La crisis de Don Juan

Una carta sin firma, una noticia que puede convulsionar una vida y un pu?ado de actores (sobre todo, actrices, y todas espl¨¦ndidas), al frente de los cuales se sit¨²a un Bill Murray que ha hecho de la econom¨ªa gestual su m¨¢s segura, impresionante baza de ¨¦xito, bastan al siempre inteligente Jim Jarmusch para hilvanar uno de esos discursos aparentemente livianos, pero en realidad poderosamente mordaces y corrosivos que constituyen una de las marcas distintivas de su cine. La carta le llega a un ejecutivo retirado (Murray), un antiguo donju¨¢n venido un tanto a menos, y en ella alguien le informa de que, en un futuro tal vez pr¨®ximo, le visitar¨¢ un joven que es, aunque ¨¦l no lo sepa, nada menos que su hijo. Pero hay un peque?o problema: ?cu¨¢l de las mujeres con que mantuvo relaciones en la posible ¨¦poca del nacimiento del chico es la madre?

Desde esta premisa, m¨¢s la impagable colaboraci¨®n de un vecino aficionado a los acertijos y las pesquisas criminales, Murray iniciar¨¢ uno de esos periplos a que tan dados son la cultura americana en general y el cine en particular. Un viaje en el que intentar¨¢ saber qui¨¦n es la madre y que se revelar¨¢ de alguna manera inici¨¢tico. Porque despu¨¦s nada volver¨¢ a ser como era, y porque reencontrarse con el pasado frente a frente tambi¨¦n paga sus a veces dolorosos, a veces hilarantes peajes.

Murray viaja, pero el fruto de sus desvelos se revelar¨¢ tan m¨ªnimo como en el fondo inconsistente. Jarmusch muestra ese periplo con el aire minimalista y la puesta en escena sobria y casi g¨¦lida que le es propia, pero tambi¨¦n con un indisimulado, brillante sentido del humor.

No hay en ese viaje la menor concesi¨®n a la nostalgia -ni el personaje que interpreta Murray tiene propensi¨®n a ello, ni es para nada la intenci¨®n del director trufar su mensaje de l¨¢grimas, por muy honestas que ¨¦stas sean: no es su estilo-, y s¨ª mucha iron¨ªa. Don Juan ya no tiene certezas, su vida ha variado sutil pero dr¨¢sticamente, y desde la llegada de la carta, cualquier joven puede ser algo m¨¢s que un ser humano de edad menor a la suya. O sea, que Flores rotas se plantea como una ¨¢cida revisi¨®n del donjuanismo, s¨ª, pero tambi¨¦n como el recordatorio de que siempre es m¨¢s conveniente asumir la responsabilidad de nuestros actos que esperar sentados a la materializaci¨®n de sus consecuencias. Un filme brillante, entretenido y soterradamente hilarante, una recomendaci¨®n segura para espectadores inteligentes.