Orar por Espa?a
NI EN TIEMPOS de la Rep¨²blica lleg¨® a ocurrir lo que hemos tenido ocasi¨®n de presenciar por dos veces en s¨®lo medio a?o: la convocatoria por la Conferencia Episcopal y el Partido Popular de sendas manifestaciones contra la pol¨ªtica del Gobierno en cuestiones relativas al derecho de los homosexuales a contraer matrimonio y a la ense?anza de la religi¨®n en las escuelas. La confluencia de obispos y pol¨ªticos para sacar a la gente a la calle es algo ins¨®lito, y vuelve a poner sobre el tapete si acaso no habremos dado por prematuramente clausurada aquella excepcionalidad espa?ola que tantos dolores de cabeza produjo a las preclaras mentes de nuestros ancestros. Pues excepcionalidad espa?ola es que obispos y pol¨ªticos aparezcan juntos -aunque en esta ocasi¨®n cuidando de no aparecer revueltos- en la misma manifestaci¨®n.
Lo que se ventilaba en la ¨²ltima qued¨® claramente definido en el comunicado de la Conferencia Episcopal contra el proyecto de Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n de 29 de septiembre pasado. Los obispos quieren tres cosas: que los centros concertados puedan elegir a sus alumnos, que la religi¨®n tenga el car¨¢cter de asignatura fundamental y que los llamados profesores de religi¨®n sean empleados del Estado, aunque conserven ellos la prerrogativa de nombrarlos y destituirlos a voluntad. Si el Gobierno se empe?a en salvaguardar el car¨¢cter de servicio p¨²blico de los centros, si mantiene la religi¨®n como opci¨®n no evaluable y si paga a sus ense?antes aunque el empleador sea el obispo, entonces se atenta contra derechos fundamentales, se cercena la libertad de ense?anza y se viola el derecho de los padres a elegir la formaci¨®n religiosa y moral de sus hijos.
Por debajo de esta trifulca medieval no late ¨²nicamente la pretensi¨®n de ampliar los privilegios arrancados por la Santa Sede al Estado espa?ol en los acuerdos de 3 de enero de 1979. Hay algo m¨¢s inquietante. Si se cree al secretario general de la Conferencia Episcopal, "la raz¨®n de fondo" del enfrentamiento radica en que "los proyectos legislativos del Gobierno se basan en una filosof¨ªa que no coincide con elementos fundamentales de la visi¨®n cristiana de siempre de las cosas". ?sta es la madre del cordero, que "la posici¨®n socialista prescinde por completo de la perspectiva teol¨®gica". La arrogancia clerical de este personaje, venido de las profundidades del nacionalcatolicismo, le llev¨® a amenazar con la salida de los cat¨®licos a la calle si los socialistas se obstinaban en una pol¨ªtica carente de perspectivas teol¨®gicas, aunque al mismo tiempo, y para sumar la impostura a la arrogancia, Mart¨ªnez Camino promet¨ªa al Gobierno "pleno apoyo" si se aven¨ªa a sellar con la Conferencia Episcopal "un pacto de Estado".
Pol¨ªtica de palo y zanahoria se llama esta figura: si no aceptas la visi¨®n cristiana de siempre de las cosas, te saco la gente a la calle; pero si adoptas una perspectiva teol¨®gica, tendr¨¢s mi pleno apoyo. Estas cosas est¨¢n dichas y publicadas, como dicha y publicada est¨¢ la conferencia de Antonio Rouco en la que, pretendiendo dotar de una armadura te¨®rica a esta involuci¨®n, se habla de una "realidad hist¨®rica cristiana de Espa?a" -ay, si don Am¨¦rico lo viera-, vigente hasta hoy mismo y marcada por "el signo de lo cat¨®lico", y se aboga por la aportaci¨®n decisiva, indispensable, de la Iglesia a la edificaci¨®n diaria de la sociedad. No hay sociedad sin que la Iglesia se constituya en su fundamento, viene a decir Rouco, que incurre en la conocida infamia de vincular la Ilustraci¨®n con el nazismo como ejemplo de lo que ocurre cuando una sociedad no se construye sobre el fundamento de la religi¨®n. Orar por Espa?a, exhorta el cardenal; orar "por la guarda efectiva de su identidad cat¨®lica", en la que se fundamenta su unidad: Men¨¦ndez Pelayo habr¨¢ saltado de alegr¨ªa en su tumba.
?sta es toda la sustancia de un enfrentamiento que el Gobierno, torpemente, no ha sabido digerir peregrinando al Vaticano cuando no tocaba, amenazando con recortes cuando no ven¨ªa a cuento y abriendo amplio campo al Partido Popular para dedicarse a la pesca en r¨ªo revuelto enviando sus m¨¢s aguerridas falanges a la manifestaci¨®n. Pero esta identificaci¨®n de pol¨ªtica y religi¨®n, esta colusi¨®n con los obispos de un partido dispuesto a reimplantar en la pol¨ªtica una "perspectiva teol¨®gica", o sea, nacional y cat¨®lica, trae a la memoria recuerdos ominosos: expulsado en la transici¨®n por la ventana el proyecto de un partido democristiano, lo que ahora entra por la puerta es... ?la CEDA! Monjas, obispos y ex ministras en la manifestaci¨®n; teolog¨ªa como base de la pol¨ªtica, y, sobre todo, oraci¨®n, mucha oraci¨®n por Espa?a, por su identidad cat¨®lica, por su unidad.
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