La buena estrella del norte
El arte y la arquitectura atraen la mirada a Newcastle y Gateshead
Le llaman El ?ngel del Norte. Y nadie imaginaba, probablemente, cuando lo clavaron en 1998 sobre una colina a las afueras de Gateshead, que iba a convertirse en el ¨¢ngel de la guarda y de la buena estrella. Mide 20 metros y sus alas extendidas, de m¨¢s de 50 metros, tienen la envergadura de un jumbo. Se ve desde la carretera, desde el tren, desde todas partes. Su perfil ferruginoso parece acaparar el paisaje.
Por eso fue muy discutido. Pusieron el grito en el cielo los ecologistas y tambi¨¦n los cr¨ªticos de arte. El autor, Antony Gormley, nacido en 1950, es un adalid muy puro de la corriente realista de los ochenta, y aunque la figuraci¨®n parece consustancial al empirismo brit¨¢nico, no hay que olvidar que brit¨¢nico es tambi¨¦n Anthony Caro, unos de los grandes escultores vivos. Pero una cosa es la est¨¦tica o la cr¨ªtica de arte, y otra muy distinta los gustos del p¨²blico. Y contra viento y marea (el ¨¢ngel, por cierto, puede soportar vientos huracanados de 150 kil¨®metros), la escultura es uno de los enclaves m¨¢s visitados del Reino Unido. M¨¢s de 30 millones de curiosos al a?o buscan, sobre todo, atrapar bajo sus alas la puesta de sol.
Es un icono de la ciudad, pero, sobre todo, es un s¨ªmbolo. Porque hunde sus ra¨ªces en el hoyo que dejaron en la tierra unos ba?os para los mineros que, como topos, horadaban en su d¨ªa las colinas circundantes. El carb¨®n fue, durante siglos, lo que dio de comer a la comarca. Por el r¨ªo Tyne, que une o separa Newcastle y Gateshead, sacaban las gabarras con mineral hasta el mar, a un par de leguas del casco urbano. De ese modo, la ciudad, de origen romano - Newcastle era un castillo o fuerte del muro de Adriano-, prosper¨® y se convirti¨® en un decorado georgiano: es, despu¨¦s de Londres y Bath, la ciudad brit¨¢nica con m¨¢s edificios catalogados. Gateshead, en la otra orilla del r¨ªo, era, aunque duela decirlo, la hermana pobre.
Pues bien, fue precisamente la cenicienta Gateshead la que cambi¨® la postraci¨®n en que se hallaba la zona tras el cierre de las minas y la ¨²ltima crisis thatcheriana. Su ¨¢ngel de acero les abri¨® los ojos y apostaron por la vanguardia. Lo siguiente fue el Puente del Milenio, que recibi¨® de inmediato el Premio Stirling de arquitectura y empez¨® a robar protagonismo al ?ngel. Porque el puente es algo ¨²nico en el mundo. No se abre, ni gira a un lado, para dar paso a los barcos: simplemente bascula, parpadea. No es f¨¢cil explicar a otros c¨®mo funciona, pero al verlo abrirse con una leve oscilaci¨®n, uno se pregunta c¨®mo algo tan sencillo no se le hab¨ªa ocurrido antes a nadie.
Los muelles del Tyne, cosidos por ¨¦ste y otros seis puentes de ferramenta industrial, se poblaron de esculturas vanguardistas; los viejos almacenes mudaron en hoteles con encanto o restaurantes. Una f¨¢brica de harina de los cincuenta se convirti¨® en un centro de arte experimental (Jaume Plensa es uno de los que all¨ª han expuesto). Otras estructuras dentro de la ciudad tambi¨¦n han sido redimidas por el arte, como The Biscuit Factory (una f¨¢brica de galletas convertida en supermercado de arte) o la galer¨ªa Laing.
Sencillez estructural
Pero la ¨²ltima gran novedad se llama The Sage, el m¨¢s sorprendente edificio de Norman Foster, que, abierto desde el pasado diciembre, est¨¢ todav¨ªa de estreno. Visto desde fuera parece un molusco, un extra?o cet¨¢ceo de cristal que cambia continuamente de color, seg¨²n el humor de las nubes, y tambi¨¦n de noche, cuando emite desde dentro su fulgor, como los ojos del Nautilus cinematogr¨¢fico del capit¨¢n Nemo.
Uno imagina que su estructura, por dentro, debe ser complicad¨ªsima: pues bien, ocurre que es la cosa m¨¢s simple del mundo. Se trata, en realidad, de un edificio bastante cl¨¢sico integrado por tres cuerpos c¨²bicos a los que amalgama y cubre una especie de caparaz¨®n de acero y cristal. Aparte de su aspecto deslumbrante, que amenaza con robar adeptos al ?ngel y al Puente del Milenio, es una especie de turbina cultural, ya que aloja tres salas de conciertos, aulas de m¨²sica y estudios de grabaci¨®n, restaurante y bar de moda, librer¨ªa, tiendas.
Y es que, en definitiva, la cultura es la gran apuesta de Newcastle-Gateshead, visto el oscuro porvenir del carb¨®n. A nadie debe extra?ar, con tales premisas, que Newcastle haya sido proclamada por The Times "la nueva capital brit¨¢nica" y que acabe de ser elegida mejor destino para escapadas en todo el Reino Unido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.