"Contra los llorones, tecnolog¨ªa"
Ferrer, ganador, y Roddick, perdedor, se quejan de los jueces y piden la ayuda de las c¨¢maras
Como en los mejores tiempos de John McEnroe, el genio estadounidense de los gritos y las raquetas rotas, David Ferrer se encar¨® ayer con el juez de silla y le pidi¨® explicaciones. Le acababan de cantar fuera una bola decisiva en su partido contra Marino Puerta, el argentino acusado de dopaje por el diaro franc¨¦s L'Equipe, el hombre que sigue hablando de "la Copa Davis del a?o que viene" aunque viva pendiente de que le comuniquen que nunca m¨¢s podr¨¢ jugar.
Ferrer no estaba de acuerdo con el ¨¢rbitro. Y protest¨®. Como el estadounidense Andy Roddick, n¨²mero tres del mundo, eliminado el jueves por el croata Karlovic. "Cuando vea las repeticiones, el juez de silla se dar¨¢ cuenta de que se ha equivocado", dijo. "Sinceramente", continu¨®, "juego decenas de torneos al a?o y no he visto a estos ¨¢rbitros en toda mi vida. ?Se pasan todo el a?o arbitrando partidos de j¨²niors? Lo m¨ªnimo es que haya un poco de consistencia en ese terreno". Su reflexi¨®n era sencilla: "No puedes coger a un ¨¢rbitro de donde sea, ponerle delante de nuestros saques y esperar que no cometa errores".
"Los ¨¢rbitros de este torneo vienen de fuera de Madrid y de Espa?a", le contest¨® Javier San Sierra, director t¨¦cnico de ¨¢rbitros del Masters de Madrid; "tienen que pasar varios cortes, incluso durante el torneo. Para arbitrar tienen que tener, como m¨ªnimo, la chapa blanca, que s¨®lo se consigue cuando se tiene el t¨ªtulo regional, el nacional y el internacional. En el torneo se les eval¨²a constantemente. Y son gente preparada, que ha estado en partidos de la Copa Davis, de los Juegos Mediterr¨¢neos...".
En el Masters de Madrid todo depende del ojo humano. No se utilizan repeticiones como las de la televisi¨®n "porque no son fiables al 100%. De hecho, est¨¢ prohibido que se vean en la pista para no comprometer al juez de silla ante el p¨²blico", seg¨²n San Sierra. Tampoco se utiliza el sistema Cyclops, que acota una zona mediante un emisor y un receptor de rayos infrarrojos. Cuando una bola traspasa el rayo, est¨¢ fuera sin discusi¨®n. Pero, para la frustraci¨®n de Roddick, no es obligatorio. "Si la tecnolog¨ªa existe, ?por qu¨¦ no la utilizan?", se preguntaba desesperado; "Somos el ¨²nico deporte que no aplica la tecnolog¨ªa para evitar los fallos humanos. Tenemos c¨¢maras que funcionan desde cualquier ¨¢ngulo. Y la tecnolog¨ªa acabar¨ªa con los llorones".
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