Un final de campe¨®n
Dani Pedrosa, inmune a la presi¨®n, se impone en Phillip Island y revalida el t¨ªtulo del cuarto de litro tras caerse Stoner
El l¨ªmite de Dani Pedrosa a lomos de una moto parece no tener fin. La posibilidad de que el espa?ol revalidara ayer el t¨ªtulo mundial de los 250cc parec¨ªa imposible tras los entrenamientos del s¨¢bado. Pedrosa deb¨ªa ganar la carrera y aguardar que Casey Stoner cruzara la meta en decimoquinta posici¨®n o peor. Una carambola que este a?o s¨®lo hab¨ªa pasado en Jerez. Pero Pedrosa es infalible cuando tiene una oportunidad, por remota que sea, ante s¨ª. Ese rasgo le define. Y el australiano Stoner se la sirvi¨® en bandeja de plata mediado el cuarto giro. El temple y la frialdad son vitales en un deporte en el que los errores se pagan como el oro. Y Pedrosa, que obvi¨® al final los consejos de su equipo para que se conformara con la segunda plaza, va sobrado en todo. Gan¨® la carrera, el Mundial y la tercera corona de su carrera.
Sali¨® pegado a Porto en la ¨²ltima curva y le super¨® en la misma l¨ªnea de meta
No iba tan sobrado Stoner, a quien las min¨²sculas posibilidades de arrebatarle el t¨ªtulo a Pedrosa le obligaban a cruzar primero. Desde que consiguiera el t¨ªtulo de 125cc en 2003, el espa?ol soporta una presi¨®n inmensa pero la maneja de maravilla, con tanta comodidad como si la llevara de paquete en su Honda. Inmune a casi todo lo que se le exige, lo demostr¨® ayer por en¨¦sima vez. Lo contrario le ocurre a Stoner. El de Kurri-Kurri hab¨ªa renacido gracias a los problemas f¨ªsicos de Pedrosa pero ayer todo se le torci¨®. Tuvo un veinte aniversario amargo. Su agresividad le devolvi¨® a la batalla por un cetro que hace un mes ni divisaba pero ayer le dio la espalda. Y encima en su feudo. A la salida de un viraje de derechas y pirrado por ganar metros de asfalto respecto a Dani y los dem¨¢s, el piloto de Aprilia abri¨® el pu?o del acelerador con demasiada premura, liberando los 100 caballos de su m¨¢quina de golpe, lo que le propin¨® un latigazo que le descabalg¨® en medio del cemento. Pegada a la Aprilia de Stoner ven¨ªa la de Alex de Angelis, que colision¨® con la moto tendida y trastabille¨® con ella, ocasionando da?os irreparables en la moto del australiano.
Percatado del incidente de Stoner, Pedrosa dise?¨® una nueva estrategia y, tras rebasar sin mayores apuros a Jorge Lorenzo, se peg¨® a la rueda del l¨ªder, el argentino Sebasti¨¢n Porto, vencedor en Australia la temporada pasada y cuya Aprilia parece estar de nuevo al nivel de las Honda. Mediada la carrera, creci¨® la sensaci¨®n de que la victoria se decantar¨ªa, salvo error de alguno de los dos protagonistas, en los ¨²ltimos compases y por muy poco margen. Lorenzo, que a la postre acompa?ar¨ªa a Pedrosa y Porto en el podio, ya rodaba medio segundo m¨¢s lento que la cabeza de carrera.
Inteligente como pocos sobre una moto, Pedrosa emparej¨® su Honda azul a la Aprilia naranja de Porto en repetidas ocasiones en el tramo final. El espa?ol estudi¨® con detenimiento y a lo largo de m¨¢s de diez vueltas, los latidos, sacudidas y derrapadas de la moto de su rival, cuyo compuesto del neum¨¢tico delantero era sensiblemente m¨¢s blando que el suyo, lo que se traduc¨ªa en situaciones de riesgo para el argentino. La punta de velocidad de la Aprilia es muy alta ahora, pero la larga recta de 900 metros del circuito permit¨ªan a Pedrosa so?ar con el cetro. De salir pegado al col¨ªn de la moto de su rival en la ¨²ltima curva y con el rebufo como aliado, el alir¨®n en Australia, donde ya se coronara el pasado a?o, era factible. Su equipo, desde el muro, le mostr¨® un OK may¨²sculo al entrar en la ¨²ltima vuelta para contenerle, conscientes de que con Stoner KO y siendo segundo, a Pedrosa le val¨ªa un 12? puesto la pr¨®xima semana en Turqu¨ªa para ser campe¨®n. Pero ¨¦l no estaba ayer por la labor de seguir las instrucciones y, con el anhelo de asir ya su tercera corona mundial, y de hacerlo con un triunfo, Pedrosa lo intent¨® y, como casi siempre, lo logr¨® y ya son siete las victorias de Dani Skywalker este a?o. Veintisiete fueron las mil¨¦simas de ventaja que le permitieron a Pedrosa hacer estallar, al fin, el c¨²mulo de nervios y emociones en su est¨®mago. Sin poder contener las l¨¢grimas, Pedrosa entr¨® en el pit lane a lomos de su moto.
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