Homenaje a Barcelona
Buscando catalanes en el sur de California llegu¨¦ a San Ysidro, que es, en rigor, lo m¨¢s al sur que puede irse, porque lo que sigue despu¨¦s es Tijuana, que ya es M¨¦xico. Aquella punta de Estados Unidos se distingue por varios motivos, entre otros por el feroz contraste que hay entre la ¨²ltima ciudad del primer mundo y la primera del segundo, o del tercero, seg¨²n c¨®mo se mire. ?ltimamente San Ysidro se ha vuelto famoso por su outlet, terminajo que designa a los centros comerciales donde hay tiendas que ofrecen prendas baratas, ya sea porque han pasado de moda o porque han durado demasiado tiempo en las estanter¨ªas de las tiendas normales. Este terminajo tiene acepciones m¨¢s atrevidas, seg¨²n el diccionario Oxford outlet quiere decir tambi¨¦n tubo de desag¨¹e o v¨¢lvula de escape, as¨ª que ya podr¨¢n ir imaginando lo que fue meterme ah¨ª, en esa v¨¢lvula de escape que est¨¢ en el colon de Estados Unidos, ese territorio emocionalmente pantanoso donde alg¨²n urbanista creativo, o un ocurrente arquitecto, decidi¨® plantar lo que parece ser un homenaje a Barcelona.
En Las Am¨¦ricas, un centro comercial del sur de California, un urbanista creativo decidi¨® hacer un homenaje a Barcelona
Este centro comercial est¨¢ situado en el extremo sur de San Ysidro, en el colon del colon del pa¨ªs, casi al lado de la l¨ªnea fronteriza, tanto que desde su apacible parking, una superficie enorme y plana donde caben holgadamente varias centenas de autom¨®viles, puede verse un barrio de Tijuana que est¨¢ construido sobre un terreno accidentado y pedregoso, donde caben apretujadas miles de casuchas presididas por una bandera mexicana enorme, que sobresale por arriba de la valla doble que separa los dos pa¨ªses y que fue puesta ah¨ª, me parece, con la sana intenci¨®n de molestar y de preocupar al enemigo, con la idea perversa de hacer pedazos el American dream del californiano que vive por ah¨ª y que sale los domingos a su jard¨ªn a beber cerveza y a cocinar v¨ªsceras de toro en el asador, mientras a unos cuantos metros ondea esa bandera que le dice, m¨¢s o menos: "puede ser que en cuanto pongas la siguiente salchicha en el asador, o el pr¨®ximo rabo de toro, los cuatro millones de tijuanenses que vivimos de este lado brinquemos en masa esa valla infame que ha puesto el gobernador Schwarzenegger". Nota al margen con miras a Melilla: la valla es un remedio tan efectivo que, a lo largo de los a?os, se han ido colando a Estados Unidos casi 20 millones de mexicanos.
Pues este es el ambiente que se respira en ese outlet que lleva por nombre Las Am¨¦ricas y que tiene en su interior un s¨®lido homenaje a Barcelona y otro, paralelo e igual de s¨®lido, a la ciudad mexicana de Durango. El centro comercial est¨¢ al aire libre y los homenajes son las dos calles principales que arrancan en una placita de nombre significativo: la que est¨¢ dedicada a la ciudad mexicana se llama plaza de Durango y la de Barcelona lleva el nombre de plaza de Catalonia, ni m¨¢s ni menos. En esta plaza, que es m¨¢s bien un recoveco entre dos tiendas, hay un globo terr¨¢queo montado en una columna romana, donde pueden verse las dos grandes masas continentales de Suram¨¦rica y ?frica, nada m¨¢s. La sospecha de que el urbanista creativo, o el arquitecto ocurrente que bautiz¨® este recoveco no sab¨ªa en qu¨¦ parte del mundo est¨¢ Catalu?a, se aten¨²a con el nombre que lleva la calle que sale de la plaza: Las Ramblas. El atenuante, m¨¢s que nada, viene del contraste con el desafortunado nombre de la calle que sale de la plaza de Durango: Ranchita. ?Un rancho hembra? Es probable que el urbanista creativo, enfadado con la bandera que se puso ah¨ª para molestar, haya decidido dar ese golpe bajo a los rancheros mexicanos, a esos hombres rudos de pel¨ªcula, de bigote, rev¨®lver y carcajadas mal¨¦volas, que al entrar al outlet Las Am¨¦ricas, piensan con horror en la posibilidad de que su rancho sea, en realidad, una rancha. Pero volvamos a la plaza de Catalonia y a Las Ramblas que tenemos en San Ysidro California, aquella v¨¢lvula de escape del imperio americano, y establezcamos que la l¨ªnea arquitect¨®nica predominante es el New Mexico style, y que la calle es un corredor de colores terrosos del desierto, con jardineras y bancos y una serie de tiendas cuyos nombres anot¨¦ en una libreta con el prop¨®sito de que el Ayuntamiento de Barcelona vaya haci¨¦ndose una idea de los negocios que ocupan Las Ramblas de all¨¢. Al lado izquierdo est¨¢n, alineadas de norte a sur, de plaza de Catalonia a la frontera mexicana, las tiendas Nautica, Design Studio, Izod y Banana Republic; y al lado derecho tenemos: Brooks Brothers, Benzene y Gap.
Intrigado por aquella representaci¨®n de Catalu?a en California hice a seis personas la siguiente pregunta: ?sabe usted por qu¨¦ esta plaza se llama de Catalonia? Las respuestas fueron ¨¦stas: tres dijeron que no ten¨ªan ni idea; una mujer entrada en a?os me dijo que se llamaba as¨ª en honor de Catalonia, una antigua diosa mexicana; un chaval en bicicleta respondi¨®, absolutamente convencido, que el nombre era un homenaje a la tribu fundacional de San Ysidro (?los catalonios?), y una se?ora que rondaba la cuarentena me dijo que se llamaba as¨ª "por la emperatriz romana". Quiz¨¢ sea un buen momento para enviarles un c¨®nsul, o una placa explicativa, o siquiera una senyera, o un globo terr¨¢queo donde s¨ª salga Catalu?a.
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