Construir ciudad no es igual a edificar miles de inmuebles
Admitamos las buenas intenciones que actualmente tienen los 41 Ayuntamientos del ?rea Metropolitana de Sevilla. En total han reclasificado 7.000 hect¨¢reas; una extensi¨®n total de suelo equivalente a la mitad del t¨¦rmino municipal de la capital o a 35 veces al de Castilleja de Guzm¨¢n que, siguiendo el ejemplo de otros, se apresta a colmatar el suyo. Dicha extensi¨®n, dicen los alcaldes, es necesaria para edificar m¨¢s de 300.000 viviendas dispersas en los pr¨®ximos diez a?os y alojar a una poblaci¨®n superior a los 704.203 habitantes que actualmente tiene Sevilla o lo que es lo mismo, a un n¨²mero mayor del que suman tres capitales de provincia: Almer¨ªa, Huelva y Ja¨¦n. ?No es seria la situaci¨®n que se nos viene?
La reclasificaci¨®n es la autorizaci¨®n legal para "sellar" es decir, para esterilizar un recurso natural limitado como es el suelo, en su mayor porcentaje productivo y en algunos casos con especial fertilidad, como es el de La Algaba. Para colmo, el suelo, tanto como el petr¨®leo, una vez consumidos son irrecuperables. Ante hechos como este, cobra raz¨®n de ser la sostenibilidad y su connotaci¨®n ¨¦tica: al agotar los recursos naturales, se pone en peligro el futuro de nuestros descendientes. Adem¨¢s, la urbanizaci¨®n dispersa tiene un alto consumo de energ¨ªa. Pasaremos m¨¢s tiempo de nuestra vida en el coche. ?Estamos poniendo en peligro nuestra forma y calidad de vida?
Una vez iniciado el proceso de construcci¨®n de la que deber¨ªa ser una futura ciudad, la velocidad y las caracter¨ªsticas de dicho proceso, como es l¨®gico suponer en un sistema econ¨®mico como el nuestro, depender¨¢ preponderantemente de la rentabilidad econ¨®mica calculada por las inmobiliarias. En tanto m¨¢s alta, m¨¢s r¨¢pidamente se edificar¨¢n los inmuebles. Sin embargo, una ciudad no solamente est¨¢ conformada y estructurada por lo privado: parcelas y edificaciones sino tambi¨¦n por aquellos componentes con dimensi¨®n p¨²blica: v¨ªas, plazas, parques, espacios protegidos, equipamientos, servicios, historia, cultura, tradiciones. Lo p¨²blico es precisamente aquello que convierte a una simple urbanizaci¨®n edificada en una verdadera ciudad; de ah¨ª que su construcci¨®n no se puede reducir a la estricta edificaci¨®n de varios centenares de miles de inmuebles (viviendas). Lo ha demostrado el fracaso de la inmobiliaria Walt Disney en Celebration, Florida.
La ciudad es un producto cultural complejo con habitantes que cambian y un soporte f¨ªsico que permanece. Es un sistema abierto de equilibrio inestable que nunca termina de construirse. En este empe?o, Sevilla lleva m¨¢s de 2.000 a?os. Es un contenedor (f¨ªsico) en el cual todos nosotros sin discriminaci¨®n, a lo largo del tiempo y de nuestra vida, transitamos y acumulamos el testimonio de nuestras costumbres, de las tradiciones, de la historia y de nuestro aporte (a veces negativo) a la herencia recibida del pasado (cultura), construyendo de esta manera la memoria, la identidad. ?Qu¨¦ ser¨ªa la Sevilla heredada sin la Semana Santa?
Resumiendo: el protagonismo de la construcci¨®n de la dimensi¨®n p¨²blica de la ciudad es responsabilidad de los poderes p¨²blicos y el de la iniciativa para edificarla, hoy por hoy, es de las inmobiliarias. En pocas palabras la ciudad, en tanto es la casa de todos, debe ser construida por la sociedad aunque sea edificada preponderantemente por las inmobiliarias privadas. A¨²n as¨ª, en pleno siglo XXI no es posible edificar una casa sin numerosos y meticulosos planos.
Sin embargo, por analog¨ªa y para nuestro desconcierto, en el ¨¢rea metropolitana de Sevilla se est¨¢ construyendo la ciudad futura (casa de todos) sin planos, pues en 1994 se orden¨® elaborar el POTAUS (Plan de Ordenaci¨®n Territorial y Aglomeraci¨®n Urbana) pero todav¨ªa no se ha terminado y, seg¨²n ha dicho la Consejera de Obras P¨²blicas, no ser¨¢ concluido. De lo cual resulta f¨¢cil pensar que por ejemplo en El Aljarafe, no se est¨¢ construyendo una ciudad (producto cultural) sino que simplemente las inmobiliarias, con autorizaci¨®n y benepl¨¢cito de los Ayuntamientos, est¨¢n edificando varios cientos de miles de inmuebles no destinados a satisfacer las necesidades humanas sino a garantizar el lucro financiero y de los bancos, al menos durante los pr¨®ximos treinta a?os. Mientras tanto, la Junta mira para otro lado.
Manteniendo la analog¨ªa, alguien podr¨ªa afirmar que la ciudad futura del Aljarafe se est¨¢ edificando con los planos previstos en los 28 PGOU (Plan General de Ordenaci¨®n Urbana) municipales que han reclasificado el suelo para albergar a medio mill¨®n de habitantes. Si as¨ª fuera, se constatar¨ªa que se ha preferido edificar "ampliaciones, aumentos" y a?adidos a las partes (municipios), antes que hacer un Plan Territorial para edificar el todo (El Aljarafe) o al menos para determinar los elementos estructurantes (puzzle con su dibujo): sistema de "atractores" urbanos, paisajes, espacios naturales y construidos protegidos, equipamientos generales, etc¨¦tera, para generar (construir) ciudad con la identidad que solamente logra la dimensi¨®n p¨²blica (social) y puede ser prevista por una intervenci¨®n urban¨ªstica culta antes que por una operaci¨®n t¨¦cnica, financiera o electoral. ?D¨®nde se ubican y c¨®mo est¨¢n distribuidas las 700 hect¨¢reas que por ley deber¨ªan dedicarse a espacios verdes?
Sea como fuere, cuando ya est¨¦n edificadas las trescientas mil viviendas, para nuestro desconcierto:
Primero, de acuerdo al c¨¢lculo de la poblaci¨®n, dentro de diez a?os con la tasa actual de crecimiento poblacional del 0,95%, no todas las viviendas estar¨¢n habitadas. No ser¨ªa una novedad. En Sevilla actualmente existen 70.000 vac¨ªas. La vivienda ha dejado de ser una necesidad b¨¢sica y se ha convertido en un producto financiero.
Segundo, mientras el d¨¦ficit de equipamientos p¨²blicos, c¨ªvicos, sanitarios, deportivos, educativos, ser¨¢ enorme, aquellos privados tendr¨¢n un alto crecimiento como sucede en Estados Unidos, donde hasta el aire sin contaminaci¨®n se contrata.
Tercero, la agresi¨®n al paisaje y al patrimonio arqueol¨®gico y arquitect¨®nico se habr¨¢ consumado y ser¨¢ irreversible.
Cuarto, para entonces el aire estar¨¢ m¨¢s contaminado, pero ni siquiera el parque de Tablada ser¨¢ inaugurado y ante la inexistencia de grandes piezas verdes (pulmones), se comenzar¨¢ a redactar el Plan de Espacios verdes de la conurbaci¨®n del Aljarafe. No estar¨¢n donde deb¨ªan.
Quinto, como en Los ?ngeles o en Houston, en proporci¨®n directa a la magnitud de los atascos, se comenzar¨¢ a construir autopistas y a ampliar las existentes, pero como all¨¢, la velocidad de circulaci¨®n ser¨¢ cada vez menor y el consumo de energ¨ªa ser¨¢ descontrolado.
Y m¨¢s cosas. Todo por mirar a otro lado mientras los ayuntamientos reclasifican suelo para financiar sus presupuestos sin importarles lo que suceda m¨¢s all¨¢ de su t¨¦rmino ni cuan perjudiciales y costosas (incluyendo los sobornos que denuncian los fiscales) resultar¨¢n en el futuro las escandalosas reclasificaciones.
Jorge Benavides Sol¨ªs es profesor de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura. Sevilla.
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