El se?or 'Camerair'
Pregunta: ?Qu¨¦ diferencia hay entre David Cameron y Tony Blair? Respuesta: Trece a?os. Cada palabra optimista y animosa que pronuncia Cameron, cada muestra de habilidad medi¨¢tica que dan sus portavoces, son testimonio de c¨®mo ha transformado Blair la pol¨ªtica brit¨¢nica, tanto como hizo Thatcher en su tiempo. Y el contenido tambi¨¦n se parece: un nuevo Blair con m¨¢s euroescepticismo. Bienvenidos a la era de Mr. Camerair.
Pensemos, por ejemplo, en el estimulante discurso que supuso el lanzamiento de David Cameron, como un cohete desde Cabo Ca?averal, en la conferencia del Partido Conservador celebrada el mes pasado. En los ¨²ltimos a?os he dedicado bastante tiempo a leer los discursos de Blair. Sobre el papel tienen un aspecto inconfundible:
Cameron habla como un director de colegio privado modern¨ªsimo. Y, al igual que Blair, no tiene miedo a la palabra 'yo'
A pesar de toda su imagen moderna y de hombre del pueblo, Cameron es un genuino 'toff': un producto de Eton College y la Universidad de Oxford
Al ver c¨®mo la gente de Blair se ha ido acostumbrando gradualmente a los s¨ªmbolos y los privilegios del poder, me acuerdo de unos versos de Hilaire Belloc
Frases muy cortas.
Grandes espacios entre una l¨ªnea y otra.
Esto me interesa apasionadamente. Tenemos que hacer eso.
Una broma sobre s¨ª mismo. Una an¨¦cdota de la gente de la calle.
Lista de fallos pasados. Visiones de ¨¦xitos futuros. Frases sin verbos.
Me acabo de descargar el discurso de Cameron en la conferencia, de su din¨¢mica p¨¢gina web, y no hay duda, es un Blair. Tiene exactamente el mismo aspecto sobre el papel, la misma sintaxis exhortativa. Cameron habla como un director de colegio privado modern¨ªsimo, como si estuviera dando ¨¢nimos a los alumnos. Igual que Blair, no tiene miedo a la palabra yo ni a adoptar un tono desmesuradamente misionero: "Quiero a mi pa¨ªs. Me gusta nuestro car¨¢cter. Me gusta nuestra gente, nuestra historia, nuestro papel en el mundo". Es igualmente capaz de hacer que la mayor tonter¨ªa parezca tener sentido: "El Partido Conservador es el ¨²nico partido que quiere que todo el mundo sea alguien, alguien que haga cosas y no espere a que se las hagan". Un momento: ?a qui¨¦n quieren los laboristas y los dem¨®cratas liberales convertir en un don nadie? No importa, hace que los oyentes se sientan a gusto, un prop¨®sito que confiesa a las claras dos frases despu¨¦s: "Quiero que a la gente le vuelva a gustar ser conservadora".
Tambi¨¦n est¨¢ la lista de datos escandalosos tan t¨ªpica de Blair: "Cuando la quinta parte de los ni?os sale de la escuela primaria sin saber escribir como es debido. Cuando un mill¨®n de escolares hacen novillos cada a?o". Y as¨ª sucesivamente. La proporci¨®n entre verbos y frases es un poco m¨¢s alta que en los primeros discursos de Blair, pero tambi¨¦n tenemos maravillas sin verbos. "Dar opci¨®n a los padres. Libertad a las escuelas". Esto va a continuaci¨®n de un pasaje sobre los niveles de alfabetizaci¨®n. (A nuevos conservadores, nueva gram¨¢tica: "No, Belinda, una frase no necesita tener sujeto, verbo y objeto. Una frase necesita sujeto, objeto e interpretaci¨®n"). Y muestra c¨®mo sufre su coraz¨®n por Darfur y el ?frica subsahariana. Para terminar, el nuevo lema: Conservadurismo Compasivo Moderno, todo con may¨²sculas [en sus siglas en ingl¨¦s, MCC].
Lo mismo que pasa con el estilo pasa con el contenido. Su Programa Pol¨ªtico, una p¨¢gina y media con un t¨ªtulo tan blairista como Visi¨®n para Gran Breta?a, incluye esta extraordinaria afirmaci¨®n: "Debemos ser un partido comprometido con un vasto programa de mejora del servicio p¨²blico". Vasto. ?Estamos ante el New Deal de Franklin Delano Roosevelt o los ambiciosos planes de William Beveridge sobre el Estado de bienestar durante la guerra? No; es una hip¨¦rbole sobre el servicio p¨²blico marcada por Blair, con un toque de matricidio, porque Cameron rechaza una de las frases m¨¢s famosas de Thatcher. "Claro que existe la sociedad", dice, para a?adir un matiz atractivo pero vac¨ªo: "S¨®lo que no es lo mismo que el Estado". No me diga.
Diferencias de ¨¦nfasis
Como es natural, hay diferencias de ¨¦nfasis; en algunos casos se muestra m¨¢s liberal que la pol¨ªtica del Gobierno actual. Por ejemplo, nuestras medidas contra el terrorismo "no deben nunca menoscabar los valores liberales que tratamos de proteger. Es decir, nada de tarjetas de identidad ni leyes movidas por el odio religioso que coarten la libertad de expresi¨®n". En otros casos no es tan liberal. Pero no hay nada que Blair no pudiera suscribir si Cameron y ¨¦l se vieran obligados a formar una Gran Coalici¨®n como la que acaban de formar sus hom¨®logos alemanes.
En los a?os cincuenta, los ocurrentes lo llamaban Butskellismo, el consenso pol¨ªtico centrista que The Economist identificaba con un imaginario Mr. Butskell, una combinaci¨®n de los nombres del Ministro de Hacienda tory, RabButler, y el laborista Hugh Gaitskell. Para el cruce actual de Blair y Cameron, el semanario New Statesman se me ha adelantado y ha titulado un art¨ªculo del ¨¢cido Nick Cohen El nacimiento de Blameron. Yo prefiero mi versi¨®n, Camerair, porque adem¨¢s hace un gui?o a la mezcla crucial de c¨¢maras de televisi¨®n y aire caliente. Es muy apropiado que la experiencia de Cameron en el "mundo real" del trabajo se desarrollara en una empresa de medios de comunicaci¨®n, Carlton Communications.
El camerairismo refleja un cambio estructural m¨¢s profundo que el Butskellismo. Tras el final de las grandes luchas ideol¨®gicas del siglo XX, en las que el comunismo y el fascismo eran serios rivales de la democracia m¨¢s o menos liberal, la pol¨ªtica, en las democracias industriales m¨¢s avanzadas, ya no se ocupa de sistemas alternativos, sino de variantes del capitalismo democr¨¢tico. En Gran Breta?a, en concreto, se parece m¨¢s a una competici¨®n entre dos equipos de gesti¨®n rivales que intentan convencer a los accionistas de que son los m¨¢s capacitados para dirigir la empresa Reino Unido, SA. Despu¨¦s de NLNB (Nuevo Laborismo, Nueva Gran Breta?a), nos encontramos con una puja de MCC.
El camerairismo, adem¨¢s, nos invita a reflexionar sobre la extraordinaria resistencia de las clases dirigentes brit¨¢nicas. Si Cameron consigue el trabajo, ambos partidos estar¨¢n dirigidos -hasta la prometida salida de Blair- por productos de la clase media alta, educados en costosos colegios privados y cuyos asesores m¨¢s cercanos, en muchos casos, tienen un origen parecido. S¨®lo existe un fen¨®meno semejante en Francia, basado en muchos de los mismos elementos: una franja superior del sistema educativo muy elitista, una cultura pol¨ªtica metropolitana (Londres, Par¨ªs), y, sobre todo, un sistema de desigualdades eliminables a t¨ªtulo individual pero no colectivo, que permite el reabastecimiento constante de la clase gobernante con sangre nueva.
A pesar de toda su imagen moderna y de hombre del pueblo, Cameron es un genuino toff: un producto de Eton College y la Universidad de Oxford, que se r¨ªe de s¨ª mismo cuando explica que, si pertenece al selecto White's Club en St. James, modelo de conservadurismo social, es s¨®lo porque su padre, un agente de Bolsa retirado, fue su presidente. Incluso sus experimentos juveniles con el cannabis y la coca¨ªna -si es que en eso consisten los errores de los que habla- encajan. Su canuto, si es que hubo canuto, era un canuto toff. Es decir, un canuto con ambici¨®n, como el que recuerdo que me ofreci¨® una futura dirigente extranjera durante una fiesta de estudiantes en Exeter College, Oxford, al mismo tiempo que intentaba ganarse mi voto para ser elegida presidenta del club de debates de la Universidad.
Al ver c¨®mo la gente de Blair se ha ido acostumbrando gradualmente a los s¨ªmbolos y los privilegios del poder, las limusinas con ch¨®fer, las fiestas, los apartamentos lujosos y, con el tiempo, su gracioso consentimiento a convertirse en lords y ladies, me acuerdo muchas veces de estos versos de Hilaire Belloc:
"El detestable poder que se sostiene sobre el privilegio / (que rima con mujeres, champa?a y bridge) / se rompi¨®, y la democracia recuper¨® su lugar: / (que rima con bridge, mujeres y champa?a)".
Con los Cameronitas, podemos estar seguros de que ser¨¢ igual, s¨®lo que m¨¢s.
Un viejo dicho europeo
"Vuelve lo nuevo", reza un viejo dicho del este de Europa. MCC son las siglas de Conservadurismo Compasivo Moderno, pero tambi¨¦n de uno de los clubes de cr¨ªquet m¨¢s tradicionalistas de toda Inglaterra. Es una h¨¢bil combinaci¨®n de lo viejo y lo nuevo. "Es preciso que las cosas cambien para que nada cambie", dice el viejo pr¨ªncipe siciliano de Lampedusa
[el novelista italiano Giuseppe].
Desde luego, es posible que todas mis especulaciones sean in¨²tiles de aqu¨ª a unas semanas, si las bases conservadoras prefieren a un candidato de derechas m¨¢s tradicional que a David Cameron. Ahora bien, si pretenden tener verdaderamente posibilidades de regresar al poder, escoger¨¢n al se?or Camerair.
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Traducci¨®n de M. L. Rodr¨ªguez Tapia
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