Haro
Ni capilla ardiente, ni funeral, ni catafalco, ni velatorio, nada. Pura disoluci¨®n. Sus humores, sus m¨²sculos, sus entra?as, sus ¨®rganos, servir¨¢n para que los estudiantes jueguen a los m¨¦dicos o presuman de haber cortado su cerebro en l¨¢minas. Me pregunto si consider¨® la posibilidad de que lo incineraran. La cremaci¨®n fue al principio una afirmaci¨®n de ate¨ªsmo. De hecho, la Iglesia tard¨® a?os en aceptarla, quiz¨¢ por miedo a que el d¨ªa de la resurrecci¨®n de los muertos fuera m¨¢s dif¨ªcil reunir las cenizas de un individuo que los pedazos de un jarr¨®n roto. Acab¨® admiti¨¦ndola por econom¨ªa, quiz¨¢ por higiene. Un nicho, no digamos un pante¨®n, cuesta m¨¢s que una soluci¨®n habitacional de 30 metros, y es un criadero de bichos.
Pero la incineraci¨®n ha devenido ya en una suerte de rito religioso, a la manera ecologista si ustedes quieren, pero religioso al fin. A los deudos les queda la enojosa tarea de viajar hasta el mar y aventar los restos, o de distribuirlos laboriosamente por los lugares donde el difunto se hizo un hombre. Cuando el viento no colabora, las cenizas se vuelven contra el que las arroja (como la saliva contra el que escupe contra el cielo) buscando los ojos, la boca, los o¨ªdos. No tienen g¨¦rmenes, de acuerdo, est¨¢n desinfectadas, limpias, pero al probarlas resulta que poseen el sabor del futuro, cuando uno cre¨ªa que pertenec¨ªan al pasado... La cuesti¨®n es que lo que comenz¨® siendo un acto de laicismo hab¨ªa adquirido, con la evoluci¨®n de estas liturgias, un aroma espiritual indeseable.
Nada de eso. Haro Tecglen, como empezamos a llamarle antes de que se convirtiera en Eduardo Haro, o Haro a secas, ha donado sus dos metros de estatura a la ciencia. Es un modo de no incordiar en alguien que, curiosamente, no hizo otra cosa en vida. Sin duda, juzg¨® que hay formas de molestar que no tienen sentido. La capilla ardiente es muy aparatosa, pero carece de significado, y el whisky de la cafeter¨ªa del tanatorio sabe a madera de pino. Posiblemente, no pens¨® que su cuerpo fuera importante para la ciencia, pero como coartada para desaparecer sin ser visto / o¨ªdo pod¨ªa funcionar. No hay nada despu¨¦s de la muerte, quiz¨¢ antes tampoco. Tomamos nota de su mutis por el foro y evitamos las frases de rutina.
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