Un tablao en M¨¦xico

El cantaor, que ha dado m¨¢s vueltas "que una cuchara", se detiene en M¨¦xico, pa¨ªs que el autor del reciente Morente sue?a la Alhambra visit¨® en los setenta.

?Qu¨¦ le llev¨® por all¨ª?

Me invit¨® Juan Ib¨¢?ez, un disc¨ªpulo de Bu?uel que llevaba un peque?o tablao, La Edad de Oro. Fui para 42 d¨ªas y me qued¨¦ tres a?os casi.

Eso lo tiene que explicar.

Un d¨ªa discut¨ª con Ib¨¢?ez. Quer¨ªa que le cantara a uno que hab¨ªa llegado al tablao a ¨²ltima hora y que iba ahumado perdido. Yo ya hab¨ªa hecho mi actuaci¨®n y no quise. Lo que es el desconocimiento. Si llego a saber que era Octavio Paz, aunque hubiese estado borrach¨ªsimo le habr¨ªa cantado. Ib¨¢?ez me quit¨® el billete de regreso, y yo, por amor propio, le dije que hasta que no me lo diera, no me iba. Y no me lo dio nunca.

?Lugares que recuerda con nostalgia?

Cuernavaca, con su microclima y el Casino de la Selva; Veracruz, y tambi¨¦n Guanajuato, que me record¨® a Granada porque cuando se est¨¢ fuera la nostalgia est¨¢ deseando recordarte tus or¨ªgenes. Tambi¨¦n estuve en Isla Mujeres, en el Caribe, un sitio de ensue?o con el mar tecnicolor, con manchas rojas, esmeralda, negras...

Y al final, ?se tuvo que pagar usted mismo la vuelta?

S¨ª. Un amigo me puso de director art¨ªstico de un tablao y despu¨¦s de tres a?os me dije: como me quede, me bebo el tablao entero. Dej¨¦ all¨ª muy buenos amigos. De hecho, les mando un fuerte abrazo.