Astucia para esquivar el desierto
Dicen que el miedo es libre, y que a veces hace tomar las decisiones m¨¢s insospechadas. Si no, que se lo pregunten a Daniel Gafra, de Guinea-Bissau, uno de los cientos de inmigrantes detenidos en el norte de Marruecos y trasladados a Oujda (noreste del pa¨ªs) para ser deportados. Este chaval de 19 a?os que habla portugu¨¦s, se hizo pasar por senegal¨¦s para evitar el calvario del desierto argelino, donde los gendarmes abandonaron a m¨¢s de mil subsaharianos sin agua ni comida. Ahora se encuentra en Dakar (Senegal) despu¨¦s de tomar uno de los aviones fletados para el retorno de los ciudadanos de ese pa¨ªs.
Despu¨¦s de un viaje de a?o y medio desde su pueblo hasta Marruecos en el que atraves¨® cinco pa¨ªses, Daniel permaneci¨® durante seis meses en los campamentos de Bel Younech (junto a Ceuta) y otros dos en los de Rostrogordo (alrededores de Melilla) esperando su oportunidad. La polic¨ªa marroqu¨ª lo deport¨® en cuatro ocasiones al terreno de nadie de la frontera argelina de Oujda, desde donde volvi¨® a pie hasta Nador hace dos semanas.
Un joven de Guinea-Bissau se hizo pasar por senegal¨¦s para que le mandasen a Dakar en vez de al pedregal sahariano
El pasado 8 de octubre recibi¨® una llamada que, por primera vez en todo ese tiempo, hizo que el p¨¢nico se adue?ara de ¨¦l. "Nos han dejado en el desierto", le dijo Hamidu, uno de sus compa?eros de viaje. "Omar ha muerto, Suker ha muerto. Ya no est¨¢ vivo ninguno de nuestros amigos", a?adi¨® el subsahariano, que en total hab¨ªa contado 17 fallecidos.
Sobrecogido por el mensaje y huyendo del mismo destino, Daniel se entreg¨® ese mismo d¨ªa a la polic¨ªa marroqu¨ª diciendo que era senegal¨¦s. Los agentes lo tuvieron preso durante tres d¨ªas en la comisar¨ªa de Nador, desde donde lo volvieron a enviar a Oujda. "All¨ª estaban todos los de Senegal, yo era el ¨²nico de Guinea-Bissau", explica. "Menos mal que me encontr¨¦ con otro amigo, Ibrahim. Fue ¨¦l qui¨¦n me ayud¨® a escapar de all¨ª", a?ade Daniel.
Ibrahim lo llev¨® delante del embajador de Senegal en Rabat, desplazado hasta Oujda para coordinar la vuelta de sus conciudadanos. Con el fin de ocultar su acento portugu¨¦s, fue ¨¦l quien habl¨® con el diplom¨¢tico para que pudiera salir de all¨ª. "Le dijo que me llamaba Daniel Gafra y que proced¨ªa de un peque?o pueblo de Senegal del que no recuerdo el nombre", cuenta el chaval. La tarde del pasado martes ambos desembarcaron en el aeropuerto de Dakar.
Desde entonces vive de lo que le dan en un pa¨ªs que no es el suyo. Una familia de ganaderos formada por 19 personas, los Usman, le abri¨® sus puertas el pasado mi¨¦rcoles y le proporciona cada d¨ªa algo de pan y agua, lo necesario para subsistir. "Quiero encontrar un trabajo para ahorrar algo de dinero y volver a mi pa¨ªs", cuenta Daniel, que tiene un corte profundo en la pierna derecha provocado por la concertina de la valla. "All¨ª me esperan mis dos hermanos de 16 y 11 a?os, mientras que en Marruecos no queda nadie que me pueda ayudar", a?ade.
La asociaci¨®n El¨ªn, una de las organizaciones que durante estos d¨ªas ha seguido las caravanas de inmigrantes esposados denunciando sus deportaciones a los desiertos de Argelia y el Sahara, busca colaboraci¨®n para pagarle el billete.
Hamidu, el amigo que lo llam¨® desde el pedregal, consigui¨® llegar por suerte al pueblo marroqu¨ª de Ain Chuater, desde donde lo condujeron hasta Oujda y de all¨ª a Senegal. A uno lo salv¨® su ingenio, al otro la resistencia en condiciones infrahumanas. Qui¨¦n sabe si uno de estos d¨ªas se volver¨¢n a encontrar.
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