La soluci¨®n federal
Acaba de ser publicada la traducci¨®n espa?ola del libro de St¨¦phane Dion La pol¨ªtica de la claridad, un conjunto de conferencias y ensayos en que el profesor canadiense examina una serie de aspectos en torno a la relaci¨®n conflictiva entre el nacionalismo quebequ¨¦s y el Estado federal. El profesor Dion fue ministro de Asuntos Intergubernamentales a partir de 1995, y su gesti¨®n supuso un nuevo giro para el tratamiento del separatismo que en ese mismo a?o hab¨ªa estado a punto de ganar un refer¨¦ndum en que con una enrevesada pregunta se escond¨ªa la meta soberanista. Sus observaciones resultan perfectamente aplicables a la situaci¨®n actual de Espa?a.
En primer t¨¦rmino, Dion recomienda la claridad. El independentismo quebequ¨¦s, lo mismo que el vasco o que el catal¨¢n, juega siempre dos bazas que le otorgan de entrada una ventaja decisiva en el juego pol¨ªtico con el benepl¨¢cito de todos los dem¨®cratas. La primera, dar por supuesto que sus exigencias son algo natural -"de sentit com¨²", como dir¨ªa mi amigo Miquel Caminal-, y que conciernen exclusivamente al sujeto pol¨ªtico definido por los nacionalistas. La segunda que, en consecuencia, tienen perfecta capacidad para plantear sus propuestas en la forma que estimen oportuna, siempre l¨®gicamente aquella que maximiza sus posibilidades de victoria. Dion se opone de modo tajante a esta pretensi¨®n que constituye en s¨ª misma una manipulaci¨®n inaceptable de las reglas democr¨¢ticas. Si alguien plantea la independencia, o la formaci¨®n de un Estado asociado, esos ser¨¢n los t¨¦rminos del refer¨¦ndum, no "una soberan¨ªa en el caso de que no sea aceptado..." o una "convivencia amable" con Espa?a desde el estatus de libre asociaci¨®n. Para el caso catal¨¢n, si alguien plantea, como en el proyecto de "nou Estatut" que Espa?a es un Estado plurinacional, sin siquiera subrayar que la naci¨®n catalana forma parte del mismo, la propuesta de organizaci¨®n federal concierne a ese Estado externo a Catalu?a, cuya relaci¨®n ser¨¢ de bilateralidad. Pero el tema es demasiado grave como para encerrar su debate en las definiciones, rodeadas de eufemismos. Cabe exigir nitidez en los planteamientos.
La otra observaci¨®n del ministro canadiense se refiere a las demandas nacionalistas. Aun cuando obtuvieran respaldo en el espacio pol¨ªtico de origen, no pueden darse por buena sin m¨¢s su aceptaci¨®n si afectan a los derechos de los dem¨¢s componentes del Estado. Es el caso de la financiaci¨®n planteado en el Estatut. El cambio del r¨¦gimen actual puede ser necesario; su soluci¨®n ha de alcanzarse siempre m¨¢s all¨¢ de la bilateralidad. Por supuesto, la ins¨®lita pretensi¨®n de que la autodeterminaci¨®n es algo natural -en democracia, habr¨ªa de leerse desde el otro ¨¢ngulo: como rechazo al uso de la fuerza ante una secesi¨®n- se regular¨ªa siempre en relaci¨®n a las relaciones constitucionales preestablecidas. M¨¢s a¨²n si recordamos que la consideraci¨®n de Catalu?a y Euskadi como naciones exentas responde a un mito nacionalista, no a la realidad sociol¨®gica, pol¨ªtica, cultural e hist¨®rica de ambas naciones respecto a la naci¨®n espa?ola, a la niegan unas veces, e ignoran otras (como ocurre recurrentemente en el proyecto de Estatut).
En la l¨ªnea de Dion, la consecuencia es obvia de cara a la cuesti¨®n que va a ser abordada el d¨ªa 2 en las Cortes. Los partidarios de defender abiertamente la persistencia del Estado democr¨¢tico en Espa?a, tanto frente a tendencias secesionistas como disgregadoras, han de asumir un papel activo en el proceso, no limitarse, como con distintos contenidos est¨¢n haciendo Zapatero y Rajoy, el Gobierno y el PP, a servir de filtro o de front¨®n ante la reivindicaci¨®n nacionalista. No se trata, como en el caso del segundo, de alzar una barrera en nombre de una no menos m¨ªtica Espa?a. Tampoco, caso de Zapatero, de ver si encaja o no este punto en la letra de la Constituci¨®n, sino de hacer una valoraci¨®n, m¨¢s all¨¢ del contraste formal, con lo que representa la exigencia de cohesi¨®n del Estado. El peligro no reside en el aspecto cuantitativo de las transferencias, sino en el cualitativo, lo que desde la econom¨ªa a la cultura, afecte a la supervivencia de un Estado viable, que adem¨¢s desde 1978 est¨¢ funcionando razonablemente bien con todos y para todos. Apuntando hacia la mejor salida: una Espa?a federal.
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