En mitad del puente
El arte puede concebirse a trav¨¦s de la met¨¢fora del puente. La mayor¨ªa de los artistas, al llegar a la mitad del puente, se paran a escuchar los aplausos. En caso de que los haya, se quedan donde est¨¢n, por lo que no tienen necesidad de llegar al otro extremo. Los verdaderos artistas, es decir, los menos, se dirigen imparables hacia el extremo del puente, sin importarles un bledo el sonido espurio de los aplausos.
Este peque?o exordio vale para fijar al valenciano Miquel Navarro (Mislata, 1945) como el artista que se qued¨® en la mitad del puente. No ha corrido el riesgo de ir m¨¢s all¨¢. Lo prueba cuanto muestra en la bilba¨ªna galer¨ªa Col¨®n XVI. Sus esculturas son el reflejo de aquello que busc¨® siempre: hacerlas comprensibles al espectador para ganarse de esa manera los pertinentes aplausos f¨¢ciles. No olvidemos que estos aplausos son generadores de fama, ¨¦xito y, por consiguiente, de los numerosos encargos que no dejan ni dejar¨¢n de llegarle mientras d¨¦ lo que el espectador est¨¢ esperando recibir.
Sus trabajos en hierro y aluminio siguen en la l¨ªnea de la tradici¨®n levantina, muy dada a los entreveros del arte y la artesan¨ªa. Permanecen invariables los ecos del constructivismo ruso y del magisterio de Julio Gonz¨¢lez, junto a reminiscencias provenientes de la arquitectura industrial. Para que sus esculturas filiformes no chirr¨ªen, apela continuamente a la profusi¨®n impositiva de l¨ªneas verticales y los asientos de base horizontales, dos conceptos que nunca agreden ni molestan. Mas tal reiteraci¨®n ha convertido a Navarro en un escultor de h¨¢bitos. A este respecto, el fundador de la cr¨ªtica est¨¦tica, Walter Pater, advirti¨® de que el h¨¢bito est¨¢ en relaci¨®n con un mundo estereotipado.
De ah¨ª que cada una de sus esculturas, lo mismo sean de 30 metros de altura como las de 50 cent¨ªmetros, vayan asociadas con lo que se conoce con el t¨¦rmino de bibelot (el diccionario alude a lo decorativo). En este punto viene a cuento a?adir una asociaci¨®n m¨¢s, al tiempo que la relacionamos con la met¨¢fora del puente. Esto es: los escultores verdaderos, los que se atreven a pasar el puente, hacen esculturas, en tanto que aquellos que se quedan en la mitad del puente, construyen recurrentes bibelots. No falla.
?Y d¨®nde metemos a quienes le siguen elogiando sin tasa ni medida algunas? Sabido es que existen artistas con suficientes recursos extrart¨ªsticos para manejarse exitosamente por el mundo del arte, y para lograrlo cuentan con la inestimable ayuda de los elogiadores de turno. Hasta ¨¦stos llega la c¨®lera de Goethe: "No hay nada m¨¢s espantoso que una ignorancia activa". Lo ha dicho el ¨²ltimo sabio de la antigua cultura secular occidental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.