Carteles para una historia rural
El Ministerio de Agricultura expone 120 litograf¨ªas de 1870 a 1960 que evocan una desaparecida forma de vida en el campo
Son carteles que muestran otra ¨¦poca, una Espa?a que ya no existe. Estaban pegados en bares, casinos, ayuntamientos, dispensarios m¨¦dicos, en las carreteras y en las tiendas de ultramarinos de los pueblos. En un mundo sin televisi¨®n -en muchos casos ni siquiera luz el¨¦ctrica- eran la ¨²nica forma de transmitir a una poblaci¨®n, con alto n¨²mero de analfabetos, los grandes cambios que estaban modernizando un mundo arcaico. Esta publicidad anunciaba tractores, abonos, piensos, la posibilidad de asegurar una cosecha y evitar la ruina cuando llegaba el fuego, los insecticidas (basados en el DDT, luego tan perseguido) y la forma de evitar el contagio de enfermedades, como el quiste hidat¨ªdico.
Ahora, en un viaje en el t¨²nel del tiempo, 120 de estas litograf¨ªas hist¨®rica se exponen en Madrid, en el lucernario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, hasta el 30 de noviembre. La sociedad p¨²blica Saeca, presidida por Juli¨¢n Ar¨¦valo, patrocina esta exposici¨®n, denominada Un siglo de carteles en la agricultura espa?ola 1870-1960.
A principios del siglo pasado, el campo proporcionaba dos tercios de la riqueza nacional frente a 6% que supone en la actualidad. M¨¢s del 60% de la poblaci¨®n viv¨ªa fuera de las ciudades y Espa?a atraves¨® ¨¦pocas de hambruna. Estos datos los recuerda el due?o de la colecci¨®n de carteles, Carlos Velasco Murviedro, (Madrid, 1948), profesor de Econom¨ªa Aplicada de la UNED y alto funcionario del Estado. "Es b¨¢sico conocer la situaci¨®n que se viv¨ªa entonces para comprender c¨®mo ten¨ªa que ser la publicidad de los carteles en el mundo agrario. Su objetivo era dar a conocer los nuevos productos y medios de producci¨®n agr¨ªcolas que estaban transformando el campo al multiplicar las cosechas. En aquella ¨¦poca casi no exist¨ªan carteles de coches, por ejemplo, pero s¨ª muchos de papel de fumar".
El dilema de los cartelistas (en ocasiones pintores de gran prestigio, como Arrue), era que no s¨®lo ten¨ªan que dar a conocer la nueva maquinaria agr¨ªcola, como los tractores, sino tambi¨¦n productos que mejorar¨ªan la producci¨®n, pero que todav¨ªa eran desconocidos en Espa?a. Este reto agudiz¨® el ingenio de los profesionales. El resultado fue que en esos a?os se elaboraron los carteles mejores, los m¨¢s bellos, m¨¢s directos y los que mejor comunicaron.
Entre otros objetivos, deb¨ªan convencer a los agricultores que usando unos polvos (los piensos Pinos, elaborados a base de deshechos animales) el ganado engordar¨ªa m¨¢s. As¨ª, en 1920, una chapa litografiada en relieve mostraba este di¨¢logo: "Cansiano, ?Eres tonto! Da engorde a tu ganados y los tendr¨¢s robustos y sanos. ?No ves los m¨ªos?", con im¨¢genes contrapuestas de animales fam¨¦licos y otros de buena presencia.
En otras ocasiones, la finalidad era demostrar que pulverizando un extra?o l¨ªquido, las naranjas y otras frutas no tendr¨ªan insectos. En 1963 el insecticida Superitram mostraba un cartel con un campesino que, con cara maliciosa, se alegraba al ver la muerte de insectos con antifaces de cacos intentando entrar en un campo de cultivo.
El famoso Nitrato de Chile, cuyo dibujo es un icono, fue el rey de los abonos, ese producto que se esparc¨ªa en los campos para aumentar la producci¨®n. "Este dibujo ha resistido el paso del tiempo y ha conservado en la imaginer¨ªa rural de varias generaciones, toda la simbolog¨ªa de algo consustancial al campo durante m¨¢s de un siglo", dice Velasco.
Sin embargo, esta colecci¨®n de dibujos vistos en el 2005 parecen ingenuos y casi infantiles, en el fondo y la forma. ?sa es parte de su belleza e inter¨¦s, recuerda Velasco, due?o de una colecci¨®n de anuncios en papel, cart¨®n y chapa met¨¢lica que supera las 4.500 piezas sobre todo tipo de motivos. "Era fundamental que tuvieran poco texto porque muchos a los que iban dirigidos no sab¨ªan leer. Un mensaje claro y sencillo. Deb¨ªan tener colores vivos y ser llamativos para diferenciarse de la competencia. Algunos lo consiguieron con sobresaliente", explica con pasi¨®n este coleccionista.
Esl¨®ganes sencillos y directos
De los carteles destacan algunos esl¨®ganes tan sencillos como "No fumes junto al pajar", o "Donde hay esti¨¦rcol, una herida insignificante puede ser fatal. Acuda al m¨¦dico" o "Si segu¨ªs estos consejos, llegareis sanos a viejos". "Libre de plagas, libre de preocupaciones. El DDT de m¨¢s alta eficacia", dec¨ªa otro. Un cartel de An¨ªbal Tejada anunciaba: "Ganado limpio de todo mal, con desinfectante Fenal". Las aseguradoras protagonizan parte de la exposici¨®n. Sus carteles intentaban convencer que cualquier terrible drama, como un incendio de los campos y el caser¨ªo, no era grave si estaba asegurado. "Evite su ruina asegurando sus cosechas con Assicurazioni Generali", afirmaba un cartel de 1940. El ¨²nico banco que aparece en la exposici¨®n, anunciando sus libretas rurales en 1930, es el Banco Central, que curiosamente se autodenomina "Caja de Ahorros".
Carlos Velasco comenz¨® a reunir esta colecci¨®n en 1992. "Al principio iba al Rastro de Madrid y encontraba buenas piezas. Ahora eso se ha terminado y me nutro de las ferias de coleccionismo". A su juicio, los gitanos son los que han permitido que se conserve este patrimonio. "Estos chamarileros son los que aguantan largas jornadas trasladando enseres de pueblos. Ah¨ª est¨¢n, en ocasiones mal conservados, estos carteles y chapas que a veces forman parte de puertas y tejados", recuerda Velasco. Con el empuje de unos y otros ha sido posible reunir esta muestra "que contribuye a recuperar la memoria hist¨®rica del campo, fundamental para entender el presente y el pasado", como dijo Elena Espinosa, ministra de Agricultura.
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