El lenguaje como m¨¢scara del pensamiento
Pinter es uno de los grandes revolucionarios del teatro del siglo XX, en la estela de un Beckett pero en una direcci¨®n muy distinta. Encuentro especialmente importante su concepto del lenguaje como m¨¢scara del pensamiento en lugar de veh¨ªculo del mismo. M¨¢scara del pensamiento y expresi¨®n de todo aquello que puede decirse cuando no se puede decir todo. Esto hizo que inicialmente se considerase su obra como parte del teatro del absurdo, cuando en realidad hay en ella una l¨®gica interna, no evidente, subterr¨¢nea. Las famosas pausas pinterianas son un paradigma de todo aquello que el lenguaje no dice.
Con Pinter, la palabra es adem¨¢s arma, herramienta, escudo. Es territorio de la acci¨®n dram¨¢tica, con lo que hace suya la f¨®rmula de la ling¨¹¨ªstica pragm¨¢tica de que decir es hacer, no s¨®lo transmisi¨®n sino acci¨®n. En Pinter hay tambi¨¦n otra dimensi¨®n muy revolucionaria que es el asumir el desconocimiento del autor sobre sus personajes, los antecedentes de estos, sus motivaciones. Es lo que yo llamo la renuncia a la omnisciencia del autor.
Su teatro es un teatro transl¨²cido, lleno de sombras, de enigmas
El teatro de Pinter es un teatro transl¨²cido, lleno de sombras, de enigmas, que tiene la virtud de convertir al espectador en c¨®mplice y, por tanto, en una especie de coautor. En esa tesitura, el espectador perezoso queda autom¨¢ticamente excluido de la funci¨®n: ¨¦l rechaza el teatro de Pinter y el teatro de Pinter le rechaza a ¨¦l.
Otra dimensi¨®n que me interesa del teatro de Pinter es, por supuesto, su compromiso pol¨ªtico, aunque al principio no se vio esa dimensi¨®n por el car¨¢cter enigm¨¢tico de su obra. Siempre hay en Pinter una preocupaci¨®n por las formas de opresi¨®n del ser humano, por los mecanismos del poder, especialmente por la perversi¨®n del lenguaje que es uno de los territorios en los que se ejerce el poder. Aparte de en su escritura, ese compromiso est¨¢ en la vida c¨ªvica de Pinter, un luchador incansable por los derechos humanos que se ha implicado en la denuncia de todas sus violaciones.
Pinter tuvo la gentileza de interesarse en la temporada 1996-97 en el ciclo Oto?o Pinter que organizamos en Barcelona con varios teatros y que incluy¨® como colof¨®n la representaci¨®n de su obra Ashes to ashes, dirigida por ¨¦l mismo. Visit¨® tres veces la ciudad con ese motivo e hizo una lectura en la sala Beckett. Fue un lujo para nosotros. Pinter, hombre de una gran generosidad, mostr¨® una disponibilidad extrema. Incluso se prest¨® a una multitudinaria entrevista p¨²blica en la que se despach¨® contra los poderes con su estimulante antiimperialismo y antibelicismo. ?se fue un verdadero manifiesto pol¨ªtico. Algo nada frecuente en estas d¨¦cadas de deserci¨®n del intelectual comprometido. ?l, en cambio, siempre ha mantenido su postura de luchador por las causas nobles y valiosas.
Que le otorguen el Nobel a un dramaturgo es una especie de bendici¨®n, porque la literatura dram¨¢tica es considerada muchas veces el furg¨®n de cola del ¨¢mbito de la escritura. Significa un se?alamiento de que el teatro es tambi¨¦n un territorio donde la palabra tiene un papel preeminente que debe ser escuchado. Quiero creer que el premio a Pinter coincide con el renacer del texto dram¨¢tico que algunos venimos profetizando desde hace a?os, y en ese sentido lo considero un gran est¨ªmulo.
Jos¨¦ Sanchis Sinisterra es dramaturgo y ¨²ltimo Premio Nacional de Teatro. En la actualidad dirige el teatro Metastasio de la Toscana.
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