La agon¨ªa del roman¨®
El idioma de los gitanos est¨¢ vivo en casi toda Europa, pero en Espa?a, con 600.000 hablantes potenciales, se encuentra en trance de desaparici¨®n. Con ¨¦l se va el m¨¢s antiguo rasgo de identidad de su pueblo. La posibilidad de recuperaci¨®n es la gran inc¨®gnita.
Es un escrito de un poeta gitano, Eslam Drudak. Evoca la singularidad de la identidad internacional de su pueblo. En roman¨®, su idioma indoeuropeo, dice as¨ª: "Motho manqe, Rrom! ea, kaja amari phuv, / amare plaja, amare len¨¢, amare um¨¤la / Thaj amare vesa? / Kaj amaro them? Kaj amare lim¨°ra? / -And-e lava tane, amare chibaquere".
En castellano, su traducci¨®n vendr¨ªa a ser: "Cu¨¦ntame, gitano, ?d¨®nde est¨¢ nuestra tierra, / d¨®nde nuestras monta?as, nuestros r¨ªos, nuestros campos / y nuestros bosques? / ?D¨®nde est¨¢ nuestra patria? ?D¨®nde nuestros sepulcros? / Est¨¢n en las palabras, dentro de nuestra lengua".
La cultura ¨¢grafa y la lengua propia han sido, efectivamente, el veh¨ªculo milenario de transmisi¨®n de ense?anzas del pueblo gitano. Aunque ser¨ªa mejor decir pueblo rom, que es as¨ª como se autodenomina este colectivo en su lengua roman¨ª. No han le¨ªdo mal: as¨ª, acabada en "¨ª", hay que llamar a su lengua, si se utiliza en femenino; en cambio, ser¨¢ roman¨®, terminado en "¨®", cuando la designemos en masculino (idioma roman¨®). Efectivamente: se trata de declinaciones, una de las caracter¨ªsticas espec¨ªficas del habla com¨²n de un pueblo que en el conjunto de Europa, su m¨¢ximo territorio de asentamiento, puede estar compuesto -s¨®lo existen cifras estimativas- por 12 millones de personas.
"Si hay 'spanglish', el cal¨® ser¨ªa el 'gita?ol': palabras en roman¨® insertas en el entramado gramatical espa?ol"
"Las asociaciones nos hemos preocupado antes por llenar la tripa que por la cultura, y lo estamos pagando caro"
Seg¨²n los investigadores ling¨¹istas Peter Bakker y Marcia Rooker, raro es el pa¨ªs del Viejo Continente que baja del 50% de hablantes de roman¨® entre los gitanos que residen en ellos. En la mayor¨ªa de pa¨ªses con presencia gitana, ese porcentaje supera el 70% y, en ocasiones, se acerca al 90%. Sin embargo, el porcentaje espa?ol es del 0,01%: el m¨¢s bajo de Europa. Y eso en el pa¨ªs de la UE que, por ahora, tiene mayor presencia gitana (las estimaciones recientes sit¨²an en m¨¢s de 600.000 la cifra de gitanos en Espa?a).
Una futura ampliaci¨®n de Estados miembros en 2007, con Rumania y Bulgaria esperando adherirse, sumar¨ªa a la Uni¨®n tres millones m¨¢s de gitanos a Europa, y situar¨ªa a Espa?a como segundo pa¨ªs en ciudadanos gitanos, s¨®lo por debajo de Rumania, donde viven en una situaci¨®n de mayor marginaci¨®n. Sin embargo, el r¨¦cord de menor n¨²mero de hablantes seguir¨ªa siendo nuestro, ya que Europa del Este y los Balcanes son las zonas donde mayor pervivencia muestra un idioma de ra¨ªces milenarias. El roman¨®, en Espa?a, est¨¢ en peligro de extinci¨®n.
A finales de septiembre, el Congreso de los Diputados aprob¨® por unanimidad una proposici¨®n no de ley que insta al Gobierno a promover la cultura, la historia, la identidad y la lengua del pueblo gitano. Josep Andreu Domingo, de Esquerra Republicana de Catalu?a (ERC), fue el diputado que present¨® esta iniciativa de su grupo. "Consideramos este reconocimiento b¨¢sico en todos sus puntos para un pueblo como el rom, que no tiene un territorio com¨²n, pero nos parece esencial en el apartado del idioma roman¨®, ya que durante mucho tiempo ha sido considerado exclusivamente jerga de delincuentes".
Pese a ello, Andreu reconoce que una proposici¨®n no de ley es una recomendaci¨®n al Gobierno, una declaraci¨®n de buenas intenciones. Otra cosa bien distinta ser¨ªa la concreci¨®n de medidas pr¨¢cticas para su aplicaci¨®n. "Est¨¢ en marcha la creaci¨®n del Consejo Nacional del Pueblo Gitano", dice, en referencia a un ¨®rgano asesor y consultivo dispuesto por el Gobierno y con representaci¨®n del mundo asociativo. M¨¢s all¨¢ de eso, queda un camino en la niebla. "Hay gran incerteza relacionada con el roman¨®", indica Joaqu¨ªn L¨®pez Bustamante, director de la veterana revista trimestral de investigaci¨®n gitana I Tchatchipen (La Verdad, en lengua roman¨ª). La publicaci¨®n, editada por la entidad Uni¨®n Roman¨ª, analiza temas hist¨®ricos, sociales e internacionales relacionados con los miembros de esta etnia, y se puede consultar en bibliotecas de todo el Estado. "A nivel europeo", contin¨²a L¨®pez Bustamante, "Espa?a ha firmado y ha reconocido muchos acuerdos a favor de la minor¨ªa gitana y del apoyo a su lengua". "No hace falta m¨¢s, en este sentido", opina, "lo que es necesario es que algo se lleve a cabo realmente, porque todo ese reconocimiento se erige sobre un idioma que los gitanos espa?oles ya no hablamos".
Se ha caminado mucho para llegar a este desierto. Los estudios del ling¨¹ista Marcel Courthiade as¨ª lo indican. Profesor de la secci¨®n de estudios de roman¨® en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (Inalco) franc¨¦s, es respetado como uno de los mayores especialistas mundiales en roman¨®. Su vinculaci¨®n con sus hablantes es profunda: aunque ¨¦l tiene origen payo, es considerado como uno m¨¢s por los gitanos. "La relaci¨®n de parentesco entre la lengua roman¨ª y la India se descubri¨® en el siglo XVIII", recuerda. En su momento, esto result¨® muy sorprendente, porque a¨²n tardar¨ªa en asentarse la teor¨ªa, hoy com¨²nmente aceptada, del origen indio de los gitanos, emigrantes diseminados en Oriente Pr¨®ximo y Europa -con el tiempo, su presencia llegar¨ªa a los cinco continentes- a trav¨¦s de dos grandes oleadas migratorias efectuadas entre los siglos IX y XII. Los descubrimientos continuaron hasta relacionar al roman¨® con el s¨¢nscrito, lengua cl¨¢sica de la India. El s¨¢nscrito evolucion¨® en dialectos que se convirtieron en diversos idiomas que se hablan hoy: son las llamadas lenguas neoindias. Por ejemplo, el hindi y el nepal¨ª. Y el roman¨®.
Por cierto: el hecho de que a los antiguos viajeros indios se les llame desde hace siglos gitanos en nuestro pa¨ªs -hay constancia de su presencia en el siglo XV- y de manera similar en otras latitudes, parece relacionado con la vieja confusi¨®n de creerles egipcios (gitano, de egiptano, oriundo de Egipto). El hecho es que aquellos pioneros iban a arrastrar su lengua como veh¨ªculo n¨®mada de identidad incorpor¨¢ndole palabras y estructuras de los pa¨ªses donde se asentaban.
Por ello, Courthiade distingue varios tipos de hablantes efectivos y potenciales. "En primer lugar", indica, "los de la llamada ra¨ªz com¨²n de la lengua roman¨ª, una lengua que no se ha alterado demasiado, como es la de los hablantes de los Balcanes y Europa del Este". En segundo lugar, los que hablan un dialecto muy germanizado, como los gitanos de Alemania, Austria y Francia. "Y en tercer lugar", contin¨²a, "est¨¢n aquellas hablas que han dejado de ser idiomas". "S¨®lo conservan algunas palabras en roman¨®, y utilizan la gram¨¢tica de la lengua mayoritaria del pa¨ªs donde viven". Sucede en Portugal, en el sur de Francia, en el Reino Unido. Y en Espa?a.
En Rumania se puede estudiar el roman¨®. En Francia tiene vinculaci¨®n con los estudios superiores. En distintos pa¨ªses de Europa se traducen pel¨ªculas, hay agencias de noticias en esta lengua, y una inmensa cantidad de p¨¢ginas web. Tambi¨¦n se pueden encontrar peri¨®dicos, revistas, libros, obras de teatro, programas televisivos. Todo lo contrario que aqu¨ª. "En la antig¨¹edad, en territorios del Este europeo, los gitanos acabaron como esclavos de se?ores feudales, viv¨ªan aislados y no ten¨ªan contacto con la gente de la sociedad mayoritaria ni con su lengua", explica Nicol¨¢s Jim¨¦nez, soci¨®logo, antiguo becario de la OSCE, uno de los pocos gitanos espa?oles que ha aprendido roman¨® junto a Marcel Courthiade. "En Espa?a, el gitano, pese a que a lo largo de la historia ha sido perseguido, siempre ha vivido en n¨²cleos urbanos, en contacto con el payo". "Por tanto, la lengua primigenia se fue perdiendo porque el esfuerzo de mantenerla no tuvo utilidad", resume. "No obstante", matiza, "qued¨® un resto, que es lo que conocemos como cal¨®". Es decir, una serie de palabras en roman¨® pronunciadas en medio de un entramado gramatical espa?ol.
"Si hay spanglish", ironiza Jim¨¦nez, "el cal¨® ser¨ªa nuestro gita?ol". Se mezcl¨® con el lenguaje marginal hasta derivar en una especie de jerga secreta que los hablantes utilizaban, b¨¢sicamente, para que los otros no les entendieran. Resultaba imposible la comprensi¨®n con alguien que hablara verdadero roman¨®, "aunque serv¨ªa, m¨¢s o menos, para que se comunicaran los antiguos gitanos espa?oles". "Y lo digo en pasado, porque hasta esa habla se ha perdido". Tras el franquismo, los nuevos vientos democr¨¢ticos acabaron con la necesidad de mantener una jerga. Cada d¨ªa m¨¢s. As¨ª, hasta hoy. Ricardo Borrull, coorganizador de la ¨²ltima edici¨®n -la n¨²mero 25- de los Encuentros de Ense?antes con Gitanos, rastre¨® hace unos a?os el n¨²mero de palabras de esta habla que algunos ancianos utilizaban. "No reun¨ª m¨¢s de 200", recuerda.
Con esta evidencia, gitanos j¨®venes y formados como Nicol¨¢s creyeron en la posibilidad de apostar por un roman¨® universal. "Fui de los que crey¨® que, si en el extranjero, en los ¨²ltimos tiempos, y con el impulso de Courthiade, se estaba estableciendo la creaci¨®n de un roman¨® est¨¢ndar, aqu¨ª pod¨ªamos subirnos a ese carro".
Otros gitanos pensaron igual. Entre ellos Jos¨¦ Manuel Flores, especialista en filolog¨ªa inglesa. "Una pol¨ªtica cient¨ªfica siempre se me ha antojado la ¨²nica manera de establecer el futuro de nuestra lengua". "Desde ese punto de vista", indica Nicol¨¢s Jim¨¦nez, "propuse al Ministerio de Educaci¨®n y a un gran n¨²mero de asociaciones gitanas llevar adelante un plan de formaci¨®n para profesores de roman¨®, algo que, de alg¨²n modo, pudiera derivar en la propuesta de formaci¨®n de fil¨®logos capaces de mantener y ense?ar la lengua. La respuesta fue nula".
Jim¨¦nez acab¨® fijando su profesi¨®n lejos de los temas gitanos. "Con mi mujer me traslad¨¦ de Madrid a Alicante, y ahora vendo fruta en el mercado", cuenta, "y me va bien". Es padre de dos hijos, trabaja duro y sonr¨ªe a menudo. Pero hablar del roman¨® le da pena, quiz¨¢ porque lo lleva muy dentro. "Yo creo que la Administraci¨®n, cosas simb¨®licas y puntuales, las hace; pero no va m¨¢s all¨¢, no se va a dedicar a nada relacionado con algo tan et¨¦reo como un idioma gitano indoeuropeo", opina. "En cuanto a las asociaciones, un n¨²mero representativo de ellas se preocupa s¨®lo de recibir subvenciones, y no les hables de nada a largo plazo, como cultura, lengua o reivindicaci¨®n".
De hecho, en el Encuentro de Ense?antes mencionado antes, la cr¨ªtica al estado del asociacionismo "fue pr¨¢cticamente un¨¢nime", recuerda Jes¨²s Salinas, otro de sus impulsores, payo hermanado con gitanos. "L¨®gicamente, una recuperaci¨®n digna del idioma ser¨ªa un instrumento b¨¢sico para reforzar el sentido cultural de la comunidad gitana, con una identidad que hoy parece que s¨®lo puede optar entre la disoluci¨®n y la marginalidad". Pero, desde la escuela, ?se pod¨ªa haber intentado esa recuperaci¨®n?
"Hoy d¨ªa no hay problema para ense?ar a los ni?os la materia curricular; todos est¨¢n alfabetizados, excepto los m¨¢s marginales", confirma. Adem¨¢s, la televisi¨®n y la mercadotecnia -ordenadores y Playstation tambi¨¦n son sus juguetes favoritos- les proporcionan no pocas habilidades orales. "Sin embargo", se lamenta Salinas, "lo malo es que en ning¨²n programa educativo se incluye la m¨ªnima referencia a la particularidad gitana, a su historia, a su lengua; para la escuela, es como si no existieran". Es decir, que se potencia la creaci¨®n de ni?os uniformes, en vez de ni?os multiculturales. "Aparte", apunta, "antes de dar cualquier paso en aras de la reivindicaci¨®n del idioma gitano, los ense?antes quisimos esperar que la propia comunidad interesada se decidiera por qu¨¦ lengua quer¨ªa hablar".
No es para menos, ya que se dan tres opciones diferenciadas, con partidarios propios: el modelo internacional de roman¨® est¨¢ndar, el cal¨® de toda la vida y el llamado roman¨®-cal¨®, un h¨ªbrido entre ambas opciones propuesto por Juan de Dios Ram¨ªrez-Heredia, ex diputado por el PSOE y presidente de Uni¨®n Roman¨ª. Esta apuesta se basa en mantener las singularidades del cal¨® adoptando las reglas gramaticales del roman¨®. "Desde hace mucho", dice Ram¨ªrez-Heredia, que ha editado un manual de conversaci¨®n en esta variante, "me he dedicado a compilar, a trav¨¦s de Europa, todo tipo de t¨¦rminos en nuestra lengua y a introducirlos en una base de datos". "Mi obsesi¨®n", insiste, "es que eso sirva de divulgaci¨®n".
Sin embargo, otras voces, como la de la maestra y antrop¨®loga gitana Trinidad Mu?oz, reivindican una ¨²nica opci¨®n. "Lo m¨¢s necesario ser¨ªa acogerse a un ¨²nico modelo para todos que fijara las reglas del idioma, puesto que sin ello, todo lo relacionado con el roman¨® se entiende casi como una actividad extraescolar".
"Yo pienso que la falta de acuerdo entre los propios gitanos ha sido muy perjudicial", opina Jes¨²s Salinas, "ya que ha quitado seriedad a la misma existencia del idioma, y eso facilita que casi cada individuo opte por hacer con ¨¦l lo que le parece". Por ejemplo, hace unos meses, Salvador Grau, un coleccionista de ediciones del Quijote, anunciaba en un peri¨®dico que ¨¦l solo, con mucha paciencia, hab¨ªa traducido la obra magna de Cervantes al cal¨®, y que esperaba editor.
Como contrapeso, la entidad madrile?a Presencia Gitana ha encargado la traducci¨®n del Quijote al roman¨® est¨¢ndar, a trav¨¦s de expertos de Rumania. "S¨ª, la mayor¨ªa de las iniciativas relacionadas con el roman¨®", opina el director de I Tchatchip¨¦n, Joaqu¨ªn L¨®pez Bustamante, "quiz¨¢ son voluntaristas y testimoniales; pero en el panorama que tenemos, sin eso, no habr¨ªa nada". ?l mismo imparte talleres de introducci¨®n a la cultura gitana a trav¨¦s del roman¨®-cal¨®, algo que, para payos y gitanos espa?oles interesados en lo gitano, considera m¨¢s accesible que el est¨¢ndar. "Como poco, la gente as¨ª aprende que el castellano, aunque no lo reconozcan los diccionarios, tiene una gran deuda con el roman¨®". Y cita, entre otras, palabras como chaval, pinrel, camelar, gach¨® o parn¨¦, directas traslaciones de vocablos del idioma gitano.
Hace poco, una joven gitana de Barcelona, Juana Fern¨¢ndez, y otras mujeres, instaron a un profesor de lenguas indoeuropeas a ofrecerles un curso de roman¨® del que se habla en Rumania. "Puede que, tal y como est¨¢n las cosas, esa sea la manera; elegir lo que se quiere, pedirlo y aprenderlo", opina Francisco Hern¨¢ndez, m¨¢s conocido como el t¨ªo Paco, uno de los iniciadores del movimiento asociativo gitano en Espa?a. "Desde que empezamos en las asociaciones, nos hemos preocupado antes por llenar la tripa que por la cultura, cosa que vino bien a los pol¨ªticos, y que estamos pagando muy caro", reconoce. "Tengo muchos nietos, y a todos les digo que, para saber si un chico es gitano, le pregunten: ?t¨² si?elas cal¨®?". Eso, en el viejo gita?ol que el t¨ªo Paco aprendi¨®, significa "?eres gitano?". Sin embargo, en roman¨®, m¨¢s o menos se dir¨ªa: "tu san rom?".
"Bueno, si a m¨ª me preguntan eso, no sabr¨ªa bien qu¨¦ contestar", indica. "Recuerdo muchas frases del cal¨®, de ¨¦pocas en que hablarlo era una autodefensa y un espacio propio". "Aunque", se lamenta, "se me pierde con la edad, y con la falta de habla. Soy mayor", dice, ya con cierta nostalgia, "y pienso que debemos dejar el roman¨® para cuando seamos capaces de recuperar el cal¨® de siempre, que es m¨¢s f¨¢cil. No lo digo por m¨ª, sino por mis nietos. Quiero que estudien para ser lo mejor en un mundo payo", desea, "pero, si es posible, me gustar¨ªa alg¨²n d¨ªa poder o¨ªrles hablar gitano".
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