El laberinto del Estatuto catal¨¢n
El resultado de la votaci¨®n del Pleno del Congreso que debatir¨¢ hoy la aceptaci¨®n a tr¨¢mite de la propuesta de nuevo Estatuto aprobada por el Parlamento catal¨¢n el pasado 30 de septiembre no arroja mayores dudas: se da por descontado que la C¨¢mara tomar¨¢ en consideraci¨®n -con el pronunciamiento en contra del PP- la iniciativa auton¨®mica. Pero esa mayor¨ªa de esca?os no se mantendr¨¢ necesariamente unida a lo largo de las sucesivas etapas del camino que recorrer¨¢ la propuesta. La tramitaci¨®n del proyecto de ley org¨¢nica quedar¨¢ sometida a las singularidades procesales de las reformas de los Estatutos aprobados a comienzos de la transici¨®n seg¨²n el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n: la ponencia conjunta de la Comisi¨®n Constitucional estar¨¢ formada -en el Congreso y en el Senado- por dos equipos de trabajo, uno de los cuales ser¨¢ designado por el Parlamento catal¨¢n. De a?adidura, la Asamblea de la comunidad aut¨®noma podr¨ªa retirar su propuesta si no estuviese conforme -por mayor¨ªa absoluta- con las enmiendas introducidas en el nuevo Estatuto. El texto finalmente aprobado deber¨¢ ser sometido a refer¨¦ndum en Catalu?a antes de ser sancionado por el Rey.
Esa barroca tramitaci¨®n no s¨®lo crea una contraposici¨®n f¨¢ctica de legitimidades entre el Parlamento catal¨¢n (que aprob¨® el nuevo Estatuto por una abrumadora mayor¨ªa) y las Cortes Generales (en el caso de que rechazasen la propuesta o la enmendasen sustantivamente), sino que adem¨¢s dibuja un laberinto id¨®neo para todo tipo de emboscadas, inversiones de las alianzas y cambios de pareja durante el itinerario legislativo. Esas presumibles maniobras no ser¨ªan tanto deslealtades pol¨ªticas como la consecuencia de que los grupos parlamentarios partidarios hoy de tomar la propuesta en consideraci¨®n podr¨ªan discrepar ma?ana -unos contra otros o dentro de su organizaci¨®n- sobre la justificaci¨®n de las eventuales enmiendas.
De los cuatro grupos que aprobaron el nuevo Estatuto en el Parlamento catal¨¢n, s¨®lo los nacionalistas -CiU y ERC- tienen asegurada la disciplina de voto de sus diputados por razones de dependencia jer¨¢rquica. Esa coherencia interna de cada formaci¨®n nacionalista no se extiende, sin embargo, a las relaciones con sus competidores en el terreno ideol¨®gico: las discrepancias entre CiU y ERC respecto a las enmiendas votadas en las Cortes servir¨ªan como arma de combate en futuras guerras electorales. Aunque la lealtad partidista le presta un aparente monolitismo, el grupo parlamentario del PSOE en el Congreso cuenta en sus filas con 21 diputados que obtuvieron el 14-M sus esca?os en las listas del PSC; adem¨¢s de haber votado el 30 de septiembre la propuesta del Parlamento catal¨¢n, el PSC es el eje del Gobierno tripartito (formado por los socialistas, ERC e ICV) y el principal impulsor del nuevo Estatuto. Dado que la Ejecutiva del PSOE -de la que forman parte dos dirigentes del PSC- se comprometi¨® a enmendar dr¨¢sticamente la propuesta, es probable que los socialistas catalanes padezcan durante su tramitaci¨®n un prolongado ataque de esquizofrenia pol¨ªtica.
Sobre el trasfondo de las tensiones en el seno del Grupo Socialista (seg¨²n que sus parlamentarios hayan sido elegidos en Catalu?a o en el resto de Espa?a) y de las conflictivas relaciones de los nacionalistas catalanes entre s¨ª y con el PSOE (un factor divisorio capaz de provocar unas elecciones auton¨®micas y generales anticipadas), el PP intentar¨¢ sacar el m¨¢ximo provecho del turbulento panorama regalado por los hados. Los dirigentes populares parecen vacilar entre el boicoteo parlamentario a la tramitaci¨®n de la propuesta, la presentaci¨®n de enmiendas meramente propagand¨ªsticas y la participaci¨®n activa en la Comisi¨®n Constitucional. Si Zapatero tendr¨¢ hoy la oportunidad de fijar de manera inequ¨ªvoca la posici¨®n del Gobierno sobre la modificaci¨®n del nuevo Estatuto, Mariano Rajoy tambi¨¦n dispondr¨¢ de una buena ocasi¨®n para aclarar si el principal partido de la oposici¨®n est¨¢ dispuesto a recorrer en compa?¨ªa de los restantes grupos el incierto camino de la negociaci¨®n sobre el Estatuto de Catalu?a o prefiere mantenerse en el laberinto de la soledad.
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