Los pioneros del racionalismo espa?ol
Un congreso en Barcelona revisa la relaci¨®n entre arquitectura y pol¨ªtica durante la II Rep¨²blica
Hace ahora 75 a?os, en el Gran Hotel de Zaragoza, 13 j¨®venes arquitectos escribieron una de las p¨¢ginas m¨¢s legendarias de la arquitectura de vanguardia en Espa?a. Los d¨ªas 25 y 26 de octubre de 1930 se fund¨® all¨ª el Grupo de Arquitectos y T¨¦cnicos Espa?oles para el Progreso de la Arquitectura Contempor¨¢nea, m¨¢s conocido por sus siglas, GATEPAC. Se dividi¨® en tres ¨¢reas: el grupo Norte, liderado por Jos¨¦ Manuel Aizp¨²rua; el grupo Centro, cuyo delegado era Fernando Garc¨ªa Mercadal, y el grupo Este, abanderado por Josep Llu¨ªs Sert. Este ¨²ltimo, el catal¨¢n, fue el m¨¢s activo y a ¨¦l dedica la Fundaci¨®n Docomomo Ib¨¦rico, entidad dedicada a recuperar la arquitectura del Movimiento Moderno, su quinto congreso, que hoy comienza en Barcelona.
Hace hoy 75 a?os se fundaba en Zaragoza el Gatepac, impulsor de la vanguardia
El congreso, que finalizar¨¢ el s¨¢bado, lleva por t¨ªtulo El Gatepac y su tiempo. Pol¨ªtica, cultura y arquitectura en los a?os treinta. Explica su director, Antonio Pizza, que se decidi¨® centrar el encuentro en el grupo catal¨¢n (de ah¨ª el cambio de la sigla E por la C) porque la mayor¨ªa de expertos reconocen que como colectivo fueron los m¨¢s activos, si no los ¨²nicos, ya que, adem¨¢s, fueron los responsables de la edici¨®n de la revista del grupo, A. C. Documentos de Actividad Contempor¨¢nea, de la que se publicaron 25 n¨²meros entre 1931 y 1937 y que, con una tirada de 2.000 ejemplares, fue la responsable de la divulgaci¨®n y promoci¨®n del ideario y las propuestas est¨¦ticas del colectivo. En esto, como en otras cosas, los "gatepacos" (como cari?osamente los definen los estudiosos) se adelantaron a su tiempo ya que fueron conscientes de la importancia que tendr¨ªan las revistas en la difusi¨®n de las nuevas tendencias arquitect¨®nicas. El Colegio de Arquitectos de Arag¨®n, que ayer celebr¨® el aniversario con la colocaci¨®n de una placa en el Gran Hotel, ha organizado tres exposiciones sobre el acontecimiento y publica una carpeta dedicada al Gatepac que incluye un DVD con la colecci¨®n completa de la revista que tambi¨¦n publicar¨¢ la Caja de Arquitectos en formato papel.
Con todo, lo m¨¢s interesante del congreso es el subt¨ªtulo porque plantea una mirada amplia a las relaciones entre pol¨ªtica, cultura y arquitectura en el convulso periodo de los a?os treinta en Espa?a. El mito del Gatepac creci¨® a la sombra de la relaci¨®n de este grupo de arquitectos con las pol¨ªticas reformadoras de la II Rep¨²blica. Su preocupaci¨®n por el urbanismo, la vivienda social, el higienismo o las nuevas tipolog¨ªas de escuelas y hospitales avalan esta supuesta relaci¨®n tan estrecha que desde entonces se establece entre la izquierda y la arquitectura moderna de vanguardia, y que influyeron de forma directa en las generaciones de arquitectos que dise?aron la arquitectura de la transici¨®n. El congreso, a tenor de lo que adelantan algunas de las ponencias presentadas, pone en cuesti¨®n algunas de estas tesis y hace augurar unas interesantes mesas redondas al final de las sesiones previstas cuyo objetivo principal, explica Pizza, es poner en com¨²n las nuevas investigaciones sobre el movimiento y sus integrantes que se han realizado en los ¨²ltimos 30 a?os. "El Gatepac siempre ha sido considerado una excepci¨®n de modernidad en su ¨¦poca, pero con los a?os creo que se tendr¨ªan que reconsiderar otras aportaciones al racionalismo que, sin ser tan radicales, tambi¨¦n tuvieron su importancia", indica Oriol Bohigas, uno de los principales estudiosos del movimiento y autor de una de las ponencias del congreso. "La diferencia es sobre todo estil¨ªstica, porque el Gatepac defend¨ªa de forma militante las ideas de Le Corbusier, y, en cierta manera, tambi¨¦n de compromiso social, pero existen estos otros racionalismos que hay que empezar a valorar, como la Colonia El Viso, de Rafael Bergam¨ªn, o una parte de las obras de Rubi¨® i Tudur¨ª", concluye Bohigas, que hab¨ªa sido de los primeros en reivindicar la vertiente pol¨ªtica del grupo.
Y es que, m¨¢s all¨¢ del compromiso de todos sus miembros con los presupuestos est¨¦ticos sobre los materiales industriales y las formas funcionales del Movimiento Moderno -el Gatepac se constituy¨® precisamente para poder entrar a formar parte del exclusivo club de la arquitectura racionalista que figuras como Le Corbusier o Walter Gropius hab¨ªan creado a trav¨¦s de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM)-, las diferencias ideol¨®gicas entre ellos eran m¨¢s que notables. El delegado del Gatepac en la zona Norte, Jos¨¦ Manuel Aizp¨²rua -que firm¨® en 1929 junto a Joaqu¨ªn Labay¨¦n el Real Club N¨¢utico de San Sebasti¨¢n, emblem¨¢tico edificio pionero del racionalismo espa?ol-, fue fusilado en septiembre de 1936, a los 33 a?os, en represalia por su activa militancia falangista (amigo de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, fue cofundador de Falange Espa?ola). El principal responsable de la revista A. C., Josep Torres Clav¨¦, que firm¨® junto a Sert y Subirana obras igualmente emblem¨¢ticas del movimiento como la Casa Bloc de Barcelona, muri¨® en el frente de Arag¨®n durante la retirada del ej¨¦rcito republicano en 1939, tambi¨¦n a los 33 a?os. Tanto uno como otro mantuvieron intensas actividades pol¨ªticas antag¨®nicas, pero ambos son figuras relevantes de la vanguardia espa?ola tanto por sus arquitecturas como por sus trabajos en el campo de la fotograf¨ªa (Aizp¨²rua) y el dise?o (Torres Clav¨¦).
El espectro del resto del grupo era tambi¨¦n amplio. Josep Llu¨ªs Sert -impulsor de un revolucionario y demoledor plan urban¨ªstico para Barcelona, el Plan Maci¨¤, que firmaron estos j¨®venes arquitectos junto a Le Corbusier , y autor junto a Lacasa del Pabell¨®n de la Rep¨²blica Espa?ola en la Expo de Par¨ªs de 1937- militaba en ERC y se exili¨® a Estados Unidos tras la guerra, en donde continu¨® defendiendo la validez del Movimiento Moderno. El pionero Fernando Garc¨ªa Mercadal -que en 1929 firm¨® la que se considera la primera obra moderna espa?ola, el Rinc¨®n de Goya de Zaragoza- se qued¨® en Espa?a y como muchos de sus colegas esquiv¨® como pudo la arquitectura "imperial" y regionalista que impulsaron los vencedores hasta que en los a?os cincuenta el racionalismo resurgi¨® de sus cenizas. Con el tiempo, el Gatepac, considerado para algunos un grup¨²sculo elitista e intelectual, y para otros el mayor ejemplo de la arquitectura social, se convertir¨ªa en un mito, una leyenda que ahora este congreso y la exposici¨®n que sobre el movimiento se celebrar¨¢ en mayo en el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona intentan revisar.
Manifiestos en piedra y papel
En su libro sobre el Dispensario Antituberculoso de Barcelona, Antonio Pizza cita lo esencial del editorial del n¨²mero 1 de la revista A.C., en la que puede leerse: "La arquitectura responde a una utilidad, a un fin. Debe satisfacer la raz¨®n. Partir de elementos, programa, materiales, espacio, luz... desarroll¨¢ndose racionalmente del interior (funci¨®n) al exterior (fachada) de una manera simple y constructiva, buscando la belleza en la proporci¨®n, en el orden, en el equilibrio. Suprimir la decoraci¨®n superflua superpuesta. [...]. Llevar la arquitectura a su medio natural, es decir, al t¨¦cnico, social y econ¨®mico del que est¨¢ actualmente separada, es el programa que el grupo Gatepac se propone llevar a la pr¨¢ctica coordinando esfuerzos y trabajando colectivamente".
Quedan aqu¨ª bastante claras las intenciones del colectivo que se materializ¨® en unos 120 proyectos documentados de los que muy pocos llegaron a construirse. Entre ellos figura el citado Dispensario Antituberculoso -que actualmente funciona como ambulatorio- y que Pizza define como "una especie de manifiesto de la arquitectura moderna".
El centro, dise?ado por Sert, Torres y Subirana, fue la ¨²nica pieza singular del plan ideado por el colectivo que lleg¨® a construirse en el casco antiguo de Barcelona, una zona que en los a?os treinta ten¨ªa "la densidad m¨¢s alta del mundo despu¨¦s de Calcuta" y en la que la primera causa de muerte en la ¨¦poca era precisamente la tuberculosis.
El Gatepac propon¨ªa diversas actuaciones urban¨ªsticas que inclu¨ªan la demolici¨®n de algunas de las zonas hist¨®ricas m¨¢s degradadas -una idea que se recuper¨®, con otros presupuestos, en los a?os ochenta- y la construcci¨®n al mismo tiempo de varios equipamientos p¨²blicos para solucionar sus problemas end¨¦micos.
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