Expertos

Los asiduos a Los Siglos de Oro, p¨²blico fiel y entendido donde los haya, est¨¢n haciendo este a?o un master en Boccherini. Gracias a la exquisita programaci¨®n del ciclo que organizan la Fundaci¨®n Caja Madrid y Patrimonio Nacional, se nos est¨¢ ofreciendo buena parte de lo m¨¢s interesante y menos habitual del italiano de Lucca, cuya obra pasa por un proceso de revalorizaci¨®n que va a situarlo en su verdadera importancia con vistas a las generaciones futuras.

El s¨¢bado se trataba de revisar algunas de las sonatas para violonchelo de Boccherini, unas piezas endiabladas que piden un int¨¦rprete de valor a prueba a bomba. Pero, adem¨¢s del virtuosismo que exigen, est¨¢n repletas de belleza. Todas las que se tocaron pose¨ªan esos momentos que hacen de la m¨²sica del autor lo que es, en la hondura de los tiempos lentos, en la manera de hacer volar al violonchelo en los m¨¢s r¨¢pidos. Hubo, adem¨¢s, un complemento muy interesante, una sonata del olvidado Domingo Porretti, suegro p¨®stumo del propio Boccherini. Su sonata no admite parang¨®n con las de su yerno, es grata de escuchar y tiene el inter¨¦s de ser uno m¨¢s de esos descubrimientos de los m¨²sicos italianos que andaban por Espa?a en esa ¨¦poca.

Toda esta m¨²sica tiene mucho, much¨ªsimo que tocar. Es dif¨ªcil a m¨¢s no poder y pone a sus int¨¦rpretes en la tesitura de lanzarse al abismo por mucha seguridad que posean en sus propias fuerzas. Iagoba Fanlo se arriesg¨® a fondo y consigui¨® muy buenos momentos, sobre todo despu¨¦s de negociar una Sonata en la mayor que dej¨® alguna duda. Le acompa?¨® con excelencia el contrabajista brasile?o Pedro Gadelha y los dos firmaron una sesi¨®n iluminadora.