Espiral de cuento
FRENTE A la po¨¦tica del cuento como l¨ªnea recta o como c¨ªrculo cerrado, Pitol prefiere la espiral, la curva de perpetua excentricidad: en sus relatos la l¨®gica es menos importante que la cadente divagaci¨®n, el desarrollo de una trama menos veros¨ªmil que su llegar hasta cierto punto y negarse a avanzar (como le suele suceder a sus personajes). A Pitol no le preocupa la relojer¨ªa narrativa sino la m¨²sica de una evocaci¨®n o, incluso, el ruido que rodea a la m¨²sica. En sus cuentos hay siempre, tendida por debajo, una segunda trama, expl¨ªcitamente literaria: escritores que viven la euforia o la desgracia de sus propios argumentos o que deliberadamente contaminan la ficci¨®n con su reflejo en otra ficci¨®n. Pitol juega a representarse en su propio cuadro, como observador observado, en una reelaboraci¨®n del procedimiento cervantino de los espejos enfrentados. Un juego que afecta incluso a los g¨¦neros: no casualmente este volumen se cierra con 'El oscuro hermano gemelo', una superposici¨®n -no una mera fusi¨®n- de ensayo y relato, a partir de la relectura de Tonio Kr?ger de Thomas Mann. La prosa de Pitol est¨¢ m¨¢s cerca del campo magn¨¦tico que de la corriente: las part¨ªculas se adhieren a su progreso seg¨²n un plan oscuro. Es curioso que, mientras sus novelas se ambientan casi siempre en M¨¦xico, sus cuentos suelen tener escenario europeo. Y que mientras en las novelas el v¨ªnculo marital, en todas sus formas y deformidades, ocupa el escenario, en los cuentos aparece la soledad, la b¨²squeda de una m¨¢scara cre¨ªble, la literatura como territorio parecido al de la nacionalidad: una patria que lo exige todo sin prometer nada. Por otra parte, la Europa de Pitol no es la cl¨¢sica del escritor americano que busca en el Viejo Mundo alguna respuesta a los demonios que carga: no es s¨®lo Roma o Par¨ªs sino tambi¨¦n Varsovia -muchas veces Varsovia, ciudad central y perif¨¦rica a la vez-. O un pueblo de Ibiza, o un hotel en la falda del Tibidabo, los lugares m¨¢s propensos a la angustia de (la carencia de) una identidad. Los escenarios europeos de Pitol son lugares que pasan de lo inquietante a lo letal, desdibujados por los vahos del alcohol. Las mismas catorce piezas que, de sus ocho vol¨²menes de cuentos, el autor eligi¨® para esta antolog¨ªa parecen seguir conversando entre s¨ª, conspirando en un murmullo, incluso cuando el lector ha cerrado el libro.
Los mejores cuentos. Sergio Pitol. Pr¨®logo de Enrique Vila-Matas. Anagrama. Barcelona, 2005. 243 p¨¢ginas. 15 euros.
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