Entusiasmo
-Tu hombre de confianza es quien atent¨® contra tu vida, susurr¨® al o¨ªdo de un capo de poca monta que tomaba una copa en un bar l¨²gubre.
-?Est¨¢s seguro de lo que dices?, le pregunt¨® el capo en voz alta.
-Seguro por mis propios ojos que vieron c¨®mo urd¨ªa la trampa.
El capo solt¨® la copa de un golpe sobre el velador, se levant¨® con la mirada enfurecida de negros pensamientos y sali¨® del bar vac¨ªo de clientes que hubieran podido identificarlo. Se dirigi¨® al hospital en el que hab¨ªa atendido con mimo a su hombre de confianza por haberle salvado la vida recibiendo el peso del techo por error; fue justo al salir de la bodega cuando oy¨® el estr¨¦pito que lo aplast¨® por mala suerte mientras ¨¦l sal¨ªa indemne. El rostro se le ensombrec¨ªa cada vez m¨¢s mientras pensaba que hab¨ªa prodigado su ternura con aquel hijo de mala madre que se merec¨ªa todo lo que estaba padeciendo.
Abri¨® la puerta de la habitaci¨®n y lo vio blanco como la nieve, enyesado de la cabeza a los pies con un brazo y una pierna colgando de un cable. No se ve¨ªa a ning¨²n otro enfermo.
-V¨ªstete que nos vamos, le dijo en tono amenazante. El enfermo no se movi¨®, claro, y el capo entonces sac¨® su pistola y se la meti¨® por el agujero de un ojo, por el de la boca y por el del otro ojo sucesivamente: Te voy a matar, asesino, traidor, desagradecido y otras muchas lindezas que no puedo recordar. La pr¨®xima escena ten¨ªa lugar el en pasillo del hospital, con el enyesado corriendo y el capo intentando subirse a sus espaldas, a cabrito, hasta que dos enfermeras consiguieron separarlos.
Este relato es parte de un cap¨ªtulo de la telenovela Pasi¨®n de gavilanes. Cuando vinieron a Sevilla dos de los actores para firmar discos de la banda sonora y revolucionaron a miles de jovencitas con entusiasmo exaltado fue lo primero que record¨¦ y sonre¨ª porque el sentido del humor es estupendo. Al cabo de unos d¨ªas lo coment¨¦ con varias personas que coincid¨ªan en un punto de vista extraordinario: todas consideraban que aquella serie no ten¨ªa nada de comedia; lo que en ella ocurr¨ªa y se dec¨ªa iba en serio. Esos bellezones pueden ofuscar hasta el sentido del humor.
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