La conciencia de la 'aldea global'
El S¨ªnodo de Obispos concluye que la globalizaci¨®n "ir¨¢ a la ruina" si la miseria triunfa sobre la solidaridad
"?Qu¨¦ hacer para que, en esta era de globalizaci¨®n, la solidaridad triunfe sobre el sufrimiento y la miseria? ?En qu¨¦ se transforma la aldea global de nuestra tierra, con un ambiente amenazado que corre el riesgo de ir a la ruina?". Se lo pregunta, ret¨®ricamente, el primer S¨ªnodo de Obispos de la era Ratzinger, antes de llamar "a los que gobiernan las naciones para que, con diligencia, aseguren a todos el bien com¨²n y promuevan la dignidad de cada persona, desde su concepci¨®n hasta su muerte natural". El mensaje final del miniconcilio reunido en Roma durante 23 d¨ªas se dio a conocer ayer en una multitudinaria rueda de prensa. Benedicto XVI lo clausura hoy con una ceremonia que incluye las primeras canonizaciones de este pontificado.
Titulado Eucarist¨ªa: pan vivo para la paz en el mundo, el mensaje, de ocho p¨¢ginas, es una recopilaci¨®n de las luces y sombras que se ci?en sobre la Iglesia cat¨®lica y sobre un mundo "devastado por la secularizaci¨®n y el relativismo, sobre todo en Occidente"; la falta de sacerdotes; la crisis del sacramento de la confesi¨®n o los "abusos lit¨²rgicos". Los padres sinodales discutieron este mensaje durante tres d¨ªas sobre un borrador al que presentaron 500 enmiendas, preparado por una comisi¨®n de 12 prelados, s¨®lo uno de ellos del grupo ling¨¹¨ªstico espa?ol, el cardenal peruano Juan Luis Cipriani, del Opus y elegido personalmente por el Papa.
Dividido en siete apartados, la mayor¨ªa dedicados al propio tema del s¨ªnodo (La eucarist¨ªa, fuente y cumbre de la vida y de la misi¨®n de la Iglesia), los prelados cargan las tintas en el primero y m¨¢s largo, titulado En escucha del sufrimiento del mundo. Dicen: "Hemos tomado conciencia de las situaciones dram¨¢ticas y de los sufrimientos causados por las guerras, el hambre, las diferentes formas de terrorismo y de injusticia, que afectan a la vida cotidiana de centenares de millones de seres humanos. Las explosiones de violencia en Medio Oriente y en ?frica nos han sensibilizado ante el olvido que sufre el continente africano en la opini¨®n p¨²blica mundial. Hemos recordado y denunciado las situaciones de injusticia y de pobreza extrema que proliferan por todas partes, pero especialmente en Am¨¦rica Latina, en ?frica y en Asia. Todos estos sufrimientos claman a Dios e interpelan a la conciencia de la humanidad".
Al s¨ªnodo han asistido 252 prelados de 118 pa¨ªses (55 cardenales, ocho patriarcas, 82 arzobispos, 123 obispos, 36 presidentes de conferencias episcopales, 12 religiosos, 32 expertos y 27 oyentes). Finalmente, los cuatros prelados que deb¨ªan venir a Roma desde China no fueron autorizados a viajar por el Gobierno de ese pa¨ªs. Cuatro sillas del plenario sinodal estuvieron siempre vac¨ªas, en su homenaje.
El s¨ªnodo concluye sin hacer apertura alguna en el tema del celibato, una ley que s¨®lo afecta a la Iglesia cat¨®lica de rito latino. Todos los padres sinodales se expresaron en contra de derogar esa ley, y tambi¨¦n cierran la puerta a la posibilidad de dar la eucarist¨ªa a los divorciados que se han vuelto a casar. Eso s¨ª, se les pide que vivan "la alegr¨ªa de ser cat¨®licos" y que tengan una viva participaci¨®n en la celebraci¨®n eucar¨ªstica, aunque no puedan comulgar. Dice el documento: "Conocemos la tristeza de los que no pueden recibir la comuni¨®n por causa de una situaci¨®n familiar no conforme con el mandamiento del Se?or. Algunas personas divorciadas y vueltas a casar lo aceptan con dolor y lo ofrecen a Dios. Otras no entienden esta restricci¨®n y viven una gran frustraci¨®n interior. Aunque no estemos de acuerdo con su elecci¨®n, reafirmamos que no son excluidos de la vida de la Iglesia. Estamos cercanos a ellos con la oraci¨®n y la solicitud pastoral".
El mensaje final es s¨®lo una m¨ªnima parte del trabajo realizado en los pasados 22 d¨ªas por los prelados llegados a Roma desde 118 pa¨ªses. El debate se ha plasmado adem¨¢s en 50 proposiciones redactadas por los participantes, que el Papa habr¨¢ de tener en cuenta para redactar la obligada exhortaci¨®n apost¨®lica postsinodal, que puede retrasarse un a?o. Estas 50 proposiciones son el resultado de los trabajos de unificaci¨®n de cientos de indicaciones a las que se lleg¨® despu¨¦s de una semana de discusiones y votaciones.
"?Cu¨¢l es la novedad de este s¨ªnodo, d¨®nde est¨¢?", se pregunt¨® ayer a los prelados encargados de presentar el mensaje final, los cardenales George Pell (Sidney, Australia) y Mar Ouellet (Quebec, Canad¨¢), y los arzobispos Roland Minnerath (Dijon, Francia) y Salvatore Fisichella (auxiliar del vicario de Roma y rector de la Pontificia Universidad Lateranense). Respuesta un¨¢nime: "El objetivo del s¨ªnodo no es introducir novedades doctrinales o disciplinarias. No podemos cambiar las reglas de juego. La Iglesia no puede cambiar libremente el Evangelio".
Ni Tarso ni el lat¨ªn
Los obispos quieren recuperar el lat¨ªn, la lengua oficial de la Iglesia cat¨®lica, en desuso incluso en este selecto mini concilio. Confundidos tambi¨¦n por la maldici¨®n de Babel, los padres sinodales, en su mayor¨ªa cardenales, patriarcas o arzobispos (lo m¨¢s granado, por tanto, del orbe cristiano), ni siquiera han podido formar un grupo de trabajo en ese idioma. Todos han hablado y se han entendido en italiano, franc¨¦s, ingl¨¦s, espa?ol o alem¨¢n. Hubo dos excepciones en perfecto lat¨ªn, celebradas con regocijo: el arzobispo de Riga (Letonia), Janis Puyats, y el relator general del s¨ªnodo, el patriarca de Venecia, cardenal Scola. Benedicto XVI us¨® el italiano.
Una de las propuestas del s¨ªnodo propone al Papa que ponga matices a una de las reformas m¨¢s sonadas del Concilio Vaticano II, que abri¨® las iglesias a las lenguas vern¨¢culas para que los fieles pudieran entender a sus ministros, adem¨¢s de verles la cara en la misa, o vestidos de paisano fuera del templo. Los obispos creen que perder el lat¨ªn es una gran desgracia y reclaman recuperarlo al menos en las ceremonias internacionales.
Peor es la ca¨ªda de predominios territoriales, como Hispanoam¨¦rica o Brasil. Este es el pa¨ªs del mundo con m¨¢s cat¨®licos (unos 130 millones), y Roma est¨¢ perdiendo all¨ª a la mitad de sus fieles, a mano de la secularizaci¨®n o de las iglesias evang¨¦licas (que sigue tachando de "sectas"). "?Hasta cu¨¢ndo se podr¨¢ decir que Brasil es un pa¨ªs cat¨®lico", se lament¨® en el s¨ªnodo el cardenal Humes, de Sao Paulo. M¨¢s traum¨¢tica fue la lamentaci¨®n del vicario de Anatolia (Turqu¨ªa), Luigi Padovese. Su iglesia vivi¨® la primera gran expansi¨®n del cristianismo de la mano del ap¨®stol Pablo, nacido en Tarso y aut¨¦ntico primer secretario de organizaci¨®n del catolicismo. Hoy, en Tarso, los ¨²nicos cristianos son tres monjas "que acogen a los peregrinos y que para celebrar la eucarist¨ªa en su ¨²nica iglesia necesitan un permiso de la autoridad local", lament¨® Padovese.
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