Whitman, "infrafino"
Comenzamos a valorar adecuadamente a Robert Whitman cuando vemos en su obra un retorno a las vanguardias m¨¢s inquebrantables, aqu¨¦llas consagradas casi enteramente a Duchamp, pero tambi¨¦n a Breton, Man Ray e incluso Mir¨®. Descubrimos en sus pel¨ªculas, rodadas en 16 mil¨ªmetros (1960- 1976), los encuentros casuales entre f¨ªsica y metaf¨ªsica, magia y casualidad. Parecer¨ªan sustra¨ªdos de conceptos como "inframince", que el mismo Duchamp defin¨ªa as¨ª: "Cuando el humo de tabaco huele adem¨¢s a la boca que lo exhala, ambos olores se unen por el infrafino".
Pero hay tambi¨¦n en la tra-
ROBERT WHITMAN
Macba. Pla?a dels ?ngels, s/n Barcelona
Hasta el 8 de enero de 2006
Comisaria: Lynne Cooke Patrocinio tecnol¨®gico: EPSON
yectoria de este artista multidisciplinar, nacido en Nueva York en 1935, una sombr¨ªa inercia entre religi¨®n y creaci¨®n, alumbrada en obras como los Dibujos de Dante (1975), donde, al igual que en la lectura del llamado Tercer Testamento, el visitante, en su entrada al Para¨ªso, experimenta los l¨ªmites del arte, incluso advierte que ¨¦stos se han ampliado, o desaparecido. Estos dibujos, presentados como objetos tridimensionales, en los que su autor juega con las transparencias de los grafitos realizados en ambas caras, se suman a la decena de trabajos que presenta el Macba, en la primera retrospectiva en Espa?a de un artista singular cuya obra est¨¢ ligada a t¨¦rminos como happening, Fluxus y cine expandido, y a autores como Jim Dine, Allan Kaprow, Red Grooms y Claes Oldenburg, con quienes gestion¨®, a finales de los cincuenta, la Reuben Gallery de Nueva York, un espacio consagrado a obras de performance.
Pero la obra de Robert Withman no
s¨®lo es retrospectiva. Admiramos su sentido visionario cuando la confrontamos con la de los suizos Fichli & Weiss o con la inglesa Tacita Dean y si nos apuramos con Juan Mu?oz. He ah¨ª la virtud de esta exposici¨®n, producida conjuntamente con el DIA ART Foundation de Nueva York, pues en ella se demuestra que un museo se puede -y debe- permitir el lujo de ofrecer una visi¨®n coherente del arte (una historia siempre en proceso, que va y viene) sin hipos medi¨¢ticos ni concesiones al gran p¨²blico.
Robert Whitman es un autor a contracorriente que cree en la poes¨ªa y en su capacidad para transformarla en buen humor y en desmesura visual. Para este artista "infrafino" existe el ai¨®n (Deleuze), pues en las telara?as temporales que son sus obras nos avisa de que es posible captar el mundo como una totalidad sincr¨®nica, y a la vez, diacr¨®nica, como en la instalaci¨®n Playback, que da t¨ªtulo a la exposici¨®n, o en esas pel¨ªculas (Spyglass) fruto de acciones teatrales donde el espectador abandona su asiento entre el p¨²blico y sube a escena para sumarse a los dos protagonistas en sus pat¨¦ticos intentos de so?ar despiertos. En sus "piezas cinematogr¨¢ficas", tan influidas por el cine mudo de M¨¦li¨¨s, Keaton y Cornell, lo fant¨¢stico y at¨¢vico cobran la categor¨ªa de una escultura hecha como un palimpsesto visual. "La fantas¨ªa es un objeto en un mundo f¨ªsico, es como una calle o una lluvia", afirma Whitman. Destacar sus experimentos sobre percepci¨®n (Solid Red line, 1967), y sus Cinema pieces, en las que proyecta im¨¢genes sobre objetos cotidianos (Garbage bag, 1964).
La muestra cuenta tambi¨¦n con dos de sus trabajos m¨¢s conocidos, Shower (1964), tan hitchcokiana, y Window (1963), una instalaci¨®n capaz de dulcificar cualquier referencia a la intrigante ?tant donn¨¦s.
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