Educaci¨®n y objetivos del milenio
Parece extra?o sacar a colaci¨®n los objetivos del milenio que impulsa la ONU para 2015 al hablar de educaci¨®n en Catalu?a, ya que la percepci¨®n habitual sobre tales objetivos es que se refieren a otros, a los que no est¨¢n desarrollados. Por tanto, normalmente cuando o¨ªmos hablar del asunto lo relacionamos con cooperaci¨®n y ayuda internacional. No obstante, conviene recordar que los mencionados objetivos al referirse a la educaci¨®n establecen la necesidad de alcanzar la total universalidad de la educaci¨®n primaria y que se elimine la disparidad de sexo en todos los niveles educativos para 2015. Probablemente, los dos objetivos pueden darse pr¨¢cticamente por alcanzados de acuerdo con las cifras que ofrecen las estad¨ªsticas del sistema educativo del pa¨ªs. Las cosas no est¨¢n tan claras si se examina el conjunto de personas que viven en las ciudades y pueblos catalanes. En un primer informe sobre la situaci¨®n de la formaci¨®n de personas adultas en Catalu?a que se est¨¢ elaborando, y que recoge datos del Instituto de Estad¨ªstica de Catalu?a, del censo de 2001 y de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa de 2005, se constata la presencia de poco m¨¢s de 120.000 personas que siguen sin saber leer o escribir, y de casi dos millones de catalanes que no han acabado los estudios obligatorios. Seg¨²n estos mismos datos, al menos dos de cada tres catalanes se encuentran en la siguiente situaci¨®n: no saben leer o escribir, no han acabado sus estudios primarios (hasta 6? de EGB), han completado sus estudios primarios pero no han continuado estudiando o no han acabado los estudios secundarios inferiores, o si bien han acabado los mismos (8? EGB, 4? ESO), no han completado los estudios secundarios en su totalidad.
Evidentemente, estas cifras sufren fuertes matizaciones si las relacionamos con las franjas de edad, ya que los niveles formativos m¨¢s bajos, m¨¢s cercanos a lo que calificar¨ªamos de fractura social y acad¨¦mica, los encontramos sobre todo a partir de 45 a?os, y crecen con la edad, hasta el punto de que a partir de 65 a?os, el porcentaje de los que no saben leer o escribir es de casi el 7% y los que afirman no haber acabado sus estudios obligatorios roza el 70%. Pero es asimismo cierto que en la franja de 15 a 24 a?os los j¨®venes que afirman no haber acabado sus estudios obligatorios alcanza la significativa cifra del 20%. Todo ello, como puede suponerse, se agrava si se introduce la variable sexo (que los propios objetivos de la ONU para 2015 destacaba): as¨ª, a partir de los 45 a?os, la cifra de mujeres que no saben leer y escribir o que no acabaron sus estudios est¨¢ siempre muy por encima e incluso duplicando la de los hombres. Si se comparan estas cifras con las de la OCDE, Catalu?a no sale mejor parada. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n catalana no tiene una titulaci¨®n superior a la obligatoria, mientras que en el conjunto de pa¨ªses de la OCDE la mayor¨ªa tiene estudios posobligatorios. Si se incluyen en esta panor¨¢mica los datos de formaci¨®n de adultos, s¨®lo Portugal y Grecia est¨¢n por debajo de Espa?a en el porcentaje de personas que han participado en programas de este tipo durante 2004. Mientras que en Espa?a esa cifra ha sido del 5%, el promedio de la UE (tanto si se incluyen 15 como 25 pa¨ªses en ella) lo duplica, y en esos pa¨ªses que nos gusta tanto mencionar cuando hablamos del Informe Pisa no baja del 25% (Finlandia, Dinamarca, Suecia).
En fin, todo un panorama, y todo un reto. Es imprescindible que incorporemos en este horizonte educativo la perspectiva y la importancia estrat¨¦gica de la formaci¨®n de adultos. Para ello nada mejor que aprovechar el tir¨®n de los objetivos del milenio, y proclamar 2015 como el a?o en el que se consiga superar esta losa hist¨®rica que Espa?a tiene encima. Como comenta acertadamente el historiador Gabriel Tortella en su an¨¢lisis del desarrollo de la Espa?a contempor¨¢nea, la correlaci¨®n entre alfabetizaci¨®n y desarrollo, entre educaci¨®n y calidad de vida es indiscutible. Se sabe perfectamente que la tasa de alfabetizaci¨®n y el despliegue de los niveles educativos es un predictor extraordinariamente preciso de la renta por habitante. Cabe recordar simplemente que en el a?o 1900, la cifra de analfabetismo en Espa?a rondaba el 60%, mientras que en Gran Breta?a y los pa¨ªses n¨®rdicos no llegaba al 3%. Y a?ade que est¨¢ tambi¨¦n demostrado que "cuanto menor sea la tasa de alfabetizaci¨®n masculina y femenina, mayor es el impacto positivo de la alfabetizaci¨®n sobre el desarrollo". Los Informes PISA lo recuerdan siempre: en los pa¨ªses de la OCDE los estudiantes cuyas madres no han terminado los estudios secundarios superiores obtienen puntuaciones mucho m¨¢s bajas que los alumnos cuyas madres terminaron esos estudios. Esa constataci¨®n del impacto de la formaci¨®n de los adultos en la educaci¨®n de los j¨®venes no es, por tanto, ninguna novedad. No ha de extra?ar que haya alarmantes niveles de fracaso escolar en Catalu?a si adem¨¢s de todo lo que acontece en el sistema educativo reglado, existe una retaguardia adulta muchas veces incapaz de seguir, ayudar y colaborar con el esfuerzo educativo, m¨¢s all¨¢ del estudia o te castigo.
Hay que ser conscientes de que nos jugamos mucho con la educaci¨®n en Catalu?a. Y que para que la mejora de calidad del sistema educativo pueda afianzarse y desplegarse, se deber¨ªa prestar much¨ªsima m¨¢s atenci¨®n a la educaci¨®n a lo largo de la vida, a la educaci¨®n de adultos en sus muy distintas formas. El convenio de Dakar que desarrolla los objetivos del milenio en educaci¨®n, propone un acceso equitativo a la educaci¨®n b¨¢sica y continua para todos los adultos, enfatizando la necesidad de hacer un esfuerzo especial en el caso de las mujeres adultas. Entiende adem¨¢s que la educaci¨®n de adultos puede y debe aprovechar el conocimiento impl¨ªcito y la experiencia acumulada de esas personas para no s¨®lo aprender, sino tambi¨¦n ense?ar, transformar y mejorar el entorno personal y colectivo en el que viven. No desaprovechemos la cita de 2015 para mejorar tambi¨¦n nuestra realidad educativa y social.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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