La historia de una mujer heterodoxa
El ex presidente de la Junta Rafael Escuredo publica la novela 'Leonor, mon amour'
Leonor Bruler acaba en una cama de hospital tras un accidente de coche. Ha perdido la memoria. Y ante ella se extiende una b¨²squeda en la que no cuadran algunas de las piezas del rompecabezas. Es cierto que su familia parece ejemplar y que se la reconoce como una gran profesional en el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. Pero hay trozos menos l¨ªmpidos en ese jarr¨®n destrozado que intenta recomponer. Hay ambientes que rozan la marginalidad y que no parecen ajenos a su vida.
Leonor percibe fogonazos de memoria que vuelven de forma inconexa. Y son estos rel¨¢mpagos de lucidez sobre su pasado los que la abocan a ser chantajeada. El tel¨®n de mentiras y verdades, de realidades y apariencias, sobre el que ha tejido su vida tiene visos de desmoronarse.
"Estamos preparados para ser guerreros; pero, al mismo tiempo, somos muy fr¨¢giles"
?stos son algunos de los cimientos que sustentan la novela Leonor, mon amour, que acaba de publicar Rafael Escuredo (Estepa, Sevilla, 1944) en la editorial Almuzara. Escuredo es abogado y escritor. Fue presidente de la Junta de Andaluc¨ªa hasta 1984. Es autor de la novela Un sue?o fugitivo (1994), el libro de relatos Cosas de mujeres (2002) y el poemario Un mal d¨ªa (1999).
"No he encontrado un antecedente en la literatura o el cine de un personaje tan transgresor como Leonor. La suya es una trangresi¨®n buscada. Trataba de plantear una novela en la que estuviesen presentes cuestiones que me han preocupado, como la memoria. Sin la memoria no somos nadie. Leonor pierde la memoria. No sabemos si por un accidente o un intento de suicidio", afirma Escuredo.
Otra de las claves de Leonor, mon amour es "el tema de la expiaci¨®n del pecado". "Somos fruto de una civilizaci¨®n que te exige expiar tus culpas. El sentimiento de culpa es una r¨¦mora", agrega. "El hombre no deber¨ªa recurrir a esa expiaci¨®n, sino que deber¨ªa desenvolver su vida en otros par¨¢metros racionales. Nadie debe aceptar el dolor. ?Por qu¨¦ tenemos que buscar el dolor? ?Por qu¨¦ no buscamos el jard¨ªn? La felicidad no es m¨¢s que la adaptaci¨®n al medio sin sufrimiento. ?Por qu¨¦ el hombre y la mujer no pueden encontrar un par¨¢metro de racionalidad para vivir?", se?ala el autor.
"El enigma de Leonor radica en que ella, sin renunciar al dolor y la expiaci¨®n, se rebela contra eso. Y dice: 'voy a luchar, a afrontar la responsabilidad de mi vida'. Al final, es una heterodoxa. Personas como Leonor son rebeldes. Leonor es un icono de mujer de nuestro tiempo, de mujer moderna", comenta.
"Con mi novela hago un thriller interior. Convierto al lector en c¨®mplice. Todo esto se desarrolla en una clave donde hay tres historias que se entremezclan: lo que le pasa a Leonor en el tiempo presente; sus recuerdos, y lo que ella sue?a", afirma Escuredo.
Leonor se encuentra con un pasado que tendr¨¢ que afrontar cara a cara si quiere seguir viviendo. "S¨®lo caben dos alternativas ante la tragedia de una historia como la de Leonor: el suicidio o la asunci¨®n de responsabilidades y seguir adelante", asevera Escuredo, que rechaza la primera de las opciones. "El suicidio siempre me ha parecido una huida, una fuga. Somos salvajes reciclados superficialmente. Estamos preparados para ser guerreros; pero, al mismo tiempo, somos muy fr¨¢giles", explica.
Escuredo palpa tambi¨¦n la fragilidad de los perfiles de lo aut¨¦ntico. "Nada es lo que parece porque probablemente nosotros mismos no somos lo que parecemos. ?Qui¨¦n dice lo que piensa? Se prima el discurso pol¨ªticamente correcto. Somos duales. No somos lo que las apariencias indican. Cuando salen a la luz los actos de un asesino en serie, sus vecinos dicen de ¨¦l que era muy educado, que era un tipo estupendo", concluye Escuredo.
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