Los carteristas son los principales causantes de los problemas en la red
La polic¨ªa recibe cada d¨ªa un promedio de 50 denuncias por sustracci¨®n de bolsos y carteras
Siempre act¨²an de la misma forma. Van en peque?os grupos de tres o cuatro personas y usan las aglomeraciones para pasar inadvertidos. Uno de ellos se encarga de distraer a la v¨ªctima. Otro tiene como cometido picar (robar) la cartera o meter la mano en el bolso. En cuanto lo tenga, lo pasa a un tercero, que se hace cargo del bot¨ªn. Para ello utiliza una muleta, que puede ser un peri¨®dico doblado o una gabardina. Son los carteristas. Junto con los grafiteros, son la principal preocupaci¨®n de la polic¨ªa y los vigilantes de seguridad del metro.
Mar¨ªa Jos¨¦ (nombre ficticio) fue atracada hace unos meses en el metro. Dos individuos, de unos 30 a?os, la abordaron en un pasillo de la l¨ªnea 6 a punta de navaja. "Me pusieron contra la pared y me dijeron que les diera todo lo que llevaba. Estaba tan asustada que no acertaba a sacar lo que hab¨ªa en el bolso", recuerda.
Era casi la medianoche. Los asaltantes aprovecharon un trasbordo que hace habitualmente Mar¨ªa Jos¨¦ para dirigirse al intercambiador de Moncloa y regresar a su casa. "Me dijeron que me diera mucha prisa o me rajaban el cuello. Por la forma de hablar y c¨®mo actuaron yo creo que eran unos yonquis [drogadictos] que necesitaban dinero r¨¢pido para su dosis", rememora.
Mar¨ªa Jos¨¦ s¨®lo llevaba 30 euros, el tel¨¦fono m¨®vil, el DNI y algunas tarjetas de cr¨¦dito. "Me quitaron lo que llevaba en efectivo y el m¨®vil. Las tarjetas no les interesaron", dice. "Tuve mala suerte porque en esos momentos no pasaba nadie. Adem¨¢s, pienso que no me habr¨ªan ayudado. Era una situaci¨®n muy peligrosa", a?ade.
Mar¨ªa Jos¨¦ ya hab¨ªa sufrido los problemas de la inseguridad hac¨ªa algunos a?os, cuando le quitaron la cartera. "La verdad es que lo prefiero. El p¨¢nico que pas¨¦ ese d¨ªa jam¨¢s se me olvidar¨¢", confiesa. Su trabajo la obliga a seguir montando en el metro todos los d¨ªas. "Los primeros d¨ªas intentaba ir con alg¨²n conocido, porque sufr¨ªa tanto miedo que me quedaba bloqueada. Algunos amigos me han dicho que me compre alg¨²n pulverizador de autodefensa, pero no creo que sea una soluci¨®n. Tendr¨¦ que superarlo como sea", concluye. 50 personas denuncian cada d¨ªa haber sufrido la sustracci¨®n de su bolso o su cartera. La hora punta es el momento preferido de estas bandas que suelen integrar ecuatorianos, marroqu¨ªes o ciudadanos del este de Europa. "Antes hab¨ªa muchos espa?oles pero se han ido jubilando o ya no ven rentable quitar carteras. El negocio ha quedado en manos de extranjeros", explican fuentes policiales.
Sus v¨ªctimas preferidas son los turistas. Por varios motivos. El primero es que, como desconocen el idioma en la mayor¨ªa de los casos, tienen que ir pendientes de los carteles de las estaciones. Eso tambi¨¦n implica que lleven mapas o gu¨ªas que no paran de consultar para no pasarse de su destino. Segundo, van con c¨¢maras de fotos, las carteras llenas de dinero en efectivo y de tarjetas de cr¨¦dito. Tercero, en caso de ser detenidos, los turistas no suelen presentar denuncia, ya que les supone perder muchas horas de los pocos d¨ªas que suelen pasar en la capital.
La forma de actuar es similar, independientemente del origen de los carteristas. La apertura y el cierre de las puertas del vag¨®n es el mejor momento. La gente suele estar concentrada en no pisar entre el hueco de la estaci¨®n y no presta atenci¨®n a quienes est¨¢n a su alrededor. "Nunca son violentos. No llevan armas de ning¨²n tipo, porque saben que, si se les detiene con alguna, el delito se agrava mucho y puede acarrear penas m¨¢s graves. Tampoco se oponen a la detenci¨®n por la misma raz¨®n", comenta un mando policial. "Muchas veces nos conocen y, en cuanto nos ven, se bajan del tren y salen a la calle para intentarlo fuera. Cuando les detenemos, no hay enfrentamiento", a?ade.
La almendra central suele ser su campo de acci¨®n preferido, ya que hay m¨¢s clientes potenciales. "Tambi¨¦n act¨²an por temporadas. Cuando ya est¨¢n muy quemados en Madrid, se van a Barcelona o Valencia y pasan all¨ª un tiempo. Luego regresan y se van alternando", destacan fuentes policiales.
En una misma l¨ªnea de metro pueden coincidir dos o tres grupos a la vez, pero en diferentes vagones. "A algunas mujeres, que son las que m¨¢s se dedican a este tipo delictivo, las hemos detenido hasta cinco y seis veces en un mes. Como son faltas [infracci¨®n penal leve] la pena no es muy alta, por lo que no tienen ni que ser trasladados al juzgado de guardia", se?alan fuentes de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid.
Vagones pintados
El otro problema para los polic¨ªas del metro son los grafiteros, que pintarrajean los vagones y las instalaciones del metro. Muchos de ellos son menores de edad, por lo que suelen actuar m¨¢s en periodos vacacionales. Tambi¨¦n depende de si hay apuestas o concursos que se convocan por Internet.
Los grafiteros suelen tirar de la alarma del tren a la entrada de la estaci¨®n. En el tiempo que el conductor tarda en ver qu¨¦ ha ocurrido, sacan sus pulverizadores y pintan todo el lateral o un cristal entero de un vag¨®n. "Eso s¨ª que crea mucha inseguridad entre los usuarios porque no saben qu¨¦ pasa", a?aden fuentes de la polic¨ªa.
Otras veces, los grafiteros son m¨¢s violentos. Intimidan e incluso agreden a un vigilante para pintar un tren en medio de una estaci¨®n. Uno de ellos incluso lleva una c¨¢mara de v¨ªdeo y lo graba. Despu¨¦s lo cuelga en la Red para que el resto de grafiteros vea sus particulares haza?as. La tercera forma es la que m¨¢s les gusta a los grafiteros: se cuelan en las cocheras o en los fondos de saco donde aparcan los trenes por la noche, burlan la vigilancia y comienzan a pintar un tren entero. La actividad de estos grupos ha bajado mucho en los ¨²ltimos meses. Ahora, se recibe una denuncia cada semana. De su investigaci¨®n se encargan, adem¨¢s de los polic¨ªas destinados al metro, agentes de la Brigada Provincial de Informaci¨®n.
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