el actual canciller podr¨ªa obtener en una votaci¨®n secreta una mayor¨ªa y podr¨ªa proseguir con un Gobierno de una u otra coloraci¨®n o un Gobierno rojiverde en minor¨ªa, que tendr¨ªa que buscar mayor¨ªas en el Bundestag siempre que pudiera... y mientras pudiera. Si este intento tambi¨¦n fracasa, entonces ganar¨ªa un candidato X con mayor¨ªa relativa y que no tiene por qu¨¦ ser aceptado por el presidente federal. Si no le acepta tiene que disolver el Bundestag, y la consecuencia son nuevas elecciones para 2006.
?Caos, inestabilidad, ese siempre temido esp¨ªritu de Weimar? As¨ª act¨²a el reflejo condicionado de P¨¢vlov de la antigua Bundesrepublik, que anhela el retorno al sistema estable de partidos populares de antes. Pero los dos grandes partidos populares tienen juntos el apoyo de menos del 70% del electorado, lo que en comparaci¨®n con otros pa¨ªses europeos quiz¨¢ parece mucho, ya que lo normal es que la fragmentaci¨®n en muchos partidos est¨¦ m¨¢s avanzada. El asunto es que en nuestro sistema de cinco partidos ya no funciona el modelo habitual de formaci¨®n de coaliciones, con lo que el debate acostumbrado sobre la coalici¨®n se convierte en un anacronismo. Uno detr¨¢s de otro, en Alemania se han establecido tres partidos ideol¨®gicos y de parecida fuerza en el Bundestag: los Verdes/Alianza 90 como socialecologistas liberales; el FDP, convertido por Westerwelle y M?llemann en un sepulturero neoliberal del Estado social, y los post-keynesianos nacionalistas de izquierdas, como guardianes de dicho Estado social (Alemania se ha librado de que haya un partido extremista de derechas en el Bundestag).
Los tres peque?os se presentan con programas consistentes (y opuestos) y obtienen as¨ª (junto con otras razones de contenido y de funci¨®n) sus votos. En otros pa¨ªses de la UE los partidos peque?os liberales de derechas o de izquierdas ya han sido encargados de formar Gobierno en ocasiones y lo han cumplido satisfactoriamente.
Seguir buscando en nuestro pa¨ªs la formaci¨®n de la gran coalici¨®n (CDU-SPD), la coalici¨®n sem¨¢foro (SPD-FDP-Verdes) o la Jamaicana (CDU-FDP-Verdes) es pensamiento a la antigua y no crea la anhelada estabilidad de gobierno. Estas combinaciones son en realidad las que re¨²nen el menor denominador com¨²n del conjunto, s¨®lo son mayores frente a las combinaciones actualmente imposibles: negro-amarillo (CDU-FDP), negro-verde y rojo-rojo-verde (SPD-PDS-Verdes). Mientras haya alternativas pol¨ªticas al estancamiento que supone la gran coalici¨®n habr¨ªa que aprovecharlas y s¨®lo as¨ª la sociedad puede aprovechar el supuesto caos de la b¨²squeda de Gobierno para comprender mejor la viabilidad de las alternativas pol¨ªticas, es decir: o bien experimentar c¨®mo funciona la propuesta reformista neoliberal o bien concretar su negaci¨®n de izquierdas o, si no, bajar al terreno de los hechos la alianza de conservadores y ecologistas que desde los a?os ochenta est¨¢ flotando en el aire.
Quien considere que esto son fantasmagor¨ªas no tiene m¨¢s que pensar en las pr¨®ximas elecciones regionales, cuando el principal candidato del CDU se llame, por ejemplo, Klaus T?pfer, quien, como director del organismo medioambiental de Naciones Unidas, tiene un pensamiento ecol¨®gico m¨¢s radical que alg¨²n miembro de Los Verdes. Una discusi¨®n dentro de una posible coalici¨®n sobre la fecha de abandono de la energ¨ªa nuclear o sobre la conveniencia de la biot¨¦cnica o la biomedicina, o sobre la seguridad del contrato de las generaciones entre, por una parte, modernizadores negros y verdes y, por otra parte, los conservadores dogm¨¢ticos, tanto verdes como negros, no es algo que haya que evitar pol¨ªticamente a toda costa. M¨¢s bien ser¨ªa un debate productivo que hasta ahora se ha evitado mediante el enroque en campo propio y el mutuo aislamiento de esos partidos.
Una mayor¨ªa a la izquierda del CDU y los liberales tendr¨ªa que empezar a moverse, en eso el viejo comunista italiano Fausto Bertinotti (que no quer¨ªa el Olivo y le regal¨® as¨ª a Italia un Berlusconi) va varios cuerpos por delante del alegre d¨²o obstaculizador que forman Lafontaine y Gysi. A Alemania no le sirve de nada un movimiento basado en los resentimientos de tipo nacionalista de izquierdas. Lo productivo pol¨ªticamente ser¨ªa una aut¨¦ntica alternativa socialista de izquierdas, y precisamente por ello, que estuviera abierta a acuerdos con el centro. Pero en nuestro pa¨ªs mucha gente sigue so?ando con la reunificaci¨®n de una socialdemocracia rosa, verde y roja que sea as¨ª capaz de gobernar mediante resoluciones de partido. En lugar de todo ello, deber¨ªa aprovecharse el actual periodo de transici¨®n para elaborar verdaderas alternativas reformistas.
Los Verdes, ya camino de la oposici¨®n y considerados por algunos como la superflua quinta rueda del coche, tienen perfectamente sus oportunidades en un juego m¨¢s abierto: pueden, ya que est¨¢n solicitados por todos los dem¨¢s, venderse caros y posicionarse como un partido verdaderamente reformador. Para ello tienen que oponer al supuesto maquiavelismo del arrogante canciller una alternativa maquiav¨¦lica inteligente, es decir, levantarse del lecho de Procrusto de la coalici¨®n rojiverde y presentarse como protagonistas aut¨®nomos de la renovaci¨®n social-ecol¨®gica. ?Acaso es esto agua pasada?
Nunca las cuestiones ecol¨®gi-cas en el sentido m¨¢s amplio fueron m¨¢s evidentemente relevantes como hoy, y Los Verdes tienen que procurar recuperar en este campo su papel de pioneros y de l¨ªderes de la opini¨®n, para que la falsa, paralizadora y sosa alternativa entre M¨¢s mercado o M¨¢s Estado sea arrumbada y, como consecuencia, se hagan posibles alianzas pol¨ªticas adecuadas para el desarrollo posindustrial que, adem¨¢s, se correspondan con la diversidad del electorado actual demostrada de manera tan impresionante el fin de semana pasado.
As¨ª, ser¨¢ mejor que se decida no de arriba abajo, desde las sedes centrales de los partidos y siguiendo una doctrina convencional de los colores, sino dentro del Bundestag alem¨¢n cumpliendo con un complejo encargo del electorado. Contra la democracia de canciller fuerte de Schr?der -con asuntos personalistas reservados al jefe, comisiones y mayor¨ªas intuitivas- hay que reforzar la deteriorada democracia parlamentaria. A la larga no son ya los aparatos de los debilitados grandes partidos los que dictan las reglas del juego, y en el Parlamento Europeo a veces se hacen demostraciones de que se puede hacer una pol¨ªtica razonable con mayor¨ªas variables. Hay una tendencia soterrada a la europeizaci¨®n de los sistemas y usos pol¨ªticos, se va formando poco a poco un ¨¢mbito de referencia de comunicaci¨®n y opini¨®n p¨²blica sin que los actores en el ¨¢mbito nacional lleguen a darse plena cuenta de ello. Ser¨ªa positivo que Los Verdes tambi¨¦n en esta cuesti¨®n relevante para la democratizaci¨®n de la pol¨ªtica no estuvieran a la izquierda o la derecha, sino por delante.
Daniel Cohn-Bendit es eurodiputado alem¨¢n, copresidente del Grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo; Claus Leggewie es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Gie?en. ? Contrapress media GmbN.
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